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El mejor homenaje: continuar su obra

Luego de cinco meses a la espera de que la situación epidemiológica lo permitiera, finalmente llegó el momento de rendirle tributo a Eusebio Leal, el hombre que nos legó una obra majestuosa que ahora nos toca preservar

Autor:

Aracelys Bedevia

Lleno de luces amaneció este jueves el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio Nacional. Luego de cinco meses a la espera de que la situación epidemiológica lo permitiera, llegó el momento de rendirle tributo a Eusebio Leal (1942-2020), historiador de La Habana, el hombre que nos legó una obra majestuosa que ahora toca a nosotros preservar.

A los pies de la Estatua de la República está la urna con las cenizas de Eusebio. Una instantánea nos lo trae de vuelta, besando la bandera. Cientos de personas desfilaron frente a ella guiados por jóvenes graduados del Colegio de San Gerónimo de La Habana.

Ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comite Central del Partido, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República, honran su memoria. Bajo la cúpula del Capitolio, personalidades de la cultura, pioneros, estudiantes, trabajadores de la salud, cubanos de todas las edades ofrecieron sus respetos, junto a representantes del cuerpo diplomático acreditados en el país.

El más leal de todos los habaneros es amado por su pueblo que, en silencio, lo acompaña y llora. Solo se escucha una versión de la paráfrasis del Himno Nacional concebida por el músico y pedagogo Hubert de Blanck e interpretada por la Camerata Romeu.

Muy contento de recibir este reconocimiento estaría hoy mi padre, reconoció Javier Leal, quien agradeció que la capital palpite, no de luto sino de júbilo porque su obra y quehacer perduren en el tiempo. «Su legado es tenerlo como referencia porque, imposible de replicarlo, no seré yo, sino otras generaciones leales las que surgirán y harán la misma labor o darán continuidad a la suya», dijo.

Se resiste esta Ciudad Maravilla a olvidar al novio eterno, al joven que empezó cargando piedras de un lugar a otro en una carretilla e hizo realidad cada uno de los proyectos de restauración que se propuso, al doctor que abrazaba y comprometía con su sabiduría y palabra. 

Incansable y eterno creador, Eusebio amó y construyó contra viento y marea, ayudó y confió en cada ser humano que conoció. Las principales autoridades del Estado, el Partido y el Gobierno le rendirán honores este viernes. Posteriormente sus cenizas serán trasladadas hacia el Jardín Madre Teresa de Calcuta, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, sitio elegido por él y donde serán depositadas para el descanso final en ceremonia familiar e íntima. Hoy lloramos a Eusebio convencidos de que el mayor homenaje que podemos darle es continuar su obra.

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