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Celebran primer aniversario de la misión socialista Cultura, Corazón Adentro

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La iniciativa es una de las más hermosas y dignificadoras propuestas de la Revolución Bolivariana y está dirigida al rescate y difusión de los valores identitarios de la nación, a través del fomento de las artes plásticas, la música, la danza, el teatro y el circo en las comunidades

CARACAS, Venezuela.— La misión socialista Cultura, Corazón Adentro celebró aquí su primer aniversario. Una gran fiesta de todas las artes tuvo lugar en el Poliedro de Caracas, sitio elegido por el presidente Chávez un año atrás para presentar uno de los proyectos más dignificadores del ser humano dentro de la Revolución Bolivariana.

La iniciativa está dirigida al rescate y difusión de los valores identitarios de la nación, a través del fomento de las artes plásticas, la música, la danza, el teatro y el circo, en todas las comunidades, con especial énfasis en los excluidos y marginados.

«Cuando llegamos a Venezuela el presidente Chávez y el Comandante en Jefe Fidel Castro, y nuestros ministros, nos pidieron que lleváramos la magia de la cultura a todas las comunidades, porque la apreciación y la práctica de las artes transforma la vida de los seres humanos.

«En días recientes hicimos una evaluación, de conjunto con los ministerios venezolanos del Poder Popular para la Cultura y las Relaciones Interiores y Justicia, y ya se reconoce que en los lugares donde Corazón Adentro ha llegado las situaciones de marginalidad y los conflictos que generan la pobreza, la violencia, la inseguridad, el consumo de drogas, acumulados durante años, se han ido revirtiendo. Es un cambio lento, pero ya se observan los primeros impactos. La gente es otra».

Quien hace la reflexión es Ana María Pellón, coordinadora nacional para la colaboración cubana en Cultura, Corazón Adentro.

Ana María recuerda que con posterioridad a la celebración de la Cumbre del ALBA-TCP, de enero de 2008, que tuvo lugar aquí en Caracas, y por conversaciones entre los ministros de Cultura de Cuba y Venezuela, surgió la idea de colaborar en el desarrollo del trabajo social comunitario, una experiencia que en nuestro país tiene una tradición, liderada por el Consejo Nacional de Casas de Cultura, y con una red de instituciones de este tipo que llega a todos los municipios».

Los amigos venezolanos, rememora, nos pidieron apoyo esencialmente en todo lo que tiene que ver con las herramientas metodológicas para desplegar ese trabajo, así como la posibilidad de contar con nuestros profesionales.

Identificadas las prioridades, se trabajó para dar respuesta al Gobierno Bolivariano lo más pronto posible. El 26 de abril de 2008 se lanzaba de manera oficial la Misión.

«En la primera etapa, desde abril hasta diciembre de 2008, contamos con 538 colaboradores, y de ellos 417 estaban vinculados de manera directa al trabajo comunitario. Fueron ubicados en 19 parroquias del municipio Libertador, de Caracas, y el municipio Sucre, del estado Miranda, la mayoría cerros adentro.

«Había otro grupo compuesto por las brigadas artísticas y representantes del Circo que, además de ayudar en todo el trabajo de movilización y activación de las comunidades, regalaban su arte a los residentes, y no solo estuvieron en esos sitios, sino que se movieron a diferentes estados venezolanos».

Arte y Conciencia

En las escuelas también ha habido una receptividad sorprendente de los diferentes talleres y acciones culturales, según los propios venezolanos.

«Nos han abierto las puertas no solo de las escuelas bolivarianas, sino también de las privadas y las religiosas, al punto de que les han dado horario curricular a nuestros colaboradores, como si fueran un profesor de cualquier otra asignatura».

Hemos conversado —comenta— con directores y profesores de estos centros, y nos expresan que a partir de la presencia de la enseñanza artística dentro del currículo de estudio de estos niños y jóvenes han aumentado la asistencia, la motivación y el nivel de concentración en las clases; hay mayor disposición a participar en colectivo para realizar distintas tareas y actividades y mejoró la disciplina.

«Cuando un niño o joven se ve involucrado en acciones de interrelación con otras personas, ya sea en su comunidad o en la escuela, cambia su visión del mundo. De entrada, se integra socialmente, de un modo diferente. Tiene otra esperanza, otra calidad de vida, otros objetivos y otras cosas en qué ocuparse. De repente descubre que se siente a gusto con la música, el teatro, la danza o las artes plásticas, y que tiene cosas que decir por medio de estas. Les dedica tiempo, y en esos momentos deja de ser un potencial candidato para la comisión de algún delito o para ser influenciado por los malos ejemplos.

