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Salir de noche

La recogida nocturna de basura trae significativos beneficios en la capital, aunque quienes la ejecutan sienten que merecerían mejor atención

Autor:

Rocío Trujillo Olivares

Cuando aparecen los primeros rayos del sol, la ciudad despierta y entonces parece una mujer que se engalana de noche para cautivar a sus moradores y visitantes al amanecer. Esa es la misión de los trabajadores de Servicios Comunales, quienes aplican desde hace más de seis meses el doble turno.

«Garantizamos la limpieza de las calles sin interferir en la actividad ciudadana. Comenzamos a las diez de la noche. A esa hora empiezan a disminuir el tránsito y el movimiento de personas. Desde que salimos en este horario notamos mayor respeto hacia nuestra labor», asegura Jorge Luis López, recogedor de Centro Habana.

Como él, cientos de hombres salen cada noche en los grandes carros color naranja o blancos, para eliminar todos los deshechos de la ciudad.

«El principal resultado está en el mayor rendimiento de los equipos. Podemos recoger el 70 por ciento de la basura en el horario nocturno, y para el otro 30 por ciento que se hace de día no sería necesario emplear todos los carros», explica Luis Rivero Pérez, director de Servicios Comunales en la capital.

Para el funcionario resulta de suma importancia que la población tome conciencia de que debe sacar la basura entre las seis de la tarde y diez de la noche, o antes de las diez de la mañana. De no ser así, no se podrán observar mejores resultados, que se traducen en calles limpias y tanques vacíos.

A las cosas que son feas...

¿Cuántas esquinas llenas de «tarecos» habrán existido históricamente en la ciudad? ¿Cuántos contenedores desbordados con sus reinados de gatos por los alrededores? Pero a estas imágenes feas, los «obreros de la basura» les han puesto amor y poco a poco las han ido mejorando.

«En lugares que eran vertederos habituales hoy se hacen tareas de áreas verdes. En el Consejo Popular de Los Sitios, por ejemplo, un antiguo microvertedero se convirtió en plaza de estar, con su fuente, bancos y luminarias. También se siembran árboles para contribuir a la purificación del aire. La población nos agradece ese tipo de acciones», subraya Rivero.

Diosdado Noa Colombié, director de la Empresa Aurora, ubicada en el municipio de Plaza de la Revolución, aclara que desde el pasado 26 de octubre en que comenzaron a trabajar el doble turno, se vieron los resultados. El objetivo de esta doble jornada es que con dos choferes, el mismo camión recoja mayor cantidad de basura.

«Nos retrasa la recogida que las personas tiren los escombros en la calle. Para eso tenemos que utilizar equipos mecanizados que rompen las aceras. Lo que queremos es embellecer, no ir acopiando por un lado y destruyendo por otro», agrega.

Los propietarios que están construyendo con esfuerzo propio deben deshacerse de sus sobrantes de la misma forma en que adquieren sus materiales. No obstante, el fiscalizador o controlador Ezequiel Oliva comenta que se ha creado un sistema de apoyo en algunos municipios.

«Deben dejarlos en los límites de la vivienda y solicitar el servicio de recogida. Para Plaza de la Revolución, por ejemplo, a través de los números 835-2794 y 833-4455. Es muy económico. Sale a ocho pesos el metro cúbico, cerca de 12 carretillas».

El doble turno en la recogida de basura forma parte de un objetivo mayor: cambiar la imagen de la ciudad. Para esto también se acometen otras acciones como chapea, rehabilitación de fuentes, poda de árboles, siembra de plantas en los separadores de las principales avenidas y la jardinería artística.

«Reparamos las 57 paradas de las arterias de entrada a la ciudad, y más de 150 en las principales vías. También hemos puesto más de 2 000 señalamientos (hitos) en esquinas, que facilitan la ubicación del transeúnte. Este es un empeño joven que debemos seguir perfeccionando», afirma Rafael Oceguera, director de Áreas Verdes.

La dificultades por la crisis económica mundial y el ahorro de recursos no les son ajenos a los trabajadores de Comunales. Por eso, y para continuar engalanando a la capital, trabajan en la sustitución de importaciones.

