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Un domingo de béisbol y el abucheo a Trump

Fueron virales las imágenes que mostraban cómo el coliseo cambiaba repentinamente de los aplausos y el habitual bullicio de este pasatiempo favorito estadounidense al estruendoso abucheo

Autor:

Juana Carrasco Martín

No fue un buen domingo para Donald Trump —colofón de una semana que le ha estado fustigando con el impeachment. El presidente fue recibido con fuertes abucheos y cánticos de «!Enciérrenlo!» cuando apareció en la pantalla de video gigante del estadio Nationals Park, en el juego de la Serie Mundial entre los Nacionales de Washington y los Astros de Houston.

Era normal que el mandatario tuviera su esparcimiento dominical en el National Parks, dado que el beisbol es una de sus aficiones. En su juventud jugó primera base y él asegura que fue cortejado por clubes de las Grandes Ligas, a los cuales rechazó porque no podían ofrecerle suficiente dinero.

También era predecible la fuerte abucheada de los aficionados, dadas las circunstancias; y en el terreno de otras de las grandes aficiones de Trump, la red social Twitter, fueron virales las imágenes que mostraban como el coliseo cambiaba repentinamente de los aplausos y el habitual bullicio de este pasatiempo favorito estadounidense al estruendoso abucheo, que además le pagaba con la misma moneda del desprecio —¿o acaso le llevaba el miedo al ridículo? Veamos el porqué.

La presencia de Donald Trump en las gradas, no era solo un producto del entusiasmo beisbolero. Desde 1910 es tradición que el Presidente actuante en la Casa Blanca lance la primera bola, pero como le gusta ser siempre el primero, Trump rompió la costumbre cuando declinó participar en el ceremonial «con el fin de hacer que la experiencia de los fans sea lo más positiva posible», según le dijo a Rob Manfred, comisionado de las Grandes Ligas.

El viernes, en Twitter, Trump había bromeado que con su chaleco antibalas sería difícil hacer el primer lanzamiento. «No lo sé. Tienen que vestirme con mucha armadura pesada. Me veré demasiado pesado. No me gusta eso». Y «pesado» cayó en el Nationals Park.

El tiro de respuesta seguro raspó el ego del señor poderoso y quizás le causó tanto disgusto como la reprobación multitudinaria: El primer lanzamiento del domingo fue hecho por el célebre chef José Andrés —por cierto, galardonado por Barack Obama con la Medalla Nacional de Humanidades.

José Andrés está enfrentado al magnate desde 2015 cuando el cocinero español rompió un contrato por el cual abriría uno de sus restaurantes en un hotel de lujo del magnate-presidente. Nada financiero estuvo en el trasfondo de aquella ruptura unilateral, el motivo estuvo en declaraciones de quien era solo era en aquellos momentos candidato a la Presidencia: había llamado a los inmigrantes mexicanos «criminales y violadores».

Dicen que este domingo todavía faltaba una entrada del enfrentamiento beisbolero cuando Trump se marchó del estadio. Un reportero comentó que no estaba claro si era por descontento con la reacción de la multitud, el hecho de que los Nacionales estaban perdiendo, o simplemente quería ganarle al tráfico.

Pero el juego presenta peores pronósticos para Trump. El próximo jueves la Cámara de Representantes votará una resolución sobre el proceso de impeachment. La presidenta de ese cuerpo legislativo donde los demócratas son mayoría, Nancy Pelosi dijo que daban este paso para «eliminar cualquier duda sobre si la Administración de Trump puede retener documentos, impedir el testimonio de los testigos, ignorar citaciones debidamente autorizadas o continuar obstruyendo la Cámara de Representantes» respecto al juicio político que tendría como objetivo destituir a Trump.

Un  grupo de testigos ha presentado declaración que expondrían evidencias sobre los esfuerzos de Trump y su equipo para presionar a Ucrania hacia acciones que perjudicarían a quien se considera hasta ahora el principal rival demócrata que tendría Trump en las elecciones de 2020, el ex vicepresidente Joe Biden. Entre ellos estarían  Kurt Volker, enviado especial de Estados Unidos a Ucrania;  el embajador estadounidense ante la Unión Europea, Gordon Sondland, el principal diplomático en Ucrania, William Taylor;  la embajadora saliente de EE. UU. para Ucrania, Marie Yovanovitch; Fiona Hill una ex alta especialista sobre Rusia en el Departamento de Estado; y George Kent, también alto funcionario del Departamento de Estado.

Sin embargo, este lunes, el abogado de Charles Kupperman, segundo de John Bolton, el ex asesor de seguridad nacional de Trump, dijo que su cliente —ahora un ciudadano privado—, no testificará hasta que una corte ordene su comparecencia ante los demócratas del Comité de Inteligencia  de la Cámara a donde fue citado. Una posición que lo demócratas consideran de obstrucción a la indagatoria que llevan a cabo tres comités de la Cámara de Representantes. El propio John Bolton sería también otro testigo «muy importante», pero de seguro se negará a hacer sus deposiciones en el Capitolio de Washington en el proceso de impeachment contra su ex jefe Donald Trump.

Los demócratas no cejan en su empeño, y pasito a pasito se irá armando el caso contra Trump en el que puede recibir mucho más que un pelotazo.

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