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La década de Rafael Correa

Lograda la estabilidad económica, política y social en los últimos tiempos, Ecuador se enfrenta a los comicios electorales el próximo 19 de febrero

Autor:

Blanca Amelia Ramírez Brito

Febrero llega como una nueva carta en la baraja del destino para el pueblo ecuatoriano. Las venideras elecciones decidirán si se consolida la obra de la Revolución Ciudadana o si el barco toma el rumbo hacia la derecha, sepultando al movimiento izquierdista ya golpeado en el continente.

La historia es conocida. Tras un período de inestabilidad política por los Gobiernos neoliberales establecidos desde los años 90 del siglo pasado, los problemas bancarios llevaron a la quiebra del sistema financiero y finalmente a la peor crisis económica nacional con la pérdida de su propia moneda en el 2000.

El desequilibrio de los Gobiernos de derecha provocó la salida de tres presidentes en apenas diez años, destituidos en medio de revueltas populares por la grave situación de la época: Abdalá Bucaram, el 5 de febrero de 1997; Jamil Mahuad, 21 de enero de 2000, y Lucio Gutiérrez, el 20 de abril de 2005.

Tras diez años

Junto a su grupo político Alianza PAIS llegó a la presidencia Rafael Correa y cambió radicalmente la situación de Ecuador. La organización contó con la Revolución Ciudadana como pilar fundamental y pretendió llevar a la nación hacia el socialismo del siglo XXI que implica una revolución constitucional, ética, cultural, económica, social, urbana, para el medio ambiente, del conocimiento y por la integración latinoamericana.

«Los logros son muchos, así como los nuevos retos que están por venir. Nuestro compromiso no decaerá hasta alcanzar y consolidar el país del Buen Vivir para todos los ciudadanos, mujeres y hombres», explicó la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo ecuatoriana.

En los últimos diez años se ha visto una mejora sustancial en el sistema educativo. Antes, solo algunos centros privados ofrecían la posibilidad de bachillerato internacional, hoy muchos colegios tienen esta opción. Se ha incrementado la cobertura educacional para dar las mismas oportunidades a todas las personas.

Un ejemplo claro es la construcción del proyecto más ambicioso de los últimos cien años, la Universidad Tecnológica Experimental en la ciudad del conocimiento, Yachay. Actualmente se considera el principal conglomerado académico de Latinoamérica y el baluarte de investigaciones aplicadas, líder a nivel internacional.

También la deshonrosa situación del trabajo infantil como mecanismo de subsistencia, disminuyó. Cerca de 450 000 niños y adolescentes dejaron de ocuparse laboralmente entre 2006 y 2011, por lo que la asistencia a las escuelas ascendió en 22 puntos porcentuales para los indígenas y en 14 para los afroecuatorianos, en el mismo lapso.

Por otra parte, la Misión Manuela Espejo da señales de que las condiciones de vida han mejorado en Ecuador, con la atención médica a 130 000 personas con discapacidades. En el Índice de Desarrollo Humano alcanzó la categoría de alto porque se invirtió un mayor presupuesto para cuidar la salud del pueblo.

Para impulsar el acceso a una vivienda propia y confortable, el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS), otorgó 11 585 préstamos hipotecarios. Los salarios crecieron, el mínimo es de 366 dólares y con ello la canasta básica se cubre en un ciento por ciento.

Uno de los aspectos más significativos de esta Revolución lo constituye la estabilidad y el incremento económico. Según los estudios realizados por el catedrático español Ramón Casilda, en el 2009, ante la crisis financiera de América Latina, el país andino tuvo un crecimiento del PIB de 0,6 por ciento, mientras que en el resto del continente hubo un decrecimiento de -1,6 por ciento. Para 2011 la cifra de Ecuador ascendió al 7,8 por ciento. De este modo se convirtió en la séptima economía de la región y el número 64 de 183 en el ranking de países del Fondo Monetario Internacional. Pero estas estadísticas variaron tras el cierre de 2016, en primer lugar por los daños enormes que provocó el terremoto, y con la pérdida de los precios en las materias primas los números decayeron en un 4,5 por ciento.