«Ese cambio se está viendo ya, y es una buena señal para los propósitos de la misión», resume Ana María.

Los niños son los que más han asistido a las diferentes acciones desarrolladas en los 145 espacios culturales existentes: «Pero también hay que decir que los pequeños arrastran a las familias, y hemos tenido que multiplicar esos puntos y convertirlos en talleres para adultos y personas de la tercera edad».

Otras buenas nuevas

La cooperación cubana dedica ahora especial atención al apoyo en la formación de recursos humanos, de manera que Venezuela cuente con los facilitadores indispensables para desplegar y profundizar el trabajo cultural.

Desde principios de año, precisa Ana María, se están impartiendo talleres de formación para los procesos organizativos y movilizativos en las comunidades.

Algo muy nuevo es la formación de compañías de teatro infantil como La Colmenita. «Aquí tenemos ya dos profesores de nuestra compañía —abunda—. Están desarrollando su labor con más de 200 niños. Conviven con ellos en un campamento que acoge a menores con problemas sociales, en Río Chico, en el estado Miranda. Además, imparten talleres de formación de facilitadores, quienes multiplicarán luego esta experiencia».

El propósito del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y del presidente Chávez, es que una especie de Colmenita bolivariana se siembre y crezca en todos los estados.

«También debemos aumentar nuestra presencia aquí hasta el doble de los compañeros con que contamos hoy, y además vamos a extendernos a seis u ocho estados más del país», agrega Ana María.

En esa búsqueda e identificación del talento, su formación e iniciación en el camino del mejoramiento humano, los asesores y artistas de la Isla, junto con los venezolanos, se crecen frente a obstáculos y distancias.

«En cada uno de los 145 puntos estos equipos realizan sus talleres de danza, música, artes plásticas y teatro, y desarrollan actividades de promoción de la lectura y otras labores relacionadas con el rescate de la identidad y los valores del pueblo venezolano».

Para que la labor resulte más integral, explica, nuestros colaboradores están recibiendo cursos, información y preparación sobre la cultura de este país y los principales aspectos de las diferentes manifestaciones artísticas.

—Hubo en los inicios jóvenes instructores de arte que se fueron a los cerros de Caracas... ¿Se repetirá esa experiencia?

—La participación de 43 jóvenes de la Brigada de Instructores de Arte José Martí fue una característica muy singular de nuestro primer año de trabajo. Desarrollaron una labor excelente. No pusieron reparo alguno cuando fueron ubicados en los sitios más intrincados de los cerros de Caracas o las comunidades mirandinas. Casi todos vivieron en esos sitios. Fue muy grande la acogida por parte de la gente, en especial de los niños, pero también las experiencias que acumularon. Recuerdo que la colaboradora más joven cumplió aquí sus 18 años.

Ana María Pellón, coordinadora nacional de la colaboración cubana en Cultura, Corazón Adentro. «Nosotros le hemos propuesto a nuestro Ministerio, a la UJC y a los responsables de este programa de la Revolución, que podamos volver a contar con los instructores de arte, como una fuerza esencial de la misión en las próximas etapas. Los resultados de su trabajo así lo confirman».

—¿Ha avanzado la idea de Chávez de crear un Circo para las naciones del Sur?

—El presidente Chávez nos propuso trabajar en esa idea. Hoy se están dando los pasos iniciales para la conformación de un proyecto que trasciende a Venezuela y a Cuba. Nuestros ministerios están trabajando, primero, en la constitución de la Compañía de Circo y la Escuela Nacional de Circo venezolanos, que también nos pidió crear, como antesala imprescindible para fundar el Circo del Sur.

«Asesores nuestros, con una larga experiencia, transmiten los elementos esenciales, y todos los amigos venezolanos vinculados a esta manifestación artística, y del Instituto de las Artes Escénicas y Musicales, están laborando de manera conjunta en el diseño de los programas de enseñanza para la escuela y la creación de la compañía».

—¿Cabría la posibilidad de trabajar con el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela?

—A través del Ministerio de Cultura, Cuba tiene una relación directa con el maestro José Antonio Abreu —su director— y con todo su proyecto. De hecho, becarios nuestros se encuentran dentro del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. En el caso de la misión Cultura, Corazón Adentro, nuestros colaboradores han participado de manera conjunta con el Sistema en varias actividades, aunque no hay un proyecto específico de colaboración.

«Ahora, el Ministerio de Cultura venezolano está planteando la idea de juntar las experiencias de cada uno en un proyecto común, lo cual constituiría un espaldarazo a los propósitos de llevar lo mejor de la cultura nacional y universal a todas las comunidades y el pueblo venezolanos, sin ningún tipo de exclusión», concluyó.

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