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¿Quién aguanta desde el box en la pelota cubana?

Terminadas diez jornadas de la temporada, el pitcheo sigue siendo una asignatura suspensa

Autor:

Norland Rosendo

Se fueron diez juegos, y aunque la muestra aún no es significativa, las tendencias estadísticas se aproximan —y en algunos casos, sobrepasan— a las expectativas: estamos en una serie donde el pitcheo es brutalmente castigado.

La media de efectividad es de 5.50 con un WHIP de 1.68. Con tantos hombres en base por inning es lógico que 947 hayan podido completar el circuito de bases.

Además de los bateadores que entran en circulación pegando de hits, 640 lo han hecho caminando, cortesía de un pitcheo que regala 4.32 bases por bolas, como media, por juego. Siguen siendo las mismas causas de los últimos años: descontrol, falta de comando, limitado pensamiento táctico y pocas herramientas para dominar en situaciones estresantes. Hay excepciones, claro.

Si a ese panorama se añade que es baja la tasa de ponches por cada nueve innings (4.81), casi que uno por cada boleto, se comprende por qué tantas bolas puestas en juego, que ponen en tensión a la defensa cuando no es que se van por encima de las gradas.

Pese a los 145 jonrones, que no es nada malo en este deporte, todavía los bateadores producen mucho por el suelo, por suerte para los pitchers. En la relación rolling out-fly out, el promedio del campeonato es 1.42, y el Poder Aislado (SLU-AVE) no pasa de 140.

Los juegos parecen partidos por la mitad. Cuando explotan o terminan su actuación los abridores, puede suceder cualquier cosa, y ha sucedido en más de una ocasión.

Los abridores caminan, como promedio, dos tercios de juego, pero acumulan saldo negativo de ganados y perdidos (47-51) con apenas 55 salidas de calidad. Este último dato preocupa mucho, porque habla a las claras de que sin estar en buen día, los mentores lo piensan mucho antes de aplicarle la grúa. Saben que, generalmente, es peor el remedio que la enfermedad.

Solo dos rotaciones trabajan por debajo de 3.00 carreras limpias por juego: son los casos de Granma (2.38) y Villa Clara (2.95). Los primeros lideran las salidas de calidad con seis y han ganado cinco de los seis choques de su equipo con una sola derrota; sin embargo, no es igual el aporte de los abridores anaranjados, solo tres han tenido una apertura buena y su tributo al balance del conjunto es muy pobre: 1-1. Matanzas es el único staff que todas las decisiones recaen en la rotación, con cinco salidas de calidad.

Si repasamos los números de los cuerpos de relevista, la situación es peor. Por eso nombres como el habanero Andy Rodríguez, Yanieski Duardo y Yankiel Mauri, por ejemplo, suenan tanto.

El bullpen que mejor efectividad exhibe es el de Holguín con 3.28. Es el único, por debajo de 4.00. Después figuran los de Villa Clara (4.13) y Sancti Spíritus (4.35). El resto anda de cinco para arriba. Los tres equipos tienen marca de 6-4.

En el otro extremo aparecen los relevistas de Ciego de Ávila (9.49) y Las Tunas (9.08). Por ahí podría entenderse que ahora mismo hayan ganado solo tres duelos de diez jugados.

Los relevos del colíder Santiago de Cuba han ganado cinco juegos sin derrotas y han salvado tres con dos oportunidades desperdiciadas, y también están invictos los hombres de atrás del staff espirituano (4-0) con tres tapones en igual cantidad de ocasiones. De ese staff son Mauri, quien ha ganado en tres partidos, y Duardo, salvador de igual cantidad.

En el caso de Mauri ha ido al box en tres ocasiones y solo en una con ventaja en el marcador, pero su buena labor de contención inspiró remontadas, y ahora comparte el liderazgo de éxitos en la joven campaña.

Duardo ha lanzado cuatro veces y ha sido muy efectivo, no ha desaprovechado ninguna de las tres oportunidades de salvamento.

Esas son las excepciones, como el matador Andy, que está aspirando al MVP de la semana, después de aportar dos éxitos y preservar dos más a Industriales con nueve ponches y un solo boleto en seis innings.

Volvamos a la realidad: los relevos dan menos ponches que bases por bolas, a razón de 0.95, de 43 oportunidades para salvar han desaprovechado 13 y registran balance de 32 éxitos y 28 derrotas.

Según las tendencias modernas del béisbol, que no es lo mismo que decir béisbol moderno, importan más las salidas de calidad para medir la efectividad de un abridor, que su marca de ganados y perdidos, pero en Cuba no es así. Cuando los de atrás tienen mejor saldo (con peor PCL, inclusive) y tantos rescates inefectivos, desconfía…

No se vislumbra que el panorama cambie mucho. Y menos en un calendario más largo que los anteriores, jugando siempre de día. Sin embargo, que los pitchers dejen de ser tan apaleados sí puede ser una aspiración posible.

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