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El gran reto de la UJC está en el «cómo»

Los verbos atraer y convocar se repiten recurrentemente en los debates. Pero conjugarlos con la realidad demanda tocar las fibras más sensibles de los jóvenes, evadiendo la frialdad, la rutina y el eslogan

Autores:

Odalis Riquenes Cutiño
Luis Raúl Vázquez Muñoz

SANTIAGO DE CUBA.— En tiempos de metas altas, el gran reto de la UJC está en la forma. Tal es la mayor lección que pudieron extraer los delegados a la asamblea IX Congreso en este municipio, conscientes de que ese es el camino para revertir serias fallas en el funcionamiento interno por las que ha atravesado la organización aquí en el último período.

De ahí que desde el comienzo el delegado Reinier Limonta, militante de la Universidad de Oriente, enfilara la discusión hacia la necesidad de utilizar desde las estructuras de la organización métodos que se acerquen más a los nuevos y evadan el eslogan en que algunas organizaciones de base encierran al trabajo político-ideológico.

Contaba el futuro abogado y dirigente juvenil, cómo ante las afectaciones de los huracanes se impuso el contacto directo con los estudiantes. La respuesta, sin firmas ni compromisos previos, fue un hormiguero de jóvenes de todas las especialidades que en cifra récord se movilizaron hacia las montañas en apoyo a la cosecha cafetalera. «El problema no está en convocar, sino en cómo convocamos», sentenció.

En esa misma línea abundaba Ángel González, de la Refinería Hermanos Díaz, quien recordaba que reunirse todos los meses y cotizar en tiempo, no son ya indicadores de buen funcionamiento de un comité de base, e instaba a elevar el protagonismo de los militantes y sumar a las nuevas generaciones en todos los órdenes, desde el aporte económico en cada centro hasta las actividades recreativas y la atención a los compañeros.

«El funcionamiento de la UJC acaba siendo como la vida misma», concluyó el joven psicólogo, con la aprobación del resto de los delegados, quienes consecuentes con esa línea de pensamiento y sin dar recetas, abundaron también sobre la necesidad de que el dirigente del comité de base, definido como el principal cuadro de la UJC, sea el más capaz y el mejor preparado, y de que cada militante incorpore que la superación política es ante todo sinónimo de autosuperación, necesidad de estar informados.

En la misma medida en que la organización de vanguardia logre un mejor funcionamiento, en mejores condiciones estarán los jóvenes santiagueros de alcanzar el protagonismo que de ellos se espera hoy en el impulso a los arduos y gigantescos planes que tienen por delante en la producción de alimentos, el ahorro, la eficiencia económica y la sustitución de importaciones.

Por eso, aun cuando no faltaron en la reunión ejemplos de cómo los jóvenes santiagueros lideran importantes tareas hoy, el integrante del Comité Central y primer Secretario del Partido en la provincia, Lázaro Expósito Canto, les instaba a dirigir los principales esfuerzos hacia un mejor funcionamiento, para transformar y también para arrastrar al resto de la juventud. «Ser la continuidad de la Revolución es ser el relevo de la sociedad —les dijo—, y esa es una concepción que debe materializarse todos los días».

Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, les exhortó a estar a la altura de lo que el país necesita de los jóvenes de Santiago, y a llevar al día a día de cada comité de base las reflexiones aquí vertidas, como muestra del impacto transformador que ha tenido el proceso previo al Congreso en el municipio, después de un período de resultados insatisfactorios.

A tono con ese empeño fueron las palabras del integrante del Buró Político del Comité Central del Partido, José Ramón Machado Ventura, cuando instó a la militancia santiaguera a retomar hábitos tradicionales en la vida de la organización, como la participación en los consejos de dirección y armarse de los argumentos necesarios para hacerse sentir en cada lugar, de acuerdo con las posibilidades.

Garantizar el adecuado funcionamiento, más allá de las estadísticas, precisó el también Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, es poner en el centro de atención esencias como el qué se discute, qué acuerdos adoptar, cómo prepararse para las reuniones, y darles seguimiento a los análisis, sin esperar a que haya un Congreso. Esa es la vía para alcanzar la pedida calidad en el trabajo de la UJC, ratificó el dirigente.

En la asamblea juvenil santiaguera se seleccionaron los 20 delegados del municipio a la magna cita y fue ratificada como primera secretaria Liuva Barthelemí.

