Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para pensar el país desde la cultura

 Como un espacio de fusión perfecta de tradición con modernidad surgió Memoria Nuestra, convertida luego en la columna vertebral de las Romerías. Esta vez con nuevos desafíos corresponde también a los jóvenes pensar en el rol de la cultura para preservar la identidad de nuestra nación.

Autor:

Yanelis Martínez González

El padre franciscano nos legó la cruz protectora contra epidemias y catástrofes, testigo de la ciudad desde su elevación. La práctica religiosa del 3 de mayo sirvió de pretexto para que un grupo de jóvenes tomaran esa fecha para crear las Romerías de Mayo, como un espacio de fusión perfecta de tradición con modernidad.

«Porque no hay hoy sin ayer» fue la sentencia del investigador José Manuel Guarch del Monte, la misma que ha acompañado a los romeros durante más de dos décadas en ese afán de no dejar morir la esencia de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Por eso, no era suficiente con que se mostraran las prácticas culturales, las del presente y las del pasado. Era preciso investigarlas, promocionarlas, crear estrategias para que no murieran y se legaran a las nuevas generaciones.

La génesis

Con ese objetivo surgió Memoria Nuestra. Primero como un Taller de Tradición y Modernidad en 1995; convertida luego en la columna vertebral de las Romerías, pues transversaliza el festival con sesiones diarias en las que confluyen creadores, críticos, ensayistas, promotores noveles y consagrados a partir de la exposición de trabajos investigativos o proyectos comunitarios que defienden y promocionan las culturas populares, tradiciones, leyendas e historia de las localidades.

Otras de las premisas de las Romerías ha sido el intercambio de los Maestros con los jóvenes, la transmisión de conocimientos de una generación a otra. Justamente ese es el objetivo de uno de los momentos más especiales de Memoria Nuestra: la conferencia inaugural, cuya locación, por lo general, es el patio del Museo Provincial La Periquera.

Prestigiosas personalidades del arte y la cultura, promotores culturales de Cuba y otros países han protagonizado ese momento de apertura del Memoria en la tarde de cada 3 de mayo. Eusebio Leal, José María Vitier, Fernando Martínez Heredia, Pedro Pablo Rodríguez, Graziella Pogolotti, Eduardo Torres Cuevas, Olga Portuondo Zúñiga, Alexis Triana, entre otros, son algunos de los que han contado con pasión sus experiencias en torno a la creación y la cultura.

A lo largo del tiempo mucho ha recaído en los jóvenes miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) el reto de la organización de este evento: desde el promotor Jorge Luis Sánchez Grass y el historiador Rolando Bellido, los iniciadores, pasando por el actual director de la Casa de Iberoamérica Eduardo Ávila Rumayor o Yuricel Moreno, directora del Centro de Arte de Holguín, hasta llegar a los más recientes: Karina Pardo, Diana Segreo, Rubén Ricardo o Luis Felipe Maldonado.

«Ya son cuatro generaciones, afirmó Alexis Triana en la conferencia inaugural de 2018, las que se han implicado en la defensa y preservación de las Romerías, como espacio para la defensa de lo nacional desde un sitio alternativo a La Habana, y romper con el mito de que lo que no sucede en la capital del país, no ocurre».

Por dentro

En su rol vertebrador, Memoria posibilita el debate relacionado con la historia y la cultura, los cuales responden generalmente a la dedicatoria o tema central de esa edición de Romerías. A lo largo de las ediciones se ha reflexionado sobre los 150 años del inicio de las luchas libertarias en Cuba, el bicentenario de Carlos Marx, las culturas regionales, el centenario del nacimiento de Virgilio Piñera, las relaciones culturales Cuba-Estados Unidos, la cultura en la Revolución y el quehacer de instituciones como Casa de las Américas, la Biblioteca Nacional y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).

Asimismo los participantes han abordado el legado de figuras trascendentales como nuestro Héroe Nacional, el líder histórico de la Revolución Cubana y el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara.

Premiar la investigación

Cada año se entrega el Premio Memoria Nuestra en sus dos variantes: en Investigación Sociocultural y en Proyecto Comunitario. A estos se unen las menciones que decida otorgar al jurado con el afán de impulsar otras iniciativas interesantes.

