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Fique para sempre

«Hacía tres años estaba corriendo detrás de médicos particulares porque tenía unas heridas en todo mi cuerpo, y una doctora cubana vino y apenas con una consulta consiguió resolver mi problema». Historias como esas se escuchan aquí en Brasil de pacientes, agentes comunitarios, activistas sociales, autoridades y amigos solidarios, que compartieron con los cubanos

 

Autor:

Yuniel Labacena Romero

SAO PAULO, Brasil.— Fique para sempre, en portugués, o en español «quédate para siempre», piden a gritos los pacientes a sus doctores cubanos, pues ellos saben que su partida es «dolorosa y no tendremos quien nos atienda en estos lugares pobres», como me dijo uno de los pobladores de Sao Mateus, una de las regiones más necesitadas de cobertura sanitaria.

Así fue antes de que en 2013 llegara el programa Más Médicos, la iniciativa de la entonces presidenta Dilma Rousseff, que tenía el noble propósito de asegurar atención médica a la mayor cantidad de población brasileña posible. ¿Pero qué se puede esperar del electo presidente Jair Bolsonaro? Ni él ni sus serviles tomaron en cuenta que los profesionales de la Mayor de las Antillas hoy prestan servicio en 67 países, y que precisamente, su pueblo tuvo con ellos una de sus más grandes conquistas sociales en los últimos cinco años.

No lo dice solo este reportero, lo muestran las historias conmovedoras de médicos, activistas sociales, autoridades políticas, amigos solidarios —y sobre todo— de «golpeados» pacientes, esos 30 millones de brasileños, que ahora con la salida de los cubanos, perderán su cobertura sanitaria. Ellos comprendieron que los cerca de 20 000 colaboradores nuestros que estuvieron en Brasil en estos cinco años «son más que médicos, son seres humanos que sanan y curan en cualquier sitio».

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«Hacía tres años estaba corriendo atrás de médicos particulares porque tenía unas heridas en todo mi cuerpo, y una doctora cubana vino y apenas con una consulta consiguió resolver mi problema. Por eso le estoy muy agradecida, por insistir, por haber estado en mi vida.

«Yo sé que aunque ella no esté aquí, siempre me va a tener en su pensamiento y yo también la voy a tener. Ella escuchaba, compartía y ayudaba. No le importa si usted era blanca o negra, pobre o rica. Si alguien llegaba a su consulta con un dolor, ella soluciona el problema». (María das Dores, paciente, comunidad Varginha) 

Foto: Norbel Gonzalez Lazcano

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«Vivo en un barrio periférico de Sao Paulo, y de los seis médicos de mi Unidad Básica de Salud (UBS), tres eran cubanos. Cuando ellos llegaron la comunidad evolucionó mucho, la población del municipio pasó a tener acceso a la atención primaria, que estaba restringida por la falta de galenos. ¿Qué pasará ahora? Puede darse el caso, por ejemplo, de una embarazada de alto riesgo que necesita llevar un plan prenatal adecuado y a partir de ahora tendrá mayor dificultad.

«Los médicos brasileños no tienen el sentimiento de humanidad como prioridad. Su mayor interés es ganar dinero y no ser solidarios. Entonces, cuando vienen a los sitios más pobres y ven sus condiciones deciden irse. El que acaba sufriendo eso es el pueblo más pobre y vulnerable, que es el que más necesita servicios de salud. La actitud del futuro presidente llevará, literalmente, a las personas a la muerte. (Toninho Vespoli, concejal y militante del Partido del Socialismo y Libertad)

Foto: Norbel Gonzalez Lazcano

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«Vi muchas muertes por enfermedades prevenibles, incluso algunas que solo leí en los libros cuando era estudiante…    Nosotros dividíamos las consultas para también dar atención en el hogar. Cuando se dio a conocer la Declaración del Ministerio de Salud Pública, yo estaba de vacaciones en Cuba, y muchos pacientes me enviaron mensajes y correos de agradecimiento por mi trabajo, pero también pidiendo que siguiéramos atendiendo sus enfermedades.

