La tecla del duende
Los textos que ha publicado la Tecla Ocurrente y su continuadora, esta columna, han circulado por diferentes sitios de internet durante más de 23 años. Y el orgullo mayor del teclero es haber visto la mayoría de ellos por vez primera en JR. Por eso nuestra misión es retornar a esas publicaciones, como en un recorrido circular por el tiempo, en el que a cada nueva vuelta se suman lectores. Y hoy precisamente les comparto uno de ellos, que no pasará de moda. De hecho, sufrimos cuando conversamos con alguien que carece de adjetivos...
Era una chiquilla graciosa, impetuosa, parlanchina. Cada una de sus palabras era una verdadera explosión de entusiasmo. Su léxico, no obstante, andaba muy pobre en términos apropiados. Admiración o deleite, estupor o pasmo, todo lo describía con un único adjetivo: lindo. Y lindo también era un perro, o un drama, o un cordero o una llama. Eran lindos en igual grado el púgil brutal o el luchador membrudo. Y cuando su entusiasmo llegaba al paroxismo, su voz única se transformaba un poco: se convertía en lindísimo. (Publicado en la Tecla Ocurrente por Guillermo Cabrera Álvarez, el 26 de abril de 2001)
Muchas alegrías deparó la Tertulia de mayo en La Habana, pero el regreso de Radamés y sus ocurrencias se «robó» los titulares. Carmen compartió nuevos proyectos y ya soñamos con reactivar aquella red de redes que fuimos para los proyectos en Cuba. Recibimos a Caridad Fobles, Cachita, integrante del Grupo de Oyentes A Esta Hora, de la Emisora Radio Rebelde. Cada una de las madres recibió de regalo una postal martiana, mientras William contaba sobre su asistencia a las Romerías de Mayo y compartíamos anécdotas de Jorge Lozano, bien cerca del Salón que lleva su nombre en la Sociedad Cultural José Martí.
Este fin de semana serán los encuentros en Holguín y Las Tunas. La Casa de la Prensa, en la ciudad natal de Calixto García, será la sede para evocar las Romerías y honrar a las Madres, desde las diez de la mañana del próximo sábado. Ese mismo día en Las Tunas, desde las tres de la tarde, está pactada la cita. Mes de madres y cumpleaños, por ahí andarán las ocurrencias en la Casa de la Décima.
La vida puede cambiar, pero no los recuerdos. Manuel Cofiño