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Circo y vergüenza, calificativos del debate presidencial en EE.UU.

El primer debate presidencial para las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos dejó un sabor amargo en los espectadores que vieron en la noche del pasado martes una discusión caótica, marcada por los ataques feroces y las continuas interrupciones

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Juventud Rebelde

WASHINGTON, septiembre 30.— El primer debate presidencial para las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos dejó un sabor amargo en los espectadores que vieron en la noche del pasado martes una discusión caótica, marcada por los ataques feroces y las continuas interrupciones.

Dada la frecuente retórica incendiaria del mandatario del país, el republicano Donald Trump, y su tendencia a tratar de ridiculizar a sus oponentes, no era de extrañar un tono parecido en este enfrentamiento con su rival demócrata, Joe Biden, reseñó Prensa Latina.

Pero al cierre de la discusión que se desarrolló anoche durante 90 minutos en la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, Ohio, los titulares se enfocaron más en los insultos y la brutalidad del evento, que en las cuestiones abordadas de cara a los venideros comicios.

«Con conversaciones cruzadas, mentiras y burlas, Trump pisotea el decoro en debate con Biden», fue uno de los titulares empleados por el diario The New York Times para referirse al primero de tres encuentros de este tipo previstos antes de la cita en las urnas.

The Wall Street Journal empleó el encabezado «Trump y Biden chocan en primer debate contencioso», y la publicación Político resumió lo ocurrido de este modo: El presidente interrumpió e intimidó. Biden llamó al presidente un «payaso». Chris Wallace, el moderador, se desesperó.

Al mismo tiempo, muchos comentaristas de cadenas de televisión calificaron el debate de vergüenza y circo, y culparon principalmente al mandatario por el caos de la noche.

George Stephanopoulos, de ABC News, se refirió al evento como «el peor debate presidencial que he visto en mi vida»; algo en lo que coincidió el presentador de CNN Jake Tapper, quien dijo que ni siquiera fue un debate, sino «una desgracia».

Incluso, el exgobernador republicano de Nueva Jersey Chris Christie, miembro del equipo que preparó a Trump para la cita, reconoció a la cadena ABC que el Presidente estuvo «demasiado caliente» y que no era el debate que habían previsto, aunque añadió que el desempeño de Biden tampoco fue alentador.

En el momento tan esperado por el público norteamericano, cuando muchas personas todavía no deciden a qué candidato apoyar en las elecciones, los contrincantes discutieron sobre la Corte Suprema, la atención de salud, las relaciones raciales, la seguridad de las elecciones y el cambio climático.

A esos asuntos se sumaron los ataques a menudo personales, que tuvieron entre sus puntos más bajos el momento en que Trump arremetió contra Hunter Biden, hijo del aspirante demócrata, no solo por asuntos de negocios, sino por sus problemas pasados de adicción a las drogas.

Mi hijo tenía un problema con las drogas, pero lo superó y estoy orgulloso de él, respondió el exvicepresidente, quien no dudó en tildar a su rival de mentiroso, payaso y racista.

De todas las cuestiones discutidas, una en particular captó la atención de muchos analistas y medios: la negativa de Trump a condenar explícitamente a los suprerracistas blancos por incitar a la violencia en las
manifestaciones contra la brutalidad policial en el país.

Incluso, en una cuestión tan delicada como la pandemia de la COVID-19, que ya provocó unas 210 000 muertes en el país, Trump no solo se dedicó a defender su criticado manejo de la crisis, sino que apostó también por la burla personal, al mofarse del demócrata por realizar eventos pequeños o usar siempre máscaras.

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