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Detalles curiosos y poco conocidos sobre José Martí

Hay detalles en la vida del Apóstol que resultan desconocidos para muchos cubanos. Más allá del héroe, del poeta o el escritor, JR les propone conocer a un Martí más humano

Autores:

Sheila Noda
Aymelis Alfaro
Arlette Vasallo

¿Existían diferencias entre Martí y su padre?

Sí existieron diferencias entre José Martí y su padre Mariano Martí. «Mariano era un hombre del siglo XIX, que vivía en una sociedad esclavista y patriarcal, y obviamente esperaba que Martí, el primogénito y único varón de la familia, trabajara cuanto antes para que ayudara al sustento de sus siete hermanas, el padre y la madre. Por su parte, Martí tenía mucho talento y ansias de seguir estudiando», declaró Randy Saborit, estudioso de la vida del Apóstol y autor del blog Efecto Martí, en entrevista a JR.

La carta que le escribió a su maestro Rafael María de Mendive fechada en La Habana, 4 de octubre de 1869, manifiesta la tensión entre ellos: «Trabajo ahora de seis de la mañana a 8 de la noche y gano 4 onzas y media que entrego a mi padre. Este me hace sufrir cada día más, y me ha llegado a lastimar tanto que confieso a Vd. con toda la franqueza ruda que Vd. me conoce que sólo la esperanza de volver a verle, me ha impedido matarme. La carta de Vd. de ayer me ha salvado. Algún día verá Vd. mi Diario, y en él, que no era un arrebato de chiquillo, sino una resolución pesada y medida».

En el siguiente fragmento del Presidio Político en Cuba, Martí expresó el cariño que a pesar de las desavenencias había entre ellos. «¡Y qué día tan amargo aquél en que (mi padre) logró verme, y yo procuraba ocultarle las grietas de mi cuerpo, y él colocarme unas almohadillas de mi madre para evitar el roce de los grillos (…) me miraba con espanto, envolvía a hurtadillas el vendaje, me volvía a mirar, y al fin, estrechando febrilmente la pierna triturada, rompió a llorar! Sus lágrimas caían sobre mis llagas; yo luchaba por secar su llanto; sollozos desgarradores anudaban su voz, y en esto sonó la hora del trabajo, y un brazo rudo me arrancó de allí, y él quedó de rodillas en la tierra mojada con mi sangre…».

Saborit afirmó además que aquel día, Martí comprendió que no sabía odiar, aceptó al padre que tenía y Don Mariano entendió el valor de su hijo. «Años más tarde Martí confesaría que todo lo que sabía de justicia se lo debía a su padre».

 

¿Es cierto que el Apóstol era masón?

Documentos hallados en una logia de la ciudad de Cienfuegos confirman la afiliación masónica de José Martí, quien estuvo influenciado por su maestro José María de Mendive. A los 18 años ya militaba en esa afiliación. Los testimonios del doctor Francisco Solano Ramos y su amigo Fermín Valdés Domínguez son pruebas documentales que lo confirman, así precisó el doctor Eduardo Torres Cuevas.

[Para ampliar el tema puede consultar aquí]

 

¿Fue José Martí pintor?

Martí tenía inclinación por la pintura. En sus libretas de notas realizaba dibujos y bocetos que lo llevaron a matricular en la Academia de Pintura y Dibujo San Alejandro.

Pintaba, por lo general, pequeños dibujos de vasijas, piezas precolombinas, y otras figuras en los márgenes de las hojas de papel donde escribía. En los bocetos reflejó el modo de verse a sí mismo y lo que no alcanzaba a decir con palabras.

[En este artículo puedes encontrar más información]

 

¿Era Martí un hombre sano?

José Martí padeció de varios males. El trabajo forzado en las canteras de San Lázaro le provocó lesiones en los tobillos y la cintura por el roce del grillete, las que le generaron dolores durante toda su vida y afectaron su caminar.

Según describe el doctor Ricardo Hodelín Tabalada en su libro Las enfermedades de Martí, desde los 18 años sufría de sarcoidosis, enfermedad capaz de afectar varios órganos y sentidos; en su caso, la vista, los pulmones y el sistema nervioso. Como consecuencia de esa dolencia padecía de sarcocele, tumor cancerígeno en uno de sus testículos, extirpado quirúrgicamente.

[Ver más en el siguiente trabajo]

En su diario de Campaña, el Héroe Nacional escribió sobre los remedios que empleaba para aliviar el dolor: «Me buscan hojas de zarza, o de tomate, para untarlas de sebo, sobre los nacidos. Artigas le saca flecos a la jáquima que me trae Bellito. Ya está el rancho barrido: hamacas, escribir; leer; lluvia; sueño inquieto».

 

¿Cuántos idiomas habló José Martí?   

Martí era un políglota. Aparte del español, escribió en inglés y francés. Leía en alemán. Estudió griego y latín en la Universidad de Zaragoza. Este fragmento de su artículo La Ilíada de Homero demuestra que leía en distintos idiomas:     

«Se siente uno como gigante, o como si estuviera en la cumbre de un monte, con el mar sin fin a los pies, cuando lee aquellos versos de la Ilíada, que parecen de letras de piedra. En inglés‚ hay muy buenas traducciones, y el que sepa inglés‚ debe leer la Ilíada de Chapman, o la de Dodsley, o la de Landor, que tienen más de Homero que la de Pope, que es la más elegante. El que sepa alemán, lea la de Wolff, que es como leer el griego mismo. El que no sepa francés‚ apréndalo enseguida, para que goce de toda la hermosura de aquellos tiempos en la traducción de Leconte de Lisle, que hace los versos a la antigua, como si fueran de mármol. En castellano, mejor es no leer la traducción que hay, que es de Hermosilla; porque las palabras de la Ilíada están allí, pero no el fuego, el movimiento, la majestad, la divinidad a veces…».

