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¿Olimpiadas científicas?

Caracterizados por su magnificencia y esplendor, los Juegos Olímpicos de Beijing esconden mucha voluntad detrás de cada nueva marca o medalla, pero también una buena dosis de tecnología

Autor:

Amaury E. del Valle
Las Lone Star, zapatillas creadas para los deportes de campo y pista. Zapatillas mágicas que casi literalmente hacen «volar» a quien las porta, trajes de baño que hacen a sus propietarios casi «peces», estadios de ensueño... Toda una parafernalia de nuevas tecnologías rodean a Beijing 2008, a quienes los mismos chinos han dado en llamar las «Olimpiadas Científicas».

El término no es una exageración. Desde que la nación asiática conociera su designación como sede de las Olimpiadas, se dio a la tarea de reunir a lo mejor de su ingenio científico y ponerlo en función del deporte.

Así, mientras sus atletas se preparaban para romper marcas, entre estas las de ser China quien encabezara la tabla de medallas por primera vez, sus hombres de ciencia diseñaban y construían ingenios arquitectónicos nunca vistos.

Desde que en 2001 Beijing obtuvo el derecho de organizar los Juegos Olímpicos de 2008, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el gobierno municipal de Beijing implementaron el Plan de Acción de Ciencia y Tecnología Olímpicas 2008, en el que participaron instituciones como el Ministerio de Educación Pública, la Comisión de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional y otros organismos gubernamentales.

Independientemente de creaciones personales, las Olimpiadas, desde el punto de vista científico, se insertaron en los grandes proyectos científicos chinos, entre estos los relacionados con la tecnología espacial o el cuidado al medio ambiente.

Poco antes de ser inaugurados los Juegos Olímpicos, ya se había establecido otra «marca» científica, al registrarse más de 320 nuevas patentes, entre chinas y extranjeras, con destino a Beijing.

Pero no solo fueron los asiáticos los que pretendieron volcar todo el conocimiento científico en la máxima cita deportiva mundial. Expertos y grandes transnacionales de todo el mundo también han lanzado una amplia gama de invenciones en el contexto de las Olimpiadas, en buena medida alimentados por el jugoso negocio en el cual se ha convertido el deporte.

Agua y teflón

Detalle de la estructura del Nido de Pájaro. El Estadio Nacional de China, el grandioso Nido de Pájaro, recibió su bautizo por la forma exterior de su impresionante estructura de grandes columnas de acero, las cuales convergen en una formación de reja justo como un nido de pájaro con ramas y ramillas entrelazadas, cuyo punto más alto está a 69 metros del suelo, lo que equivale a un edifico de 23 pisos.

El edificio, que cubre un área de 250 000 metros cuadrados y tiene una capacidad de 91 000 asientos, esconde no pocos «récords olímpicos» en materia de tecnología arquitectónica, como las 6 700 toneladas de acero y 1 300 toneladas de varillas que se utilizaron en su construcción, o el hecho de que la línea de soldadura de su estructura de acero totaliza 320 kilómetros, y en esta trabajaron 1 100 soldadores durante más de un año.

Junto al Nido de Pájaro se levanta la otra maravilla arquitectónica de Beijing, el Cubo de Agua, sede de los deportes acuáticos, proyecto que costó más de 110 millones de dólares y tiene capacidad para 17 000 espectadores.

Con una superficie de 80 000 metros cuadrados y una altura en su punto más alto de 31 metros, el Cubo de Agua está compuesto por más de 21 437 burbujas irregulares hechas de un teflón especial, con una textura mullida, y que tiene como su principal ventaja permitir el paso del 90 por ciento de la luz solar, con lo cual ahorra gran cantidad de electricidad.

El teflón con el que fue realizado, otra de las patentes registradas, refleja a su vez las luces exteriores y el agua de la piscina. Mientras, su sistema de recuperación de agua de lluvia, al igual que el del Nido de Pájaro, permite garantizar el uso eficiente de este recurso e interviene en la ventilación de ambos recintos, a los cuales se accede a través de puentes, pues están rodeados por fosos que forman parte del sistema de reciclaje acuático.

Otros centros igualmente impresionantes, aunque menos publicitados, son el llamado «edificio digital», el Centro de Prensa Principal, la Villa Olímpica o el remozado Centro Nacional de Deportes Olímpicos.

Menos llamativos pero igualmente impresionantes son los sistemas informáticos de estadísticas para todos los deportes, que han llevado varios años de programación, o los de transporte, el diseño ecológico de la Villa Olímpica y la adopción de fuentes de luz LED (diodo emisor) y de tecnologías de ahorro energético.

También sobresalen los procedimientos de seguridad electrónica, que incluyen desde reconocimiento facial y de imágenes, hasta chips incorporados a las credenciales e incluso a los boletos de entrada de los espectadores, en aras de evitar fraudes.

