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Días en que Yaguajay se inscribió en la historia

El 7 de octubre de 1958, la Columna Dos Antonio Maceo del Ejército Rebelde, comandada por Camilo Cienfuegos, entró a territorio espirituano en su marcha invasora desde la Sierra Maestra

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Llanadas de Alunao, Yaguajay, Sancti Spíritus.— Las huellas profundas de los hombres marcados por la fatiga, tras el recorrido de centenares de kilómetros desde la Sierra Maestra, permanecen húmedas en los trillos de este paraje de la geografía. La vereda tortuosa y difícil les indicó la llegada al territorio que los acogió como a hijos.

El Comandante Camilo Cienfuegos y el resto de la Columna Dos Antonio Maceo tal vez no imaginaron que ya en esta zona la lucha armada formaba parte de la vida cotidiana de muchos de sus habitantes.

Un grupo de guerrilleros de Yaguajay le dio la bienvenida a los barbudos el 7 de octubre de 1958, justo en un punto donde la naturaleza brilla por su esplendor, conocido por Llanadas de Alunao. Desde hacía varios meses las autoridades batistianas de la región del actual municipio de Yaguajay tenían concentradas sus fuerzas para neutralizar la lucha armada existente por esos campos.

Un poco de historia

Yaguajay, como el resto de Cuba, hervía de Revolución en el año 1958. Eran pocos los rincones de la Isla donde no existía el rastro de una acción contra el Gobierno imperante. La necesidad y el deseo de lograr la libertad definitiva corría de boca en boca. El secreto del triunfo dependía de unificar las fuerzas en todo el territorio nacional.

En los primeros meses de 1958 se comenzaron a acondicionar los preparativos para iniciar la lucha armada en la zona de Yaguajay, por iniciativa del Movimiento 26 de Julio. La decisión se adoptó por la necesidad de extender las acciones guerrilleras a las distintas regiones del país, y la situación de persecución y clandestinidad que tenían muchos revolucionarios en la localidad.

La dirección del Movimiento 26 de Julio en Sancti Spíritus envió a dos de sus más experimentados líderes, quienes comprobaron la veracidad de que en la zona existían las condiciones para la conformación de un foco guerrillero.

Alrededor de 11 hombres, bajo el mando de Raúl Cortiza, se lanzaron el 13 de marzo de 1958 a la manigua en la zona de El Río, en Mayajigua. Más tarde se trasladaron hacia los montes de Vergara, donde establecieron su campamento.

Ellos no eran los únicos que ya se encontraban enfrascados en la lucha armada en la zona norte de Sancti Spíritus. Algunos hombres, debido a la persecución de los esbirros batistianos, se habían alzado por haber realizado diferentes acciones de sabotaje. Todos se integraron a la recién creada guerrilla el 26 de marzo en Llanadas de Alunao.

El grupo era abastecido por el Movimiento 26 de Julio desde la ciudad y por la colaboración de la población campesina de la zona.

Muchas de sus acciones fracasaron por la falta de experiencia. «Esos intentos fallidos, así como la divergencia de criterios de sus principales líderes, trajo como consecuencia que decayera el accionar militar en el territorio norte de Las Villas», asegura el máster Carlos Gómez, historiador espirituano.

A partir de ese momento se inició una nueva etapa en la lucha armada en los campos del Frente Norte, caracterizada por la existencia de dos guerrillas: una atendida por el Movimiento 26 de Julio, y la segunda bajo la dirección del Partido Socialista Popular.

«Ese último grupo se trasladó hacia la zona de Jobo Rosado, donde instalaron su campamento. De esa forma nació en junio de 1958 la guerrilla del Partido Socialista Popular en el norte de Las Villas, que en su desarrollo dio lugar a la columna guerrillera Máximo Gómez. Su principal líder era Félix Torres», comentó Carlos Gómez, también profesor de la Universidad de Ciencias Pedagógicas espirituana.

El grupo creció a pasos agigantados. Sacó a la luz un periódico llamado Unidad Rebelde. Amplió las redes de información, de colaboración y de abastecimiento y estrechó contactos con obreros y campesinos de la localidad.

«Por su parte, la Columna Marcelo Salado, nombre con que se conocía al grupo del Movimiento 26 de Julio, también mantuvo una posición combativa contra el régimen y sus sostenedores. Dentro de sus actividades destacan la toma del poblado de General Carrillo y la quema de la glorieta del Motel San José del Lago», expresó el historiador espirituano.

La llegada de Camilo

La lucha precisaba, sobre todo, de mucha unidad para obtener la victoria definitiva. Las diversas visiones de cómo dirigir impedían el derrocamiento del sistema batistiano en la zona norte de Las Villas.

Según documentos históricos, el primero que contactó con Camilo Cienfuegos en territorio de Yaguajay fue Chanito Trujillo, quien le propuso al jefe rebelde dirigirse a los campamentos existentes en la zona norte para que la tropa se recuperara.

Los guerrilleros de Yaguajay llevaban días esperando el encuentro con aquellos titanes. A la llegada de la Columna Dos Antonio Maceo, la Máximo Gómez estaba compuesta por unos 65 hombres, estructurados militarmente en tres pelotones y un estado mayor. La Marcelo Salado contaba con 125 hombres dirigidos por cuatro capitanes. De manera general, el armamento de ambos era deficiente.

El Señor de la Vanguardia se asombró mucho de la calurosa acogida que tuvo su tropa.

Camilo Cienfuegos, antes de concretar acciones militares, tomó medidas para limar las asperezas existentes entre las dos fuerzas del norte de Las Villas. Se reunió con los jefes de ambas y les explicó la necesidad de la unidad. Se distribuyeron equitativamente las armas arrebatadas al enemigo. Se crearon grupos operativos mixtos con hombres de las tres columnas y se respetó la jerarquía de cada jefe, así como los campamentos.

A partir de ese momento los combatientes de las dos guerrillas participaron activamente junto a los gloriosos invasores en las acciones decisivas que bajo la dirección del Comandante Cienfuegos se libraron contra la tiranía en el Frente Norte de Las Villas y que culminaron con la Batalla de Yaguajay.

Cincuenta y cinco años después

Yaguajay cada 7 de octubre se viste de gala. Sus calles son «asaltadas». Todos se dan cita en el lugar escogido para el tributo eterno a los hombres que entregaron sus vidas durante la fase final de la guerra de liberación.

Hoy ese pueblo rinde homenaje a los mártires del Frente Norte de Las Villas en un mausoleo de igual nombre. El sitial se integra en un complejo histórico.

El Mausoleo Frente Norte de Las Villas, con diez hectáreas, posee en su centro un nicho alegórico al Señor de la Vanguardia, bajo la sombra de la más cubana palma, donde permanece, otra vez, junto con su legión de titanes.

Alrededor del nicho se ubican 180 sepulcros, destinados a guardar para la eternidad a los integrantes de la Columna Invasora Número Dos Antonio Maceo y de los destacamentos guerrilleros Marcelo Salado y Máximo Gómez. Las 27 palmas, la llama eterna en forma de estrella y el muro revestido de mármol con las principales acciones combativas del Frente Norte en la región, embellecen el lugar.

El mágico silencio del Mausoleo permite sentir el olor a sudor, la respiración cansada, el caminar apresurado, la exaltación ante la rendición del enemigo, el coraje y el espíritu de los hombres que protagonizaron la lucha armada en el Frente Norte de Las Villas. Allí son venerados porque desde el descanso eterno custodian al pueblo de  Yaguajay, comprometido con las huellas de su historia.

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