Más que valentía

En la guerra de 1895, una vez concluida la invasión a Occidente, Máximo Gómez le escribía a Antonio Maceo sobre la falta de personas adecuadas para seleccionar a los jefes en el Ejército Libertador. «Hay muchos hombres con valor —decía—, pero en estas cuestiones de dirigir, hace falta algo más que valentía».

Esta anécdota, contada en un libro fabuloso como es la biografía de José Luciano Franco sobre Antonio Maceo, viene a recordar las complejidades a la hora de dirigir y, sobre todo, el acto de seleccionar a un dirigente.

No es cuestión de espontaneidad, aunque sí de mucha disposición; y eso se apreció en la asamblea de balance del municipio de Morón, un territorio donde la falta de cuadros en las estructuras de dirección ha originado no pocas tensiones en el trabajo de la UJC.

Freddy Morales, especialista del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC) de Cayo Coco, señaló que la carencia de dirigentes adecuados dio al traste con el funcionamiento de las Brigadas Técnicas Juveniles, cuando años antes Morón era uno de los mejores municipios del país en la labor de los jóvenes científicos y técnicos.

«Eso indica —apuntó— lo importante que puede ser un buen dirigente y hacer un trabajo sistemático de selección de quienes deben dirigirnos. De no ser así se corre el peligro de que el esfuerzo del colectivo sea en vano».

Los criterios se sucedieron después. Desde los más apasionados y otros más reflexivos, hasta algunos que conmovieron, como el de Celia Haydée Surí Espinosa, del Video Club Juvenil, quien señaló que lo primero en el tema de cuadros es la disposición, y cómo ella no la iba a tener si su mamá alfabetizó con 12 años.

En verdad es un tema difícil. Porque plantearle a cualquiera —más a un joven— la posibilidad de ser cuadro político, ya es un motivo para meditar. Solo por el cambio que significa en sus vidas, y anécdotas sobran, incluso entre adultos.

Por eso mantener esa realidad es un primer elemento a la hora de seleccionar a un dirigente. Abelardo Álvarez Gil, miembro del Secretariado del Comité Central expresó que la elección de un cuadro no puede ser espontánea ni una dificultad que pretenda solucionarse en una entrevista o asamblea. Es una labor planificada, de convencimiento y hasta enamoramiento.

«Tiene que acabarse el estigma de que Morón es diferente, porque aquí está el polo turístico y la cosa es más difícil. En Varadero existen experiencias buenas con los cuadros de la UJC y ese es un lugar parecido al de ustedes», apuntó.

Álvarez Gil también señaló: «La elección de cuadros para la Juventud es muy importante. Primero, es un problema de disposición. ¿Quiénes hicieron a Cuba? ¿Qué edad tenía Ignacio Agramonte cuando murió? ¿Cuántos años tenía Frank cuando lo mataron? ¿Y Fidel, Raúl, Camilo y el Che cuando triunfó la Revolución? Si uno analiza, se da cuenta que nuestra patria ha sido hecha por los jóvenes y Cuba tiene que continuar siendo sostenida y creada por los jóvenes. Por eso hacen falta dirigentes en la UJC».

De lo anterior se desprende un principio elemental, pero obviado a pesar de las reiteraciones: la calidad en los ingresos a la organización. Se habla del número, aunque se sigue incurriendo en el error de medir el funcionamiento por la cantidad de jóvenes que ingresan en las filas y no por si en realidad estos poseen todas las condiciones y motivos para entrar.

Linsey Martínez, trabajador de Acopio, apuntaba que al militante de la UJC lo deben distinguir la ética y un sentido de la responsabilidad. El joven, junto con otros como Kaila Rodríguez Portela, también mencionaba la formalidad en el funcionamiento.

Ernesto Corvo Vizcaíno, segundo secretario del Comité Nacional, expresó que la UJC necesita desprenderse de formalismos y hasta de cierto conformismo que se aprecia por parte de algunos militantes y en ciertos lugares en decir lo que los jefes quieren oír, o aparentar cierto reconocimiento crítico cuando en verdad no se tocan los temas fundamentales. Y añadió: «Hay que superar eso, porque no es que vamos a darle continuidad a la Revolución. Ella ya está en nuestros hombros».

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