Cuestión de elecciones

El almanaque avanza implacable y aunque Rafael Correa no decidió postularse para la reelección, en sus diez años de mandato construyó un país nuevo, lleno de esperanzas y opciones, donde priorizar al ser humano está por encima del capital y las acciones del Gobierno viabilizan la edificación de un Estado al servicio de las grandes mayorías. Pero, ahora viene la gran incertidumbre: ¿Qué pasará?

En la última semana de 2016, los sondeos de intención de voto para los comicios de febrero señalaron que el candidato por el movimiento Alianza PAIS, Lenín Moreno, lleva la delantera con el 35 por ciento de los votos, cantidad que no le bastaría para ganar el proceso y tendría que asistir a una segunda vuelta en la que posiblemente la derecha una sus fuerzas.

Luego, sigue el empresario y político Guillermo Lasso, postulado por el Movimiento Creando Oportunidades (CREO) con el 20 por ciento.

En la constante búsqueda de un Ecuador próspero, con crecimiento económico, oportunidades y una vida mejor para todos están las propuestas realizadas por Moreno en su campaña política, en la que figuran el aseguramiento de la sostenibilidad del sistema de salud y educación, ganar en calidad de los servicios públicos, erradicar la desnutrición infantil y dar más acceso al agua y a la tierra. También establecer diferencias en el sistema tributario hasta convertirlo en progresivo, hacer del país una potencia deportiva y elaborar nuevas leyes para garantizar un mejor sistema de salud y seguridad social.

En la agenda de Lasso constan ideas muy marcadas dentro de las finanzas, a concretarse si fuese electo en febrero. Pretende crear un proyecto de ley que blindará el sistema de dolarización: en caso de lograrse un crecimiento del seis por ciento anual durante 20 años, Ecuador se convertiría en un país desarrollado con un PIB per cápita que supere los 35 000 dólares al año. También promete crear mecanismos de contratación para los grupos vulnerables excluidos del sistema laboral. Anuncia que abrirá una política de comercio a nivel internacional y fortalecerá relaciones con todos los países que constituyan mercados potenciales para los productos ecuatorianos.

Otra opción a elegir es la candidata Cynthia Viteri por el Partido Social Cristiano y Madera de Guerrero (PSC-MG) que acude al proceso en la coalición La Unidad. Tal vez no sea favorita, pero una de sus proposiciones es realmente inquietante, desvincular al país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Cabe destacar que Guillermo Lasso también ha declarado su poca simpatía con estas instancias, y catalogó al ALBA como el «imperio del Tercer Mundo».

Los Gobiernos conservadores de la región luchan por extinguir los movimientos de izquierda del continente. Véase el caso de acoso político a Dilma Rousseff por parte de la oposición brasileña. Entonces cabe preguntarse qué sucederá con este país. ¿Podrá continuar la Revolución Ciudadana su obra? ¿Triunfará la derecha y alejará a Ecuador de la línea trazada por Correa?

Otros aspirantes a la presidencia en los cuales se percibe un matiz populista son Paco Moncayo, de Acuerdo por el Cambio; Abdalá Bucaram, de Fuerza Ecuador; Washington Pesántez, de Unión Ecuatoriana; Patricio Zuquilanda, del Partido Sociedad Patriótica, e Iván Espinel, de Compromiso Social.

Al proceso electoral ecuatoriano están invitadas varias organizaciones internacionales para que realicen la misión de observación y velen por un acto transparente.

Aunque las encuestas avizoren un resultado, no se puede estar seguro del todo. Recordemos por un momento las elecciones estadounidenses: los cálculos tanto de expertos, analistas, sondeos, daban a Hillary Clinton como la futura mandataria. Hoy, el presidente de Estados Unidos de América es el magnate multimillonario neoyorquino Donald Trump, dignatario que llega a la Casa Blanca con poca popularidad según sondeos, y parte de la población muestra su descontento.

Esperemos que en Ecuador el fin de la década de Correa no sirva de término para la Revolución Ciudadana.

El pueblo ha respaldado la gestión del Presidente ecuatoriano. Foto: Oficina de la Presidencia de Ecuador

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