Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los jóvenes nicaragüenses votaron por el cambio

Así lo asegura Mario Ernesto Rivera Salja, ex líder estudiantil convertido hace unos años en secretario general de la Juventud Sandinista

Autor:

Marina Menéndez Quintero

 Foto: AP Las banderas rojinegras inundan otra vez las calles de Managua con una profusión que recuerda el fervor de los años revolucionarios, y a pesar de que la Alianza Nicaragua Triunfa encabezada por Daniel Ortega y el FSLN está integrada por ex liberales y conservadores, antiguos contras agrupados en la Resistencia Nicaragüense y hasta por el partido fundado por Anastasio Somoza...

Algunos afirman que semejante entusiasmo no era ostensible en Nicaragua desde la derrota del dictador, cuando por primera vez se abrió en el país un proceso que pusiera la vista en los desamparados y les diera participación en la vida política a ellos, las mayorías.

Quienes solo observamos desde la distancia, imaginamos entre los alborozados a los miembros de esa inclaudicable base sandinista que, con pesar, vio el saldo de la guerra contrarrevolucionaria «no declarada» de Estados Unidos, en los resultados electorales del 25 de febrero de 1990. Aquellos comicios marcaron la primera derrota en las urnas de una revolución. Ahora, sin embargo, y con las características muy propias del proceso que abrirá la toma de posesión de Daniel el próximo 10 de enero, muchos entienden que se trata de la primera revolución que vuelve como resultado del mismo ejercicio electoral...

Pero no son solo los hombres y mujeres maduros que vivieron aquellos diez años revolucionarios quienes se distinguen en las fotografías, y en las escasas filmaciones televisivas donde puede apreciarse el júbilo por el triunfo de Ortega. También hay muchos jóvenes.

Entre ellos adivino a ario Ernesto Rivera Salja, ex líder estudiantil convertido hace unos años en secretario general de la Juventud Sandinista. Atento y todavía ostensiblemente conmovido, atiende la llamada telefónica de Juventud Rebelde.

—¿Qué representa para Nicaragua esta vuelta del sandinismo al gobierno?

Mario Rivera, secretario general de la Juventud Sandinista. Foto: Calixto N. LLanes

—Una reedición de aquel glorioso 19 de julio de 1979 (fecha del triunfo revolucionario) en que las esperanzas del pueblo nicaragüense: de la mujer, de la juventud, del campesino, vuelven a florecer con un proyecto democrático que responde a los intereses de esas clases populares; de todos esos sectores marginados, en especial, por las políticas neoliberales de los últimos 16 años.

—-¿Por qué este triunfo ahora, y no en las dos contiendas electorales anteriores, cuando Daniel Ortega y el Frente Sandinista también se postularon a la presidencia?

—Fue decisiva la capacidad del pueblo de superar la campaña del terror, la campaña del miedo a que ha sido sometido históricamente por el imperialismo. Después de 16 años de estar siendo sometidos a los chantajes y presiones del gobierno norteamericano, finalmente el pueblo de Nicaragua, con mucha confianza, votó por sus propias esperanzas, por sus propios intereses y reivindicaciones. Creo que el discurso del imperialismo que pregonaba el retorno de la guerra y de una situación impuesta por ellos mismos a nuestro país, está totalmente agotado: ya no funciona en nuestro pueblo.

—Se afirma que el voto de la juventud fue muy importante. ¿A qué atribuyes que los jóvenes se hayan pronunciado a favor de Daniel Ortega?

—Sin ninguna duda, las razones están en sus aspiraciones a una transformación de la dramática realidad a que han sido sometidos por las políticas neoliberales. Creo que ese deseo de ver una patria diferente, con opciones de justicia social más cercanas a nosotros, es lo que movilizó a la gran masa de la juventud. El voto juvenil se movilizó a favor de un proyecto de cambio, de un proyecto de justicia social; un proyecto que convoca a la reconciliación y la unidad de la familia; un proyecto nacionalista que responde a los intereses de cada uno de los nicaragüenses y, por supuesto, de la juventud que sueña y aspira a ser protagonista de transformaciones verdaderas. Apostamos por eso.

