Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La desigualdad también aflora frente a la pandemia

Inmunizar a sus poblaciones puede ser para muchos estados tan difícil como el propio azote de la COVID-19

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Activos, edificios y hasta bases militares. Lo que ningún país pondría en juego, debía servir como garantía ante posibles casos legales de reclamación…

Exigencias abusivas, dijeron algunos; otros olfatearon un hipotético propósito ulterior, y terceros hasta concluyeron que previsiones de tamaña envergadura mostraban demasiada desconfianza del propio fabricante con su producto.

Lo palpable es que las revelaciones en torno a los inimaginables condicionamientos que la empresa farmacéutica Pfizer ha antepuesto a países de América Latina para venderle su vacuna contra la COVID-19, grafican muy fehacientemente las preocupaciones expresadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el mismísimo Secretario General de la ONU, acerca de las dificultades que las naciones pobres tendrán para inmunizar a sus poblaciones.

«Debo ser franco: el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico, y el precio de este fracaso se pagará con las vidas y el sustento de los países más pobres», alertó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, el mes pasado, al llamar la atención acerca de la enorme desigualdad que registra el acceso a la vacuna en el mundo.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, reiteró las advertencias acerca de la manera en que la inequidad provocada por el injusto orden económico mundial y la falta de cooperación volverán a hacer presa de los pobres —ahora frente a una amenaza mortal tan directa como la pandemia—, cuando criticó lo que llamó la distribución «tremendamente desigual e injusta» de la vacuna.

Hasta ese momento, señaló, apenas diez países habían administrado el 75 por ciento de todas las dosis distribuidas en el orbe, mientras más de 130 países aún no habían recibido una sola dosis.

En ese contexto adquieren sustento las revelaciones dadas a conocer hace unos días por The Bureau of Investigative Journalism (TBIJ) —una organización de noticias dedicada al periodismo investigativo con sede en Londres— y el medio peruano Ojo Público, asentada en Lima, acerca de las difíciles tratativas de naciones como Argentina y Brasil para adquirir la vacuna producida por la farmacéutica Pfizer.

Sus duras e insólitas exigencias ilustran los obstáculos adicionales que las naciones de escasos recursos, incluyendo a aquellas más solventes que no han producido su propia vacuna, pueden enfrentar, más allá de la falta de dinero corriente.

Según reconoció la investigación periodística, «la mayoría de los gobiernos ofrecen indemnización (exención de responsabilidad legal) a los fabricantes de vacunas a los que compran».

Es decir, que el Gobierno pagaría eventuales demandas contra el fabricante que pudiera presentar una persona vacunada. «Esto es bastante típico de las vacunas administradas en una pandemia», señaló, aunque los efectos adversos sean muy raros.

Sin embargo, las demandas de Pfizer para Argentina y otra nación cuyos representantes han mantenido el anonimato porque prosiguen las tratativas, fueron más allá, pues se pidió una indemnización adicional contra cualquier reclamo, aseveraron funcionarios de Buenos Aires.

Luego de que los representantes de la nación cono sureña sortearan difíciles requerimientos cuyo cumplimiento demandaba, incluso, cambios en su legislación, Pfizer llegó a exigir «que los activos soberanos formaran parte del respaldo legal», declaró un participante en la negociación.

Ello ocurrió a finales de diciembre. Se trataba de que el Gobierno argentino pusiera sus activos soberanos —que podían incluir reservas de bancos federales, edificios de embajadas o bases militares— como garantía ante eventuales reclamaciones.

«Nos ofrecimos a pagar millones de dosis por adelantado, aceptamos este seguro internacional, pero la última petición fue extraordinaria (…). Era una exigencia extrema que solo había escuchado cuando había que negociar la deuda externa; pero tanto en ese caso, como en este, la rechazamos inmediatamente», afirmó la fuente.

Similares condicionamientos fueron antepuestos ante países como Brasil, donde tampoco hubo acuerdos hasta hoy.

Según un mensaje en Twitter de Misión Verdad, nueve países de Latinoamérica y el Caribe han logrado acuerdos con Pfizer.

