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El despertar de San Andrés

Uno de los principales polos productivos del municipio de Sancti Spíritus ha recomenzado paulatinamente a llevar comida a la mesa
de más de 58 000 personas

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SAN ANDRÉS, Sancti Spíritus.— A lo lejos el sol quiere romper el paisaje entre unas cuantas palmas diminutas. En el mismo centro de la tierra ondulada, la voz fuerte emerge debajo de un sombrero «sembrado» hasta bien cerca de la nariz.

«Vamoooos, Liviano y Vigilante, esto hay que terminarlo hoy. Arriba que ahorita el calor pica. Vamoooos».

Es Gilberto García Hernández quien espabila a sus dos bueyes y remueve las entrañas del suelo para que, pasado unos días, nazcan allí yucas saludables.

«A estos no los cambio por nada. Hacen maravillas. No se puede renunciar al buey: no aprieta la tierra. Te ahorra combustible. Ellos entienden. Uno conversa y hacen lo que les digo».

Así son los amaneceres de este espirituano, uno de los 400 trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) Integral Agropecuaria Sancti Spíritus, responsable de hacer parir la tierra con productos diversos para la población de la cabecera provincial.

«Al cierre del año debemos estar en condiciones de entregar 30 libras per cápita a más de 58 000 habitantes de nuestro municipio», dice con seguridad Osdany Castro Cano, su director, meta que pudiera hacerse realidad gracias al renacer en 2017 de todas las hectáreas pertenecientes a cooperativas de crédito y servicios; cooperativas de producción agropecuaria  y fincas bajo la mira de la unidad San Andrés.

La ausencia de piezas es remediada con el ingenio de los trabajadores del taller San Andrés. Fotos: Odalys Cid Labrada

«Empezamos a abastecer recursos para el desarrollo de cada rincón, completamos la fuerza laboral y vimos los primeros resultados, traducidos durante el primer año en la entrega de 400 toneladas de productos, el segundo con 600 y en el pasado con 800», cuenta, con la misma exactitud con que registra a punta de lápiz cada avance, Rolando González Díaz, máximo timonel de la unidad.

Esos pasos firmes han posibilitado que al cierre de mayo hayan entregado alrededor de 24 libras per cápita para la venta en placitas y el consumo de hospitales y otros centros del territorio.

«De seguir así estamos en condiciones de cumplir con el llamado de nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez durante su visita aquí, cuando dijo que Sancti Spíritus tiene condiciones para ser la primera provincia en garantizar el autoabastecimiento territorial», insiste Castro Cano.

Guardarraya adentro

Antes de 2017 la llanura de San Andrés, al sur de Sancti Spíritus, mostraba una imagen muy diferente. Hay historias bien y mal contadas sobre aquellos días en que brotaban «a pululu» varias producciones. Maleza y ausencia de empuje por parte de sus productores predominaban entre los surcos.

Israel Fernández Conte, con más de 15 años como experto en cualquier trabajo que le pidan, detalla: «Ahora aprovechamos bien la tierra. Sembramos cultivos intercalados en fase, para que siempre esté en producción».

Además de esa estrategia, que prioriza cultivos de ciclo corto, en San Andrés buscan alternativas para la ausencia de fertilizantes y combustible. Al usar productos naturales para lo primero y tracción animal para lo segundo, han demostrado que transitan por una vereda segura.

«Se trabaja con mucho amor, sentido de pertenencia y dedicación. Sin eso no se puede lograr nada en la vida. Estamos al pie del surco para ser testigos del nacimiento de los 12 productos que hoy entregamos», acota Rolando González Díaz, un experimentado hombre de campo.

Para Vladimir Beatón Portales, jefe de la finca 203, cada día resulta un reto. Con 28 años y un título de instructor de arte colgado en la pared de casa, reconoce que el secreto del éxito está en la constancia y el esfuerzo.

Sancti Spíritus tiene condiciones para ser la primera provincia en garantizar el autoabastecimiento territorial.Fotos: Odalys Cid Labrada

Así lo ha aprendido de Luis Verdecia Martínez, productor con raíces en la finca Pozo profundo, que ya se conoce con lujo de detalles: «Si el hombre sirve, la tierra también, dicen. Ha sido muy estimulante hacer trabajos productivos los sábados, porque después se realiza el chequeo de emulación y reconocemos a los mejores trabajadores. Si nos sacrificamos, ganamos bien y eso a todos nos conviene».

Ese ímpetu que se expande campo adentro encuentra algunos obstáculos: ausencia de instrumentos de trabajo como limas, guantes y botas; falta de piezas para echar a andar la maquinaria…

Sin embargo, el ingenio humano intenta ponerles frenos, o al menos los sortea: «Salimos a buscar las piezas donde aparezcan, o si no, las innovamos. Poco a poco hemos puesto a andar medios que estaban en un rincón, como la grúa», expresa Jesús Vázquez Ruiz, jefe del taller San Andrés.

No solo los seis trabajadores de ese local —que por años estuvo hasta sin techo y hoy se muestra elegante— ponen empeño en las máquinas. Alexei Reyes Corrales, con dos décadas pegado al surco, le regresó la vida al tractor que hoy le permite ganar su salario.

«Me puse para eso y ya solo resta pintarlo. Desde aquí hago con rapidez lo que me pidan», deja escapar entre el sonido ensordecedor de su preciada herramienta.

Respuestas

Una de las deudas de este polo productivo, —de los más importantes del municipio espirituano—, es la producción de carne para entregar cinco libras per cápita.

«En este reinicio estamos incentivando la cría de cerdo criollo, carnero y pollo. Luego llegaremos a las libras pactadas. Para ello, además, intercalamos en los sembrados comida para animales, y miramos con atención el tema de su nutrición y salud», aclara Rolando González Díaz.

De esa labor son testigos Raudel García Bermúdez y Ramón Pérez Varona, «Chuli», pendientes de especies proteicas como la moringa y el kingrás.

«Ya acondicionamos naves para lograr animales fuertes y que crezcan rápido», detalla García Bermúdez.

También tienen en agenda la entrega anual de más de cuatro millones de litros de leche (afectada en los últimos meses por la intensa sequía), y exportar maíz y algunos frutales, como mango y maracuyá, anhelo que exige encadenamiento productivo, otra meta que desvela a los agricultores espirituanos.

«Al cierre de 2020 tendremos 14 módulos pecuarios con producciones agrícolas y de carne. Hasta este momento hemos logrado mucho de nuestros sueños, aunque este trabajo es fuerte», concluye Osdany Castro Cano, el máximo responsable de todo cuanto se hace en San Andrés, donde cada jornada demuestra que con amor y esfuerzo se doma la tierra, y germina parte del futuro de Sancti Spíritus.

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