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La guanábana gigante de Leyva

La fruta pesa 13 libras con siete onzas. El peso normal de los frutos de esta especie oscila entre dos y cuatro kilogramos 

Autor:

Juventud Rebelde

Foto: Yahily Hernández Porto

Camagüey.— Tremendo asombro se originó en el semanario Adelante de esta provincia cuando Luis Leyva, uno de sus trabajadores, decidió llevar ante sus compañeros su «tesoro frutal».

La guanábana gigante, como algunos la nombraron aquí, pesaba justamente 13 libras con siete onzas, hecho que la ubica como una de las más grandes de su clase (Magnoliopsida), si se tiene en cuenta que el peso normal de los frutos de esta especie oscila entre dos y cuatro kilogramos.

Cuenta este chofer con más de 30 años de servicios en el periódico camagüeyano, que en su vida junto a los reporteros ha visto cosas extrañas, pero que lo del «guanabanón» no tiene nombre.

«Esta es la tercera de la parición con un tamaño exagerado. Las dos anteriores sobrepasaban las ocho libras maduras en la mata, y a esta hubo que cogerla verde, porque casi parte el gajo que la sostenía», aseguró Leyva.

La familia de Luis ha tenido que cohibirse de comérsela, pues amigos, vecinos y hasta los clientes del club frente a su casa, en el reparto La Guernica, quieren ver a la «grandulona», que ha sobrevivido —pintona— a unos cuantos comilones por cerca de siete días, empezando por Leyva.

Nadie en la parentela de Luis se explica esta cosecha, pues no solo asombran las tres «guanabanonas» aparecidas desde mayo hasta la fecha, sino el buen paritorio del ya frondoso árbol.

«Con estos años de sequía pensamos que se moría la mata, pero con las lluvias continuadas desde el mes de abril las cosas han cambiado, pues mira que hemos tomado champola y todavía le quedan algunas frutas en los gajos».

La bibliografía especializada refiere que la Annona muricata L. (guanábana) es una planta de hoja perenne endémica del Caribe, Centroamérica y la parte tropical de Sudamérica y que por sus cualidades, masa cremosa, carnosa, jugosa y ligeramente ácida de alto contenido nutritivo, ha sido introducida en muchos países, extendiéndose incluso, al igual que sus primos: la chirimoya y el anón, hasta el Sudeste Asiático y las Islas Filipinas.

Esta fruta se destaca por su bajo contenido en grasas, por ser una fuente de fibra y por su completo aporte vitamínico y mineral.

Es usada en varias partes del mundo por su probada efectividad contra el raquitismo, diabetes, catarros, indigestión, parasitosis intestinal y el cáncer. También como antiespasmódico, antidisentérico, antipirético y vulnerario; sin contar la capacidad que poseen sus hojas para eliminar los irresistibles piojos, y sus semillas, que reducidas a polvo, sirven como insecticida.

La guanábana, comúnmente nombrada en varias regiones como huanábano, masasamba, corosol, cachimán, huana-huana (shipibo), graviola (portugués), es considerada la más tropical de las anonas, por su poca, casi nula, resistencia al frío.

Ha quedado plasmada para la posteridad en representaciones hechas en la cerámica precolombina de la costa peruana, en piezas de la cultura chimú, que la guanábana es cultivada desde el Perú prehispánico y adorada desde entonces por sus cualidades curativas.

El biólogo local Zoltan Rivero Jaspe refirió que esta planta necesita de una estación seca bien definida y quizá no tan prolongada como la acontecida en esta tierra centroriental del país.

«En este cultivo cuando los períodos secos se extienden por más de 30 días se hace necesario la aplicación de riego. Si no la cosecha puede ser muy pobre, anquilosada o nula».

Tal vez las lluvias desde mayo hasta la fecha, después de una intensa sequía por más de tres años, incidieron en un crecimiento excesivo de las guanábanas de Leyva.

El biólogo afirmó que no puede ser este el único parámetro a tener en cuenta para justificar su gran tamaño, porque el análisis de otros factores como el suelo, abono, temperatura, humedad, luminosidad, tipo de propagación (por semilla o injerto) y la variedad, también son importantes para obtener una explicación acertada.

De momento ya la familia tiene planes para ella: «una buena champola», asegura, que esta vez tendrá que repartirse entre unos cuantos antojados.

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