Aunque el tweet afirma que «no se sabe los términos de esos pactos comerciales» —y en verdad se trata de información  en muchos casos confidencial—, la investigación de The Bureau… y Ojo Público da cuenta de los rigores que enfrentó Perú, y el «pliego de condiciones vinculantes» que debió firmar para cerrar el convenio.

Estas incluyen un decreto supremo del ejecutivo mediante el cual la nación se comprometió a someterse a arbitrajes internacionales si surgen controversias en los contratos para la compra de los lotes. Al propio tiempo, Perú renunciaba «a la inmunidad soberana del Estado para la ejecución de una decisión arbitral».

Contactada por The Bureau…, Pfizer se negó a hablar sobre las negociaciones privadas en curso, pero argumentó que ha asignado dosis a países de ingresos bajos y medianos a precios sin fines de lucro, incluyendo un acuerdo de compra anticipada para suministrar hasta 40 millones de dosis a Covax: un proyecto auspiciado por la ONU, y el único a nivel mundial que pretende facilitar el acceso a las vacunas a los países pobres.

Mientras, vacunas que al principio fueron miradas con aprehensión como la rusa Sputnik V, son usadas cada vez más en países latinoamericanos.

Aunque México también ha adquirido la Pfizer, en un mensaje publicado en Twitter el pasado día 23, el canciller Marcelo Ebrard agradeció al presidente Vladimir Putin, al Ministro ruso del Exterior y al Embajador en su país «por su apoyo para hacer posible el arribo de las vacunas Sputnik V a nuestro país. Amistad México-Rusia se fortalece», escribió. Desde Moscú llegaron más de 20 millones de dosis que superaban con mucho las miles de vacunas de otras firmas que habían arribado hasta entonces.

Según se conoce, la Sputnik V también ha sido adquirida por Venezuela, Argentina, Paraguay, Colombia y Bolivia. En Perú se ha recomendado su adquisición y ha trascendido que Brasil planea comprarla, en tanto se esperaba
su llegada a Chile. Reportes afirman que en Ecuador se han mantenido contactos con los proveedores.

Mientras, trascendidos de la Embajada de Rusia en México aseveran que el Fondo Ruso de Inversión Directa está buscando aliados para producir la Sputnik V en esa nación latinoamericana.

En medio de tanto egoísmo, el propósito podría ser una evidencia de lógica humanista. México es el segundo país de las Américas con mayor tasa de mortalidad por la COVID-19.

Pero no faltan quienes aprecien la creciente presencia de la Sputnik V como una expresión de la también creciente influencia de Moscú en la región.

Hace falta cooperación

Ciento ochenta naciones han respaldado la iniciativa Covax, que necesita el concurso de los países ricos para que aporten los fondos con que comprar el medicamento. Ghana se convirtió en el primer país en recibir un lote esta semana.

Sin embargo, el ritmo puede ser muy lento. Según han aseverado funcionarios relacionados con la iniciativa, la aspiración mediante Covax es poder vacunar apenas al 20 por ciento de la población más vulnerable de cada país participante para finales de este año.

La coalición Alianza Vacuna del Pueblo, una red de organizaciones que incluye a Amnistía Internacional, Oxfam y Justicia Global Ahora, estima que cerca de 70 países de bajos ingresos tan solo podrían vacunar a uno de cada diez ciudadanos.

La respuesta de los potenciales donantes sigue sin registrar la altura requerida. El doctor Tedros ha explicado que solo se podrá entregar vacunas a los países miembros de Covax si las naciones ricas cooperan y respetan los contratos, en alusión a los compromisos contraídos por Estados Unidos y la Unión Europea para aumentar significativamente su contribución.

De otro lado, iniciativas solidarias regionales tratan de ayudar y podrían ser muy efectivas si fueran más generalizadas.

Una muestra de las acciones de cooperación que ayudarían la ha dado el ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y Tratado de Comercio de los Pueblos), cuyo Banco anunció en diciembre —por decisión emanada de la Cumbre más reciente— la creación de un fondo modesto de dos millones de dólares como alivio financiero a los países miembros que necesitaban adquirir la vacuna y no habían concluido las negociaciones con las empresas suministradoras por falta de dinero.

La disposición o no de la vacuna por todas las naciones será absolutamente decisiva en el triunfo del planeta sobre la pandemia. Frente a la COVID-19, salimos todos o nos estancamos todos.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.