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No le pagan lo laborado

 

Un algo se interpone, como en el célebre bolero, para que Mayelín González Rodríguez cobre su salario como trabajadora de la Dirección Municipal de la Vivienda de Habana del Este, en la capital del país.

La remitente, que reside en el edificio A22, apto. 306, en la zona 1 del reparto Alamar, relata que comenzó en la plaza de ascensorista el 19 de junio pasado. Y no le pagaron los días laborados en ese mes. Tampoco lo laborado en julio, más el coeficiente 09 de vacaciones.

«Y cuando me dirigí al Departamento de Personal, refiere, la jefa de este me trató mal, fui la afectada, y me había dirigido a ella con buenos modales».

Al final se concluyó que le pagarían en septiembre lo que le deben. Y cuando llegó el día del cobro en este mes, tampoco salió el pago. Le dijeron que el error fue en el número de la cuenta.

«No lo entiendo, dice, pues cuando se elaboró el contrato, llevé la planilla del Banco con el número de la cuenta. Sin embargo, la primera vez que reclamé no estaba ni en la nómina, y los papeles del contrato archivados. Yo laborando y nadie sabía de mí».

Ante tal anomalía, Mayelín fue el pasado 12 de septiembre a la oficina del Director, pues una funcionaria de Personal le informó que él había elaborado la nómina. El Director no estaba, y su secretaria, muy amable, la atendió y la llevó a ver a su jefa inmediata, Barbarita, quien fue con ella a Personal.

Allí las recibió la Jefa de Personal, quien dijo que se le pagaría en septiembre lo que le debían de julio y agosto, más el 09. Y en octubre lo de junio. Le aseguró que se fuera tranquila, pues entre el 15 y el 16 de septiembre le situaban el dinero.

«Y el 17 de septiembre, afirma, después de una cola inmensa en el cajero, no tenía nada de dinero. Es una falta de respeto, me han creado tremenda situación económica. Acudo a ustedes para exigir respuesta a mi caso», concluye.

Hay cuentas que no cuentan... 

Luis Gutiérrez Urdaneta (Avenida Ciudamar 18503, entre 1ra. y 3ra., reparto Ciudamar, San Miguel del Padrón, La Habana), anda muy preocupado por el daño que ejerce la evasión fiscal sobre los consumidores, a la sombra de las limitaciones bancarias.

Refiere que estuvo en una mipyme donde los dependientes aceptan del cliente transferencias, pero no a la cuenta fiscal, sino a la cuenta particular hasta solo 2 000 pesos, y solo por la mañana. Y la dependiente le dijo que es así, que las autoridades no tienen que ver nada con eso, pues es un negocio privado.

«Lo más doloroso, señala, es que son frecuentes esos hábitos a lo largo de la Calzada de San Miguel del Padrón. La evasión fiscal está ya interiorizada mientras consignas y artículos van y vienen».

En contraste, cuenta que, a un kilómetro de su casa, encontró un negocio que acepta los pagos en línea establecidos, y la dueña te solicita incluso que chequees si recibiste la bonificación o descuento.

Ella le refirió que lo cumple porque es ley, pero eso le genera un serio problema, ya que sus proveedores de mercancías no aceptan pagos digitales. Entonces tiene que empezar a «montear» cómo canjear lo depositado en la cuenta, pues no le permiten extraer dinero de los cajeros con la tarjeta del negocio. Y en los bancos no hay un tratamiento especial y diferenciado.

Según comenta con cierta ironía,  al parecer contamos con una «Comisión Nacional de Obstáculos», que a los problemas económicos le echa arena en vez de aceite como diluyente. 

Gutiérrez Urdaneta indica que en Facebook se promueve abiertamente que la gente acepte transferencias, pero con una «comisión» que oscila entre un cinco y un diez por ciento. Hay hasta grupos para el cambalache.

Ante estas realidades, el remitente pide que se le explique con claridad y fundamento al pueblo, pues muchas veces las personas tienen que estar perdiendo el tiempo en kilométricas colas en los bancos», concluye.

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