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El pasado es un libro abierto

Arqueólogos de todo el mundo descubren restos fosilizados de una mamá dinosaurio mientras empollaba sus huevos, un complejo funerario con una veintena de momias, un peculiar sello de arcilla en la Ciudad Vieja de Jerusalén, y un cráneo milenario con evidencia de un posible homicidio

Autor:

Patricia Cáceres

El futuro es, sin dudas, fascinante y enigmático. Pero el pasado no se queda atrás. Aunque a veces pensemos que no queda nada nuevo que decir sobre ese entramado de hechos que conocemos como «historia», nuevas evidencias científicas sugieren lo contrario.

Recientemente fueron hallados los restos de una hembra perfectamente fosilizada de Oviraptor —especie de dinosaurio emplumado de unos dos metros de largo similar a las aves—, que al parecer empollaba 20 huevos en un nido, hace 70 millones de años.

El impactante descubrimiento fue realizado en 2007 en el desierto del Gobi, entre el norte de China y el sur de Mongolia, pero no fue hasta hace muy poco que se hizo público en la prestigiosa revista científica PLoS ONE. Los protagonistas de la revelación fueron el científico canadiense John Philip Currie, famoso por sus estudios sobre dinosaurios, y un grupo de investigadores italianos.

En aquel entonces, la expedición descubrió dos nuevos especímenes de Oviraptor en la formación de Baruungoyot. Uno de ellos se encontraba sobre un nido con huevos, como empollándolos. Sorprendentemente, algunas de las partes del animal, como el cráneo y las patas, estaban muy bien conservadas. El segundo espécimen, algo más pequeño, fue descubierto a unos kilómetros, con sus patas y el fémur preservados.

Según refirió el diario El Mundo, los Oviraptor han sido durante décadas una fuente de especulación sobre el comportamiento de los dinosaurios terópodos no avianos, ya que se creía, erróneamente, que eran ladrones de huevos (es lo que significa su nombre traducido del latín). La primera vez que un fósil de este dinosaurio fue descubierto, su cabeza se encontraba cerca de un nido, lo que se interpretó como un acto depredador.

Los paleontólogos piensan que estos animales se adaptaban bien a su ecosistema y eran aptos para vivir tanto en ambientes desérticos como fluviales. Además, al parecer poseían una sofisticada estructura social que incluía el empollamiento de los huevos en nidos especialmente preparados, y el establecimiento de turnos entre los adultos para cuidar de las futuras crías.

Momias, pero no de películas

Durante las excavaciones en la necrópolis de Qubbet el-Hawa en Asuán, Egipto, un equipo de arqueólogos de la Universidad española de Jaén encontró lo que parece ser un complejo funerario con cuatro milenios de historia, compuesto por una veintena de momias y un sarcófago de madera.

De acuerdo con la agencia de noticias EFE, las principales joyas de este hallazgo arqueológico son una gran tumba, construida por un gobernador provincial de la XII Dinastía (1830 a.C.), y un sarcófago de madera en el que fue enterrado un personaje de alto rango. También se incluyen otras dos tumbas menores en el exterior del gran complejo funerario.

El profesor de Historia Antigua Alejandro Jiménez Serrano, líder de la excavación, explicó que en esta campaña arqueológica, que se prolongará hasta el próximo 3 de marzo, participan 17 investigadores de distintas disciplinas y universidades (Jaén, Granada y Londres).

La formación de un equipo multidisciplinario «ha permitido no solo centrarse en aspectos puramente arqueológicos o históricos, sino también desarrollar nuevas técnicas, como RTI y el escaneo de piezas en 3D, que ayudan en la lectura de los textos jeroglíficos con una mayor exactitud», subrayó Jiménez.

El RTI o Reflectance Transformation Imaging consiste en capturar con detalle la superficie de un objeto, a partir de imágenes en alta resolución. Este sistema permite digitalizar documentos antiguos y facilitar su consulta por académicos de todo el mundo.

De acuerdo con el especialista, esta es la primera vez que se combinan las tecnologías RTI y el escaneo de piezas en 3D en un proyecto arqueológico. «Es un salto cualitativo y metodológico que sitúa a esta universidad a la vanguardia de las investigaciones arqueológicas en todo el mundo», destacó.