«El año pasado se recuperaron 4 765 contenedores, lo que representa un incremento considerable. Para mantener los resultados hemos creado 15 brigadas municipales. Cuentan con una chirriadora, pintura y planta de soldar. Cada contenedor le cuesta al país 181 dólares. Reparándolos contribuimos al ahorro», destaca José Carlos Batista, director de Aseguramiento.

¿Color de rosa?

El camión de Jorge Luis López es prácticamente nuevo. Tiene poco más de dos meses, pero trabajando de sol a sol. Aún no ha recibido mantenimiento.

Trabajar de noche ha sido siempre una ventaja para muchos. Pero hacerlo día y noche llega a desgastar hasta el más resistente de los hombres o las máquinas. Por eso cada viaje de estos vehículos es también una historia de amor.

«La salida nocturna beneficia a la ciudad, pero los carros se explotan el doble sin tener garantizado el mantenimiento adecuado, fregado, piezas de repuesto o buenos neumáticos. Estos camiones recorren diariamente más de 100 kilómetros para tratar de que la ciudad amanezca limpia. Si se deja de recoger una zona, al otro día se desborda», sostiene Ezequiel Oliva.

Por ello, no solo se impone la atención a los vehículos, sino también a quienes los operan. Diosdado Noa aclara que les han garantizado a sus obreros guantes, overoles, botas, palas… aunque sabe que aún es insuficiente.

Los olores en la piel y las uñas, y la limpieza de la ropa para prevenir enfermedades, aparecen entre las principales preocupaciones de estos hombres que diariamente trabajan evitándole infecciones al resto de la población.

Bernardo Padrón maneja el colector 94 de Centro Habana. Él lucha cara a cara con la mugre. «Aquí no hay hierba y árboles como en el Vedado o Playa. Nosotros nos fajamos de frente a los desperdicios, al churre, a las epidemias…».

Su compañero de labor, Jorge Luis López, asegura que muchas veces tienen que ir con algún amigo a diferentes instituciones a pedir de favor que les consigan un par de guantes. «Los que estoy usando ahora son los de mi hijo para hacer ejercicios».

Otra inquietud resulta la merienda nocturna, la cual, según el Director de Servicios Comunales en la provincia, se sigue garantizando con «un líquido» y «un sólido». Sin embargo, no en todos los municipios se cumple.

«Al principio, aunque no era buena, siempre estaba segura. Ahora ya no la dan, por lo menos donde trabajamos. Nos dijeron que la repondrían con dinero, pero todavía no se ha resuelto ni una cosa ni la otra», añade Padrón.

Toma chocolate...

El doble turno en la recogida de basura de la ciudad también ha favorecido a quienes no querían hacer esta labor a plena luz del sol.

«Cuando el trabajador se siente estimulado, ni vacaciones pide, porque le afecta su economía. Lo bueno es que a nosotros nos pagan por la cantidad de viajes que damos; lo malo es que en nuestro municipio solo se permiten dar dos. Eso nos afecta el bolsillo y enlentece nuestra misión», explica Padrón.

Según el director de Servicios Comunales en la Ciudad de La Habana, los operarios de camiones colectores, los abiertos y los tractores con carretas, ganan alrededor de 1 500 pesos al mes.

«El pago es por resultados, lo que también nos estimula para que la ciudad se vea limpia y sabemos que no es tarea fácil».

«Los que estamos en los camiones colectores antes recogíamos toda la basura. Hoy solo nos llevamos lo de adentro, pues se creó otro grupo para esa otra tarea. Antes lo barríamos todo y se nos pagaba por eso también, hoy no», confiesa López.

Es un empeño noble por mantener limpia la ciudad, pero pudieran ser insuficientes los recursos y mecanismos. Juan Armando Calvo, dirigente político en el municipio de Plaza, recuerda que hace años existía un cuerpo de inspectores de Comunales que supervisaba toda la labor y tenían autoridad para corregir a la población.

«Todos debemos imbricarnos en esta tarea. Los inspectores integrales que existen hoy para verificar el desempeño de los camiones colectores no son suficientes. Debería dárseles un curso de habilitación y un talonario para que pudieran poner multas al que entorpezca la limpieza de la ciudad. Sería una labor complementaria», concluye Calvo.

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