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Tanto esmerarse para una mentira

La primera impresión de un joven cuando inicia su vida laboral es decisiva. Deja una marca que puede ser para bien... o para mal.

Luis Esel Chibás Montoya (9Este número 766, entre Prado y Jesús del Sol, reparto San Justo, Guantánamo) era un padre feliz con el desempeño de su hija Heidy, quien se graduó el pasado 30 de marzo en la especialidad de Bibliotecología en el Instituto Politécnico de Servicios Sociales Enma Rosa Chuy, de esa ciudad.

Heidy fue seleccionada como la alumna más integral de la especialidad. Y durante los cuatro años en el centro ocupó responsabilidades como vicepresidenta y presidenta de la FEEM del mismo, y vicepresidenta de la FEEM en el municipio. Fue además delegada al Congreso de esa organización estudiantil, en el 2008.

En una reunión celebrada en el Instituto, con la participación de funcionarios de las direcciones Provincial y Municipal del Trabajo, se aseguró que la ubicación laboral de los egresados estaba garantizada. Y en consecuencia, de las opciones que llegaron, Heidy, como tenía el uno en el escalafón por sus méritos, seleccionó la del Tribunal Provincial, la cual se le otorgó.

Todo se complicó cuando la joven, acompañada de su mamá, se presentó en el Tribunal Provincial con la boleta de empleo. Allí, «la compañera de Recursos Humanos le responde en una forma bastante descompuesta que ellos no tienen presupuesto para pagarle a un adiestrado, que quién le dijo a la Dirección del Trabajo que ellos querían adiestrados».

Luis cuenta con sumo dolor que en ese instante, la muchacha, desconsolada, dijo a su madre: «Uno se sacrifica cuatro años estudiando para salir bien, quedar como la más integral, y mira cómo le pagan. Todo es una mentira».

Pero no se amilanaron, y fueron a la Dirección Municipal del Trabajo. Allí, la funcionaria que atiende el adiestramiento les dijo que fueran a la Dirección Provincial, ya que el Tribunal era una entidad provincial. Y al mismo tiempo le sugirió «que como padre fuera buscando una ubicación para mi hija, ya que todos los demás estaban haciendo eso. Entonces le expliqué a la compañera que si los padres hacíamos eso sin denunciar la falta de respeto de informar que todos tenían ubicación laboral, todo iba a seguir igual».

Se dirigieron a la Dirección Provincial del Trabajo, y allí Oscar, el funcionario que atiende a los adiestrados, les explicó que el Tribunal había solicitado 33 egresados a la provincia, y al final los rechazó a todos. Les informó que con tal motivo tenían una reunión, y de ello les darían respuesta.

Esperaron una semana y volvieron por allí, pero Oscar se encontraba de visita en un municipio. Después, no han podido verlo más. La madre de Heidy llamó al funcionario que atiende a los adiestrados en el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, y este quedó en llamar a los de Guantánamo.

Ya en la actualidad, por gestiones de sus padres, Heidy está en proceso de ubicación laboral en el Ministerio del Interior. Pero Luis Esel se cuestiona todavía:

«¿Por qué ocurren estas cosas, si se informó a todos los niveles que los estudiantes tenían ubicación laboral garantizada? En el Congreso de la FEEM este tema se analizó profundamente, pero parece que los directivos no interiorizaron los análisis. Esto afecta mucho a un joven que comienza su vida laboral», sentencia con razón.

La segunda misiva la envía Judit Santón Maluen (Calle Salvador 405, esquina a Susarte, Cerro, Ciudad de La Habana), y es una sugerencia como parte de las medidas para el ahorro energético.

Precisa la lectora que se debía analizar la eliminación del trabajo administrativo en todos los organismos los sábados laborables. Se podría dejar una guardia operativa para atender cualquier asunto que se presentase.

Aclara Judit que no se refiere a quienes prestan servicios a la población, sino a los que asumen labores burocráticas, en el mejor sentido de la palabra. Ello significaría reducción en los gastos de combustible, electricidad y alimentación.

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