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No admite esperas

Cada vez que el cielo se encapota y presagia aguacero, allá en Rafael Ferro 204, entre Frank País y Planta, en la ciudad de Pinar del Río, el doctor Joel Augusto León Cabrera piensa solo en sus pequeños hijos de 3 y 4 años. Y se prepara para una verdadera guerra con las aguas albañales que inundarán su vivienda.

Desde el 22 de noviembre de 2021, Joel hizo el trámite  con el director municipal de Acueducto y Alcantarillado. Sí, porque la conductora está tupida. Y cuando llueve, el agua de lluvia no puede salir por esa vía. Y se liga con las albañales en retroceso. Inundan su casa y entran a la cisterna.

La solución, dice, es sencilla: picar la calle Frank País (Sol), un hueco solo de aproximadamente dos metros, para destupir la tubería. Y los directivos de Acueducto y Alcantarillado, primero no habían autorizado picar la calle hasta el pasado mes de enero.

Ya autorizaron, pero ahora la retroexcavadora está dañada. Joel se pregunta si no existe otra en esa ciudad o en la provincia, que pueda pedirse prestada ante el peligro que representa para su familia. Y lleva esperando soluciones durante dos meses.

Ha visitado diez veces Acueducto Municipal, dos Acueducto Provincial, tres Atención a la Población del Gobierno Municipal y dos a la secretaria del Gobernador provincial.

Como complemento, el doctor Joel me envió imágenes que sobrecogen. Esa desgracia no admite esperas…

Ya apesta…

«El tema del derrame de albañales ya apesta», afirma obstinadamente el Doctor en Ciencias Raúl G. Torricella Moprales, director de la Editorial Universitaria del Ministerio de Educación Superior, y vecino de Calle 23-A no. 23020, entre 230 y 234 apto. no. 2, frente a uno de esos vertimientos.

Cuenta que hace dos meses, Aguas de La Habana realizó una reparación allí, y dejó abierto un registro que estaba tapiado. Desde entonces está vertiendo albañales. Y me adjunta también fotos de la calle inundada, y del registro desbordándose, debido a una tupición histórica que nunca se ha resuelto.

Y añade que el tema de la tupición se complica con la rotura de la llave de una tubería maestra ubicada en Ave 23 (Autopista) y 234, que produce un derrame inmenso de agua limpia.

El problema es que cada cierto tiempo se produce la ruptura, se inunda nuevamente la calle y demora días en «repararse». Y luego se repite el ciclo. «Es evidente que no lo reparan correctamente», concluye.

A los dos días, ya tenía el paquete

El pasado 23 de enero, desde el municipio habanero de Diez de Octubre, Bárbara Muñoz Planchat reclamaba aquí que desde el 24 de noviembre de 2021 esperaba un bulto con medicamentos desde España que le urgían. Y sabía que el paquete hacía mes y medio que se encontraba en Cambio Internacional del Grupo Empresarial Correos de Cuba.

Desesperada, ella clamaba por su agilización, pues en él venían medicamentos para su nieta, que presenta displasia pulmonar; también para la madre de la muchachita, convaleciente de la COVID-19, que estaba muy decaída y débil, y para la propia Bárbara.

Y el pasado 25 de enero recibí otro correo electrónico  de Bárbara, con la buena nueva de que ese mismo día, a las diez de la mañana, recibió la visita de José Manuel Darias Cabañas, de la Empresa de Mensajería y Cambio Internacional, para interesarse por el caso de su bulto postal.

«Una persona muy decente y gentil, afirma, me dejó su tarjeta de presentación y me dijo que me llamaría en la tarde para que recogiera el paquete, una vez que le diera el código de envío. Cuál sería nuevamente mi sorpresa, agrega, cuando sobre las tres de la tarde volvió de nuevo a mi casa con el paquete en sus manos, y me dijo: Preferí traérselo personalmente. Mi más profundo agradecimiento a usted, y a José Manuel, por su pronta atención y deferencia».

Gracias a Bárbara por su gratitud, pero en mi caso todo no ha sido más que mi deber y mi trabajo al frente de esta columna de la ciudadanía. Esperemos la respuesta de Correos de Cuba.

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