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El cliente a la balita, y no viceversa

Muy disgustados están los clientes del gas licuado de Palmarito de Cauto, según nos relata Yismel Castro Rodríguez, residente en calle E no. 161, entre 4 y 5, en ese poblado del municipio santiaguero Mella.

 Cuenta el remitente que antes, cuando el servicio era de balones grandes, se distribuía puerta a puerta. Y al cambiarse por la balita, instalaron un punto de venta frente a una vivienda. El disgusto no es por ello, pues venían cuando tocaba el ciclo y todos adquirían su combustible para cocinar.

Todo comenzó en septiembre de 2018. Distribuyeron hasta donde alcanzó, y prometieron volver la próxima semana, para los que no alcanzaron. Pero nunca llegó esa próxima semana.

La sorpresa, y el disgusto, fue cuando los clientes comenzaron a llamar a las oficinas de la Empresa del Gas en Palma Soriano, y les dijeron que tenían que trasladarse hasta Mella, cabecera del municipio, que está a unos nueve kilómetros de distancia.

Los vecinos pensaron que era una incorrecta orientación desde Palma, y llamaron por teléfono a Santiago de Cuba. Hablaron con el director provincial del Gas Manufacturado, quien ratificó lo mismo.

Y, aparte de la molestia para el cliente, ni las guaguas ni los camiones que transportan personal permiten el traslado de las balitas. «¿Qué se hacen las personas mayores que no tienen quién se los busque?», cuestiona Yismel.

En el Consejo Popular, afirma, se localizó un local para la venta de las balitas, y aún esperan porque se habilite y comience a brindar servicio. Ya comenzó el ciclo y los angustiados pobladores no tienen forma de trasladar las balitas de gas a nueve kilómetros.

La palabra servicio proviene de servir, no de servirse de la paciencia y la molestia de los ciudadanos, por algo que no es un lujo ni un bien suntuario, si no una urgencia de primera necesidad: el combustible para cocinar y comer.

Priorizaron el caso

El 16 de diciembre de 2018, Pedro Acosta Casas señalaba aquí que el 2 de noviembre de ese año, dejó de entrar agua a su vivienda en Santa Felicia 355, entre Guanabacoa y Melones en Luyanó, municipio capitalino 10 de Octubre.

Ese mismo día reportó la incidencia a las oficinas de Aguas de La Habana en el territorio, pero desde entonces el agua no entró más a su casa, salvo la que le agenciaban solidariamente los vecinos.

Mario relataba que su cuadro se agravaba más, porque él y su esposa, con 72 años, son diabéticos y con cardiopatía isquémica. Y él estaba pendiente de una operación a corazón abierto.

Al respecto, responden el ingeniero Eladio Cobas Martínez y Halina Guerra Castro, director de Atención al Cliente de Aguas de La Habana y jefa del Departamento homónimo de esa entidad, respectivamente. Afirman que al publicarse aquí el caso, todavía el problema estaba pendiente de solución, pues entonces Aguas de La Habana tenía un cúmulo de reportes en la capital que superaba los 280.

Pero al conocer los detalles de la edad y padecimientos de los residentes en esa vivienda, se indicó darles prioridad en la atención. Y el asunto se solucionó el 20 de diciembre mediante el mantenimiento al metro contador del agua, que impedía el paso de la misma por presentar obstrucción.

Añaden que, para cerciorarse de la efectividad del trabajo realizado, mantuvieron un monitoreo de la entrada de agua durante varios días de envío. Y dieron el caso como concluido a inicios del actual febrero de 2019, con  la complacencia del cliente.

Agradezco la respuesta, y valoro en ella la transparencia y sinceridad, que no siempre acompañan las relatorías de las entidades aquí: Se explicaron las tensionantes circunstancias de ese momento, cuando había 280 reportes en la ciudad aguardando por atención.

El segundo valor de la respuesta fue la capacidad de, entre tantas urgencias, priorizar diferenciadamente un caso que por su vulnerabilidad y asunto muy delicado de salud (una operación a corazón abierto), no podía esperar tanto.

Y el tercero, el hecho de que no se limitaran a hacer los trabajos para salir de la queja, sino también el tiempo que dedicaron a monitorear los resultados, para dar por concluida la respuesta.

Vale la pena celebrar estos aciertos, cuando otras veces hemos criticado la falta de tales elementos en anteriores respuestas de Aguas de La Habana y de otros organismos y entidades.

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