Los ponentes llegan hasta la Ciudad de los Parques para dar a conocer sus resultados, no solo con el pretexto de que sean evaluados por expertos, sino con la intención de que las líneas investigativas desarrolladas se pongan a merced de la cultura para identificar e incorporar nuevos derroteros, oxigenados con el pensamiento cultural de los jóvenes.

Así lo reafirma Yuleidis González, asociada de la provincia de Granma y ganadora en la categoría de Investigación Sociocultural 2019: «Memoria Nuestra es un espacio de encuentro de saberes múltiples y también de esperanza. Cuando asistí la primera vez, pensé que era de esos eventicos en los que mandas un resumen de cualquier investigación y te ganas un boleto para participar en una de las fiestas más grandes de la juventud cubana. Al estar allí comprendí que el haber sido seleccionada era un premio, de hecho, el más grande».

Sucede que el debate, la interacción entre participantes, organizadores, jurado, se extiende al alojamiento, a un parque o un café. No importa que el horario del programa se haya agotado. Se sigue pensando la cultura y el país, según cuenta Yuleidis: «Lo que distingue al Memoria no es solo la calidad de los trabajos y de los intercambios, es también la de las personas que se involucran, que forman parte, que lo preparan, de todos… Ese grupo es capaz de hacernos sentir en familia, una comunidad nuestromemoriana que cada año anhela volver a ese espacio de creación infinita».

Similar es el criterio de la joven holguinera Yaylén Vallejo, que en 2018 se alzó con el Premio en Proyecto Comunitario. Para ella esta cita constituye «una gran oportunidad de intercambio para los jóvenes investigadores de todo el país. Es el certamen teórico que desde la ciencia y la investigación sirve para tomar el pulso de nuestra idiosincrasia desde los espacios más remotos hasta los grandes movimientos o tendencias de los entornos citadinos».

Al concurso se presentan jóvenes del país menores de 35 años, sean o no miembros de la AHS. La premisa es suscitar la retroalimentación y el crecimiento de los asistentes, objetivos respaldados por Yaylén, quien contó su experiencia a Juventud Rebelde: «Estar en Memoria significó conocer procesos, fenómenos, personalidades de la cultura más autóctona y de nuestra historia también. Ver reconocido mi trabajo fue muy gratificante, sobre todo porque la mayoría son universitarios o con grados superiores, mientras yo todavía cursaba el cuarto año de la carrera (Periodismo). Es una experiencia que todos los jóvenes investigadores deben vivir, para conocer el rumbo científico de una generación y aprender».

En formato virtual

Este año las calles de Holguín no se inundaron de romeros. El coronavirus nos jugó una mala pasada y no fue posible que La Periquera se convirtiera en testigo de una nueva conferencia inaugural. Pero eso no fue suficiente para impedir que los noveles investigadores debatieran, interactuasen. Así que se cambió de sede y se eligieron las redes: desde la página web de la Asociación Hermanos Saíz hasta sus perfiles en redes sociales.

El intercambio se fomentó a través de forodebates. Se abrió con la temática: Holguín, tres siglos después, dedicatoria central de las Romerías este año. Le siguieron los foros Nación y Socialismo. Márgenes, dinámicas e imaginarios; Problemas actuales de la cultura cubana. El desafío de la emancipación y La representación intelectual de la Revolución. Creación, Pensamiento y Comunicación, los cuales tuvieron lugar hasta la jornada de este jueves siete.

«No podía resignarme a la idea de que se fuera a suspender. Creo que un evento nacido de las entrañas del período especial es inmortal, dijo Yuleidis acerca de la iniciativa virtual. Demás está decir que me sentí superfeliz de poder participar desde las redes. Se abrió un camino que no debemos perder, sobre todo cuando esa realidad se nos impone y no solamente por el coronavirus. Tuvimos la gran oportunidad de hacer el evento más grande de los últimos 26 años. Dependió solo de nuestra capacidad de comunicar, de incluir y de crear».

Mayo nos alcanzó finalmente. Esta vez con nuevos desafíos. Pensar el rol de la cultura en la Cuba actual para preservar la identidad de nuestra nación corresponde también a los jóvenes investigadores. Ese es el espacio que defiende este Congreso. Es una oportunidad para construir entre todos la Memoria Nuestra, ahora con la certeza de que «no hay mañana sin hoy».

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