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No es un lujo la historia

Joel Queipo Ruiz, miembro del Buró Nacional de la UJC comentó que las personas, al saber de historia, actúen, piensen, tomen conciencia y se formen valores

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Juventud Rebelde

Bayamo.— ¿Para qué estar al tanto del pasado más lejano o más reciente? ¿Por un lujo? ¿Por llenarse de erudición? ¿Por cumplir con un mandato?

Las preguntas llegaron implícitamente a la asamblea provincial de la UJC de Granma para calentar los debates sobre un tema que parece recobrar vigencia en estos días: las lagunas de los jóvenes en el conocimiento de la historia.

No se trata de un capricho, ni de una meta dogmática; lo que se busca es que las personas, al saber de historia, actúen, piensen, tomen conciencia y se formen valores. Así decía Joel Queipo Ruiz, miembro del Buró Nacional de la Juventud Comunista, en sus palabras, casi al final de la reunión, en la cual participaron 300 delegados.

El dirigente apuntaba, con razón, que la apatía de las nuevas generaciones hacia la historia resulta un fenómeno mundial, y es precisamente una de las realidades a las que apuestan los grandes centros de poder para seguir imponiendo la ideología del imperialismo y mantener la desmovilización en los jóvenes.

Y agregaba que, sin caer en chovinismos, si una nación podía salvarse de esa imposición imperial era justamente Cuba, que, a pesar de las deficiencias, atesora hazañas y glorias en cualquier esquina.

El asunto no fue llevado por azar a esta asamblea, última de su tipo en el país. Granma cuenta precisamente con más de 29 000 objetos museables y centenares de sitios de gran significación para la nación y el mundo: La Demajagua, la Sierra Maestra, Dos Ríos...

Sin embargo, como señaló el ratificado primer secretario de la UJC en Granma, Manuel Valera Escalona, «muchos de esos lugares históricos los desconocemos, incluso algunos al alcance diario de nuestros ojos».

Valera refería que si en los comités de base se formulara una pregunta al respecto «nos sorprenderemos al comprobar que muchos de nuestros militantes jamás han escalado el Pico Turquino o visitado el antiguo Gran Casino, donde se alojaron, antes de las acciones del 26 de julio de 1953, varios de aquellos valiosos jóvenes de la Generación del Centenario».

Además, puso la tapa al pomo, como expresamos en buen cubano, cuando subrayó que con esas insuficiencias no se podía hablar de un efectivo trabajo político ideológico, concepto premisa de la UJC.

Su intervención fue calzada por Julio Martínez, primer secretario de la organización juvenil en el país, quien apuntó, a raíz del planteamiento de una delegada, que se necesita buscar las causas profundas del problema, saber qué está pasando en los diferentes niveles de la Educación, en qué etapa de la vida surgían las desmotivaciones hacia la historia y qué nuevos métodos es preciso implementar para incentivar el acercamiento a esa materia.

Por eso, Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido en Granma, sugirió en las conclusiones acudir a los lugares históricos a aprender, a conocer el hecho, sus antecedentes, su importancia «no a leer una tarja o cumplir con una tarea». Proponía, además, acercar los comités de base a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, muchos de sus integrantes verdaderos héroes «con los que se aprende cuánto sacrificio a veces se pasa en la vida».

Varios de los participantes en el debate, entre ellos, Rubier Corría, director del centro provincial del libro, expusieron que «no se puede amar lo que no se conoce»; por eso es importante indagar cómo está llegando la historia a los más jóvenes, más allá de las clases y los actos para conmemorar fechas.

«Evidentemente, muchos de ellos no leen, no digamos un libro de varias páginas, no leen ni siquiera el periódico, porque no hemos sido capaces de inculcarles hábitos y eso al final sale a flote», reconocía.

Mientras, Lázara Mercedes López Acea, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, agregó que los problemas no son iguales en todos los lugares, hay que saber distinguirlos para trabajar diferenciadamente.

Y acotó que sería un error perder de vista un detalle sobre este asunto clave para la nación y su independencia: se escribe historia día tras día, no se puede ver la historia como algo lejano o empolvado; esta vive latiendo en cada minuto, en cada segundo de nuestras existencias.

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