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De error en error

Un rosario de ineficacias denuncia en su carta Sonia Ofelia Caballero, de 79 años de edad, y vecina de Calle D número 151, entre Calle 2 y Carretera del Morro, en el reparto Vista Hermosa, de la ciudad de Santiago de Cuba. Ella cambió en 2004 parte de la cubierta de su casa, que era de tejas de zinc, por hormigón. Y para legalizar el trabajo entregó en la Dirección de la Vivienda del Distrito 2 Antonio Maceo, la propiedad de la casa y demás documentos. En mayo de 2007 fue a recoger la Resolución que avala lo hecho, y se encontró el primer error: habían puesto una medida mucho menor del frente de la casa. El 17 de febrero de 2008 aún lidiaba con el problema, y le escribió al director provincial de la Vivienda, describiéndole «la demora excesiva, el maltrato y los errores cometidos por la Dirección de la Vivienda del Distrito 2». El 13 de mayo de 2008 ella recibió respuesta de la Dirección Provincial de la Vivienda: se reconocían los errores, y aseguraban que ya se habían subsanado, por lo cual ya podía ir a recoger la legalización. Cuando Sonia Ofelia fue, el documento era el mismo, sin subsanación. Nada se había hecho. Entonces el jurídico del Distrito 2 le dijo que aguardara, porque iban a medir su casa de nuevo. Esperó la señora unos meses, y nunca fue nadie. Así, su yerno se personó en el Distrito 2, y resultó que el director «se desayunó»: Manifestó no tener conocimiento del caso (¡...!), y prometió que al otro día medirían el frente de la casa. El 12 de diciembre, cuando ella me escribió, aún esperaba. ¿No es una falta de respeto? ¿Cómo se le llama a eso en mi barrio?

De corazón: El 3 de diciembre pasado, precisamente el Día de la Medicina Latinoamericana, Alberto Villa Oropesa (calle 15 número 1203, entre 18 y 20, Vedado, Ciudad de La Habana), llegó muy mal al cuerpo de guardia del Instituto de Cardiología, en la capital. «Fui atendido de inmediato por el doctor Reinaldo Núñez, quien me reconoció y orientó un electrocardiograma al momento», relata. Me sentó en un sillón de ruedas y con palabras firmes, pero tiernas, me condujo al salón de observación, donde estaba la doctora Livian Lage López. Ambos se entregaron sin descanso a luchar para salvar mi vida. Fueron 16 horas demostrando mucho profesionalismo y amor por el ser humano, por mí, un humilde cubano de 61 años, que jamás había sentido tal entrega. Igualmente actuaron el enfermero Alexis Álvarez y el técnico del electro, un santiaguero de la Sierra Maestra. Yo y mi familia no tenemos cómo agradecerles».

El precio de tantos precios: Enrique Alberto Bris (San Leonardo 319, entre Lourdes y Villoldo, reparto Apolo, municipio capitalino de Arroyo Naranjo) intentaba días atrás comprar pilas recargables AA. Las encontró en la tienda de los bajos del FOCSA, a once CUC; pero en los bajos del ICRT, las mismas pilas, la misma marca, estaban a diez CUC. Las adquirió en este último sitio. Posteriormente, constató que en una tienda de ETECSA, las vendían a cinco CUC. Tanta variación de precios en un mismo municipio, y para un mismo artículo... Él quiere saber por qué esas diferencias. ¿Qué se esconde detrás de ello?

¿Por qué sin aviso previo?: Yuniel Labacena Romero es alumno de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Y, como vive en la provincia de Pinar del Río, está interno en la residencia estudiantil Alamar VI, en ese barrio del municipio capitalino de La Habana del Este. El joven cuenta en su misiva que, ante el deterioro y posible derrumbe del puente que está cerca de la última parada de los ómnibus que salen de Alamar, se decidió cerrar el mismo y desviar las rutas en otra dirección. El problema es que la medida previsora se tomó, pero no se avisó a la población con anterioridad, lo que trajo muchos disgustos entre quienes aguardaban infructuosamente por los ómnibus que nunca llegaron. El estudiante no concibe que, teniendo tantos medios de información y comunicación al alcance, no se haya alertado a los ciudadanos una vez más. Sí, una vez más, porque frecuentemente se cambian las paradas de ómnibus súbitamente y tampoco se avisa a tiempo. Quienes ignoran o soslayan el valor de la información y la orientación, muchas veces dan la impresión de que menos les interesan los ciudadanos.

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