 

¿Tuvo Martí una madre negra?

La madre negra de Martí fue Paulina Hernández, más conocida como Paulina Pedroso, quien recibió al Apóstol en su casa en Tampa y cuidó de él cuando estuvo enfermo. Ella lo apoyó en su labor patriótica y estuvo dispuesta a hipotecar su casa para apoyar la causa revolucionaria.

En el segundo aniversario de su muerte, Paulina escribió en el periódico Cuba de Tampa:«Te quise como madre, te reverencio como cubana, te idolatro como precursor de nuestra libertad, te lloro como mártir de la patria. Todos, negros y blancos, ricos o pobres, ilustrados o ignorantes te rendimos el culto de nuestro amor. Tú fuiste bueno: a ti deberá Cuba su independencia».

 

¿Envenenaron a Martí?

El 16 de diciembre de 1892, mientras Martí colaboraba con los clubes patrióticos de Tampa, dos hombres de origen cubano, que trabajaban como ayudantes personales del Apóstol, le insistieron que tomara una copa de vino Mariani envenenado.

Por las arcocele que padecía, Martí no podía soportar olores demasiado fuertes, de ahí que no tolerara el alcohol y tomara esta bebida como reconstituyente, muy empleado en la época. Al ingerir el vino percibió el raro sabor y avisó al doctor cubano Miguel Barbarrosa. El médico le pidió que vomitara, y de inmediato le practicó un lavado de estómago.

[A propósito de este tema JR publicó el trabajo ¿Cómo intentaron envenenar a nuestro Héroe Nacional?]

 

¿Había diferencias entre Martí, Maceo y Gómez?

Entre ellos había diferencias, «como grandes hombres que fueron, de opiniones sólidas y caracteres particulares», comenta el investigador Randy Saborit.

En una carta a Gómez, Martí le dijo: «General, un país no se funda como se manda un campamento». Las relaciones estuvieron tensas un buen tiempo. Sin embargo, Martí logró ganarse la confianza y el respeto de ambos. Se acercó mucho a los dos. Maceo llegó a confesarle en una epístola que los tres dolores de su vida habían sido la muerte de su padre, el Pacto del Zanjón y la muerte de su madre, que Martí le recordó en la crónica titulada Mariana Grajales.    
Saborit añadió que el 5 de mayo, en la reunión de La Mejorana, hubo tensiones, en el encuentro entre Maceo, Martí y Gómez. En su diario De Cabo Haitiano a Dos Ríos, Martí llega a confesar que Maceo lo hiere y lo repugna. «A mi juicio, Martí muere dolido por lo que le haya podido decir Maceo en aquella reunión».

 

¿Cuánto tiempo vivió en Cuba?   

El Doctor en Ciencias Históricas e investigador del Centro de Estudios Martianos, Ibrahim Hidalgo Paz en su libro José Martí 1853-1895. Cronología aseguró que el Apóstol vivió en Cuba 16 años y entre cinco o nueve meses, menos de 17 años.

    

¿El Apóstol tuvo un entierro digno?

«No me pongan en lo oscuro/ a morir como un traidor/ yo soy bueno, y como bueno/ moriré de cara al sol».

José Martí murió en combate el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos, en la zona oriental de Cuba. Sus restos fueron sepultados cinco veces en lugares diferentes. El 20 de mayo, el cadáver fue arrojado en una fosa común, de cara a la tierra y debajo de un soldado español, en el cementerio de Remanganagua, en Santiago de Cuba.

[Ver más aquí]

El cuerpo fue exhumado, el 23 de mayo, por el doctor Pablo Valencia quien hizo la autopsia y lo embalsamó. Días después, los restos fueron llevados en tren a Santiago de Cuba para enterrarlo en el nicho 134, en el cementerio de Santa Ifigenia.

En 1905, las galerías de nichos fueron demolidas por las condiciones sanitarias del cementerio y se levantó un templete en su honor, a cargo de José Boffill, inaugurado el 7 de diciembre de ese año.

En septiembre de 1947 tuvo lugar el cuarto entierro, al trasladar sus restos al Retablo de los Héroes, en el propio cementerio. En junio de 1951 se extrajeron sus restos para iniciar los honores del quinto entierro, el 30 de junio,en el mausoleo en Santa Ifigenia.

 

¿Fue Ismaelillo continuador de las ideas de su padre?

«No cabe duda de que se sentía identificado con las ideas y proyección de Martí, admiraba a su padre y sabía que, sólo integrándose al Ejército Libertador cubano, honraría su nombre», así lo consideró el doctor Eusebio Leal Spengler.

«José Francisco tomó la decisión de sumarse a la lucha independentista tan pronto supo de la muerte de su padre, renunció a sus estudios y se incorporó a una expedición libertadora para permanecer en la Patria y continuar, desde su esfuerzo personal, la obra imperecedera de su padre», apuntó el historiador.

[Conozca más en el siguiente trabajo]

En el libro José Martí: Destinatario, compilado por Luis García Pascual, se incluye una carta de José Francisco a su padre, fechada en Puerto Príncipe el 7 de agosto de 1886, donde escribe: «Papá, yo te quiero mucho. Cualquier cosa queme mandes me gustará mucho. Mamá sabe que nunca pasa un día sin acordarme de ti. Dicen que soy tu retrato y estoy contento. Muchos besos de tu hijito, Pepe».

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