«Pienso mucho en quién va a trabajar por prevenir epidemias, llevar estadísticas de mortalidad y fertilidad; pienso en los niños, en los viejitos, en las embarazadas… en quién les va a dar las recetas, quién les va a pasar la mano, quién les va renovar sus medicamentos. Ellos son los más necesitados y han quedado contra la pared. (Lieter Martínez Sánchez, doctora camagüeyana).

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«Con los cubanos tuvimos la garantía de que las UBS —las cuales seguro van a cerrar— tuvieran médicos todos los días, al mismo tiempo, y todos los pacientes fueran atendidos. Con la doctora (Yamirka Rodríguez, Santiago de Cuba) que estaba aquí, podemos decir, que ganamos más que una médica, ganamos una amiga, una hermana, una compañera para todas las horas, una persona increíble y maravillosa que nos va a hacer mucha falta». (Simone, agente comunitaria de Salud) 

Foto: Norbel Gonzalez Lazcano 

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«Son días muy tristes para el pueblo. Estamos pagando a un precio alto la intolerancia y el fascismo de Bolsonaro, que no acepta la experiencia cubana. La gente quedaba muy sorprendida con las atenciones que daban los médicos porque hacen muchas preguntas, examinan al paciente, se identifican y sensibilizan con sus problemas; el brasileño no mira a la cara, no le gusta ir a la atención primaria de salud. (Tiago Barbosa, trabajador social y militante del movimiento de solidaridad con Cuba)

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«Estamos con el corazón roto y pasando por una calamidad, pues casi el 90 por ciento de los casos de las comunidades pueden resolverse en la asistencia básica y eso no va a suceder. Existe el riesgo del surgimiento de las colas para recibir atención médica y de enfermedades que los cubanos lograron eliminar. Aquí existe mucha competencia entre el sector privado de Salud y el público, que en ocasiones incide negativamente en la atención que recibe el pueblo». (Patricia de Matos, dirigente de la Unión de la Juventud Socialista)

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«En la localidad de Cosmópolis, en el interior de Sao Paulo, de siete aprobados por la nueva convocatoria para cubrir las vacantes de los profesionales cubanos, solo tres están trabajando. De acuerdo con el Ayuntamiento, tres desistieron antes de tomar posesión y uno ni siquiera se presentó.

«En Contegem, Grande Belo Horizonte, la expectativa era recibir cinco inscritos, pero dos renunciaron. Un puesto en Nueva Cuenta, barrio pobre de la ciudad, solo tenía un médico, cubano, y ya está sin ninguno. La alcaldía estima que 22 pacientes dejen de ser atendidos por día». (Ministerio de Salud de Brasil)

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«El doctor me encantó desde la primera atención, por el cariño y el respeto que tiene con el paciente, nos dejaba hablar y solo después comenzaba los exámenes para ver el problema de la gente. Creo que nos quedábamos curados de la enfermedad ya en la acogida. ¡Ay de la gente si no están ellos! La importancia de ellos fue muy grande para este pueblo. La pérdida será muy grande y nos gustaría que ellos se quedaran». (Lemus, paciente, comunidad San Bernardo Ocampo)

¿Por qué Cuba fue a Brasil?

La solicitud de que médicos cubanos prestaran servicios en Brasil de forma masiva y extendida por todo el país, partió de la imposibilidad de cubrir las plazas disponibles en los municipios adheridos al Programa Más Médicos, con galenos con registro en Brasil, con médicos brasileños con registro en el exterior y con médicos de otros países. Siempre se respetó ese orden estricto de selección.

Después de hacer todas estas llamadas, si aún quedaban plazas, los médicos cubanos de la cooperación internacional eran convocados, dentro de un acuerdo hecho entre Brasil y la Organización Panamericana de la Salud. Cuando el programa se inició en 2013, había pocos médicos brasileños interesados en cubrir la necesidad de los puestos de Salud, especialmente en las ciudades del interior del país.

En ese entonces, el país carioca tenía 1,8 médicos por mil habitantes. Téngase en cuenta que esta cifra es mucho menor que en otros países como Argentina (3,2), Uruguay (3,7), Portugal (3,9) y España (4). Además de la gran carencia de profesionales, la distribución de médicos era desigual en las regiones brasileñas: 22 Estados poseían un número de médicos por debajo de la media nacional.

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