«Los retos ahora son enormes, y estamos conscientes de la responsabilidad que hemos asumido con este resultado electoral».

—De acuerdo con el programa del Frente Sandinista, ¿cuál es el primer postulado que se materializará en la labor de ustedes?

—Lograr una distribución mucho más justa y más equitativa de la riqueza; voltear la mirada hacia las carencias sociales; regresarle a nuestro pueblo la salud y la educación gratuitas: derechos adquiridos y consignados con la revolución que se fueron perdiendo poco a poco después de 1990. Regresarle a nuestro pueblo los derechos fundamentales a la vida, como el empleo; devolver el financiamiento a nuestros pequeños y medianos productores. Constituir un gobierno sensibilizado que pueda ser facilitador del desarrollo nacional desde nuestras propias capacidades; y lograr una transformación que reivindique la justicia social como eje transversal de toda la gestión gubernamental.

«Creo que la tarea fundamental de nuestro gobierno es seguir contribuyendo a la reconciliación, y acabar para siempre con ese discurso agresivo imperialista que ha ubicado a la familia nicaragüense dentro de un marco de miedo y de división. Hoy podemos decir que está desterrado.

«Ganó Daniel Ortega, la revolución nicaragüense se reivindicó, y el país está normal, festejando. Los nicaragüenses estamos celebrando un proceso electoral que reivindica nuestra capacidad y cultura política, y eso sin duda es resultado de aquel proceso revolucionario.

 Foto: AP «Contrariamente a lo que se había dicho durante estos años, hoy en el país no hay guerra ni inestabilidad social; no hay convulsión. Lo que se respira es tranquilidad, seguridad y, por supuesto, hay muchas esperanzas. Las tiene, inclusive, el campesino liberal, el campesino que no apostó por ese proyecto pero que hoy, después de unos días de conocerse el resultado electoral, se ha manifestado con expectativas y con la esperanza de que este gobierno de la unidad Nicaragua Triunfa va a saber responder a sus aspiraciones, y dar la solución requerida a cada uno de los problemas.

—-El Frente Sandinista deberá llevar adelante tales propósitos contando con los integrantes de esta alianza amplia formada de cara a los comicios. ¿Podrá ello implicar que el camino sea más difícil?, ¿pondrá cortapisas?

—-Creo que ante todo hay que esperar por parte de los representantes de la derecha, de la oligarquía rancia y reaccionaria de nuestro país. Creo que habría que esperar todo del imperialismo norteamericano para evitar que se concreten los deseos del pueblo. Pero los nicaragüenses tenemos capacidad y hemos aprendido mucho. La experiencia de estos años sometidos a esas políticas que han abandonado no solo a la gente más pobre, sino también a nuestro capital nacional y a nuestros empresarios nacionales, han hecho común la aspiración de un gobierno de unidad que sepa sistematizar y asimilar la necesidad de este pueblo de transformarse, de resolver los problemas agudos que tiene. En nuestro país existe hambre, existe analfabetismo, existe desempleo; eso lo hemos soportado los nicaragüenses en general.

— Durante la etapa revolucionaria, la Juventud Sandinista fue protagonista de proyectos importantes. ¿Tienen alguna iniciativa concreta a partir de enero?

—-La Juventud Sandinista entiende que son muchos los compromisos. Nuestro mayor reto es ser artífices y asumir un rol protagónico en la transformación y en el impulso de una gestión de gobierno popular que considere a la gente como sujeto de cambio.

«En nuestro país, un 63 por ciento de la población es menor de 30 años. Los jóvenes somos el factor fundamental, los responsables de asumir el cambio.

«Daniel Ortega ha convocado a los jóvenes a lo largo de toda la campaña electoral a ser parte protagonista del gobierno. El gobierno sandinista, como todo ejecutivo revolucionario, va a ser un gobierno de juventud, de cambio, de compromiso. Los jóvenes estamos preparados para eso y ansiosos desde hace 16 años de que se nos retornara esa oportunidad de participar y de trabajar por el desarrollo de nuestro pueblo».

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