En los próximos días, los especialistas llegarán a los niveles más antiguos de la tumba, donde hay evidencias claras de la presencia de más cámaras quizá intactas, agregó el profesor.

La necrópolis de Qubbet el-Hawa en Asuán es una de las más importantes de Egipto, donde recibieron sepultura los más altos funcionarios de la provincia más meridional del país. Por lo que se sabe hasta el momento, fue utilizada ininterrumpidamente desde la VI Dinastía hasta finales de la XII Dinastía (1800 a.C.), aunque se han encontrado tumbas y enterramientos de períodos posteriores.

Pistas sobre templo judío

Un peculiar sello de arcilla, descubierto en la Ciudad Vieja de Jerusalén, al parecer está relacionado con los rituales que se practicaban hace 2000 años en el Templo judío.
El objeto, del tamaño de una moneda, tiene incrustadas dos palabras en arameo que significan «puro para Dios», y se encontró cerca del lugar sagrado judío en el Muro de los Lamentos.

Los arqueólogos creen que el objeto corresponde al período entre el siglo I a.C. y el año 70 d.C., cuando las legiones romanas sofocaron una revuelta judía y destruyeron el segundo de dos templos que se describen en la Biblia.

Según Asociated Press, el sello es el primero en descubrirse con palabras incrustadas y que pertenezca a ese período de la historia de Jerusalén. Al parecer, se utilizaba en el Templo para marcar la aprobación de algún objeto que sería utilizado en rituales, como un animal escogido para el sacrificio.

Los materiales empleados por los sacerdotes del Templo debían cumplir al pie de la letra las normas de pureza, estipuladas en detalle en textos jurídicos judíos, donde también se menciona la utilización de sellos similares al hallado.

Hasta ahora han sido descubiertos muy pocos artefactos relacionados con el Templo. Los arqueólogos tienen prohibido realizar investigaciones en la zona donde se ubica la edificación —recinto al que los judíos conocían como el Monte del Templo y los musulmanes como el Noble Santuario— debido a que puede suscitar reacciones de sensibilidad religiosa y política.

El sello fue hallado en el trayecto de una calle principal que cruza la parte antigua de Jerusalén, por el exterior del recinto del Templo, durante una excavación a cargo de arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

¿Primer homicidio de la historia?

Un cráneo extraído en 1958 de una cueva cerca de Maba, en el sur de China, podría ser la primera prueba de violencia entre nuestros antecesores. Un equipo compuesto por investigadores de varias nacionalidades reexaminó recientemente los restos, y determinó que la depresión de una fractura en la región de la sien derecha es el resultado de un impacto «muy dirigido, muy localizado», proveniente posiblemente de un proyectil.

El antiguo cazador y recolector —cuyo género aún no está determinado— vivió entre 150 000 a 200 000 años atrás, y al parecer sobrevivió a la contusión, pues la herida estaba totalmente cicatrizada al momento de morir.

Según dijo a BBC Mundo Erik Trinkaus, profesor de la Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, y uno de los miembros de la investigación, «existen otros casos más antiguos de traumatismos, contusiones y magulladuras. Pero esta es la primera vez en que la interpretación más probable es que hubo agresión de parte de otro».

El nuevo descubrimiento —comentó el experto— no va a cambiar alguna preconcepción moderna respecto a estilos de vida de nuestros ancestros, pues bien se sabe que era horrible, brutal y breve.

Pero el individuo de Maba sobrevivió semanas o meses, al menos, tras haber recibido el golpe. Esto presenta un ángulo diferente de gran importancia respecto al hallazgo, y sugiere la existencia de redes de cuidado y apoyo dentro de estos grupos prehistóricos. «Se atacaban mutuamente, se peleaban, disponían de armas, de modo que era una situación grave. Pero, al mismo tiempo, se ayudaban entre ellos», puntualizó el profesor Trinkaus.

El individuo de Maba no era un ser humano moderno. Pertenecía a una población definida como «arcaicos» que vivían en el este de Asia, al mismo tiempo que el hombre de Neandertal en Europa.

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