Acuse de recibo
Vecinos del edificio 13, Pasaje A, entre Céspedes y Agramonte, en Regla, La Habana, revelan en su misiva que ese inmueble está situado en una de las zonas más altas del municipio, por lo cual el bombeo del agua llega con mucha menos presión que al resto del poblado.
Cuando escribieron a esta columna, llevaban 15 días sin suministro de agua. Solo les habían enviado una pipa pequeña el sábado 21 de junio, que repartió a partes iguales en cada casa, sin tener en cuenta que la cisterna de ellos debe abastecer a siete apartamentos. Y se comprometieron con el delegado de la circunscripción a dar un segundo viaje. Pero no fue así.
Siempre que se llama a Acueducto, señalan, les dicen que están pendientes. Que la primera pipa que llegue será para ellos. Eso sucede dos o tres veces al día. En una ocasión, les dijeron que habían hecho un envío, pero que el carro se había roto al subir la loma. Sin embargo, ese mismo día se vio descargar agua en una calle contigua, en el Pasaje B, en dos ocasiones consecutivas. También han alegado falta de combustible, pero no se ha dejado de transitar con las pipas.
El vecino del apartamento 2A se remitió al Partido municipal. Y la funcionaria Mariuska se comunicó de inmediato con el jefe de Acueducto, quien le dijo que en ese momento se estaba llenando la pipa que iría a ese edificio, lo cual resultó un engaño a ella y a los vecinos afectados.
«Esta situación se repite a diario, afirman. Promesas que no se cumplen, y hay quienes comentan que se está convirtiendo en un negocio, pues quien ofrezca dinero, tiene pipa.
«El servicio de agua por acueducto se restableció hace varios días, pero no llega con la fuerza suficiente y apenas cae un chorrito en la cisterna, que, al repartirla entre todos, es insignificante. Y como si fuera poco, hoy día 3 de julio, no pusieron nada, sin informar causas del por qué.
«La situación es ya insostenible. Solo pedimos que se nos asigne una pipa de agua para las necesidades básicas. Los compañeros de Acueducto están engañando al Partido, al Gobierno y a la población. Y nos vemos imposibilitados de acudir a alguien que nos pueda resolver el problema», concluyen.
No cumplieron su palabra
Rodrigo Fernández Olivera, familiar de dos ancianas que residen en calle D’Strampes, No. 219, entre Libertad y Milagros, Santos Suárez, municipio habanero de Diez de Octubre, relata que se presentó en febrero pasado en las oficinas de Etecsa, para conocer sobre un reporte acerca de la avería del teléfono fijo de ellas: el 76415696. Y se le comunicó que había que esperar, pues eran muchos casos pendientes.
Se le dijo también que para mayor información se presentara ante los directivos de la empresa los viernes a las nueve de la mañana, pues ese día atienden a la población hasta las 12 meridiano. Y si no llega temprano, no hay posibilidad de ser atendido. El 3 de mayo lo atendió allí Erik, jefe de Operaciones, quien le informó sobre atrasos en las reparaciones.
El día 4 de junio Rodrigo fue el primero en la cola, y le atendió José Luis Mederos, jefe de Planta Exterior, quien le aseguró que entre el lunes 7 y el martes 8, resolverían el problema. Y estando allí llegó Erik, y ratificó lo acordado.
El jueves 10 de junio, viendo que no habían cumplido su promesa, Rodrigo se presentó a las ocho de la mañana en las oficinas de la empresa en Santos Suárez y solicitó hablar con Mederos, quien muy gentilmente le dijo que en el primer carro que saliera, le orientaría pasar por el domicilio. Y no pasó por allí.
«Debo aclarar, afirma, que en todo momento la atención fue muy correcta; lo que no entiendo cómo es posible la falta de sensibilidad ante el problema, pues como ya manifesté, en la casa hay ancianos que necesitan el servicio telefónico porque entre otras cosas no entienden de móviles.
«Pienso que situaciones como esta atentan contra la imagen de la empresa y sus trabajadores, que se empeñan en tratar de resolver con eficiencia las situaciones a que se enfrentan diariamente», concluye Rodrigo.