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El cielo sin cuadritos para los Cinco

Una frase del protagonista de la película china Mi Mamá Juez nos hace recordar el sufrimiento que a diario viven en cárceles norteamericanas cinco luchadores antiterroristas cubanos

Autor:

Juventud Rebelde

Zhang Shuai le dice a su amigo que si odiara a alguien, haría que viera el cielo en cuadritos, tal como lo tuvo que hacer él durante tres años desde la celda del reformatorio de menores. Tiene los ojos perdidos y la escena hace que el espectador llegue a sentir el terrible dolor de ver el firmamento cuadriculado por las rejas.

Este joven es el protagonista de la película Mi Mamá Juez, con la que recién concluyó en La Habana la Semana de Cine Chino. Su declaración me llevó a pensar en Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, quienes llevan más de diez años mirando así al infinito, y aun peor, con la certeza absoluta de la injusticia.

La primera reacción de Zhang Shuai ante la libertad fue buscar el modo de vengarse de la jueza que dictó sentencia, alimentarse de resentimientos. ¿Cuántas razones para apesadumbrarse u odiar podrían haber acumulado nuestros cinco luchadores antiterroristas durante el dilatado y amañado proceso que ha sido su caso? Ellos son admirables por sobrados motivos, pero dentro de todo habría que destacar el no albergar rencores —a pesar de llevar más de 3 650 días viendo a través de las rejas— el mantenerse firmes y esperanzados, porque les asiste la razón.

Si los Cinco quisieran lo que Zhang Shuai al verse libre, ¿se imaginan cuántos en Washington y especialmente en Miami deberían ser condenados para siempre a ver el cielo en cuadritos?

Hace varias semanas tuvo lugar la presentación de 12 documentos (Amicus curiae brief) firmados por una decena de Premios Nobel; por varias instituciones estadounidenses, colegios de abogados, sociólogos e historiadores; por parlamentarios e intelectuales de muchos países del mundo, quienes apoyan la petición de la defensa de los cinco antiterroristas cubanos para que la Corte Suprema de Estados Unidos acepte considerar el caso. Se trata, aunque haya sido silenciado por los grandes medios de comunicación, de un hecho sin precedentes, porque es el mayor número de estos documentos llevados ante la Corte Suprema para la revisión de un proceso penal.

Los amicus curiae no tienen implicación directa en el caso, sino que, con sus argumentos, ayudan a la Corte a decidir si toman o no el caso. Las personalidades y organizaciones que piden la atención de la máxima autoridad legal de EE.UU., ponen en blanco y negro las arbitrariedades y violaciones desde el proceso inicial hasta las sucesivas apelaciones. Destacan el mal ejemplo que daría uno de los más importantes garantes de la justicia del planeta, si no se detiene en las injusticias cometidas contra los cinco antiterroristas. Dicen, con las palabras correspondientes a una argumentación legal, que estos hombres merecen el juicio justo y la sede imparcial que no tuvieron hace más de una década. Además, refieren que se han violado sus derechos humanos, al impedirles visitas familiares a dos de ellos, que tantas voces desde los más disímiles puntos del orbe, desde los cinco continentes, no pueden estar equivocadas.

Dicen, en resumen, que Gerardo, René, Antonio, Fernando y Ramón deben mirar a lo alto sin estorbos, y en la Patria a la que protegieron del terrorismo: Deben mirar al cielo sin cuadritos, esos que tanto atormentaron a Zhang Shuai.

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