Atletas biónicos

Nike preecool, chaleco refrigerante que mantiene el calor y la humedad de los deportistas. Ya no es solo el dopaje lo que hay que vigilar en los Juegos Olímpicos. Los deportes también han comenzado a emitir regulaciones sobre la composición y peso de los implementos deportivos, calzado e incluso ropa que usan los atletas.

No se trata de exageración. Las tecnologías más avanzadas se han puesto en función del deporte de competición, a tal punto que han modificado registros y marcas mundiales que para muchos eran casi imbatibles, en buena medida mediante ropa y calzado que aprovechan la potencia generada por los músculos y la transmiten de manera óptima al suelo, o que minimizan la fricción del cuerpo con el agua.

Pero incluso con regulaciones, estas no alcanzan todavía al Speedo LZR Racer, el traje de baño desarrollado por la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos y el Instituto Australiano del Deporte, que no tiene costuras que hagan resistencia al agua, y combina elastano y poliuretano para que el cuerpo esté en una posición más hidrodinámica, facilitando asimismo la evacuación de agua y el paso de oxígeno a la piel.

Estos materiales también se han utilizado en los trajes de otros atletas, por lo cual a muchos ha llamado la atención en corredores, ciclistas y otros velocistas la «brillantez» de toda o parte de su ropa, e incluso los baloncestistas tienen su propia camiseta, la Aerographic Nike, con una serie de microaperturas en la superficie del tejido, para mejorar la ventilación... y que «pesen» menos.

El calzado no podía escapar a las invenciones, y para eso están las Lone Star, zapatillas especiales creadas por Adidas tras dos años de prueba con el corredor de 400 metros Jeremy Wariner, las cuales, dicen sus inventores, garantizan que el atleta tenga la combinación óptima de control y tracción, tanto para correr en recta como en curva.

Incluso el remo, además de materiales en canoas y remos de especial fabricación, también tiene su «calzado perfecto», las Adidas Adistar, que combina una base dura y de gran estabilidad con un talón aireado, diseñado para mantener la temperatura del pie durante el ejercicio.

Parecería que todo está dicho en materia de zapatos, si no se hubieran estrenado también en Beijing las Nike Ippeas, unas botas especiales para los jinetes del deporte hípico, que además de tener una cremallera de bota completa, para quitárselas y ponérselas mejor, su zona interna (la que está en contacto con el caballo) «tiene una goma de alto agarre, para mejorar el control del caballo durante los saltos; y una espuela incorporada de titanio que puede graduarse y quitarse con solo atornillarla».

Aunque el ciclismo, la bala, el disco y otros deportes con implementos se han vuelto muy rigurosos con el control del peso de estos, parece que tendrán que verificar también su «composición» química.

Quizá la mejor demostración sea la jabalina, que debe tener un peso mínimo, lo cual no es óbice para que las «composite», fabricadas con un compuesto de fibra y aluminio, garanticen que el atleta transfiera el máximo de energía durante el lanzamiento y a su vez el implemento mantenga una rigidez que le garantice mínima resistencia durante el vuelo.

Hasta el tiro con arco o con pistolas y rifles ha tenido lo suyo. Regulaciones sobre precisión, peso del arma y otras no han podido abarcar todavía el ingenio de las nuevas pistolas calibre 22, en las cuales el gatillo ahora está conectado con un microrruptor que le indica al percutor electrónicamente que debe disparar, minimizando de esta manera la presión necesaria sobre el gatillo y los movimientos que pueden desestabilizar el tiro.

Y es que ni siquiera hay que estar compitiendo, pues la firma Nike preecool ha creado un chaleco refrigerante del mismo nombre que mantiene el calor y la humedad de los deportistas hasta momentos antes de la prueba.

Extraterrestres en Beijing

Presidentes, ex deportistas, celebridades mundiales y habitantes de todo el planeta se han concentrado, ya sea físicamente o a través de la televisión y los nuevos medios de comunicación, en el «fenómeno Olimpiadas», que como nunca antes se ha aprovechado de Internet, la telefonía móvil, las páginas personales, las comunicaciones satelitales... todo en función del espectáculo.

No tan perdido entre el público como él quisiera, también se ha visto a uno de los gurús de la tecnología, Bill Gates, el multimillonario creador de Microsoft, quien junto a su esposa ha estado disfrutando de partidos de tenis, bádminton o del atletismo, imaginando quizá sus propias «Olimpiadas virtuales».

Incluso, un mes antes de que empezaran los Juegos de Beijing, el 13 de julio pasado, el señor Cao, un respetable aficionado a la fotografía que visitaba un paisaje denominado «Hombre de piedra saludando a los huéspedes», en la provincia china de Henan, causó gran revuelo al publicar las fotos de un objeto volador no identificado aéreo que apareció delante de él en pleno vuelo.

Según el respetable señor Cao, el OVNI estuvo varios minutos sobrevolando el lugar, sin producir ningún ruido, antes de desaparecer en el cielo. ¿Será acaso que los extraterrestres vinieron también a ver los inventos de las Olimpiadas?

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