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Para que todo funcione mejor

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, encabezó este miércoles una visita gubernamental a la provincia de Artemisa, oportunidad que permitió analizar diversos temas de importancia para el territorio

Autor:

Alina Perera Robbio

ARTEMISA.— Que los cubanos podamos, o no, transportarnos de un lugar a otro, es asunto que impacta directamente en nuestra calidad de vida. Por eso revistió especial sentido la visita gubernamental que, encabezada por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, tuvo lugar en el amanecer de este miércoles a la empresa productora de ómnibus Evelio Prieto Guillama, del municipio Guanajay.

«Es esta una fábrica importantísima en el país», expresó el Presidente cubano, en un encuentro que también contó con la presencia del Comandante de la Revolución y Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Ramiro Valdés Mendéndez, así como con ministros, autoridades del territorio, y directivos de la única empresa productora de ómnibus existente en la Isla y nacida en 1972.

Díaz-Canel habló de aprovechar al máximo las potencialidades de la fábrica, y de tener como meta un ómnibus lo más robusto y moderno posible, en cuya realización no se desechen las mejores ideas de diseño, especialmente las nuestras. Por su parte, Ramiro Valdés hizo alusión a la necesidad de garantizar nuestro desarrollo en función de las nuevas tecnologías.

Sustituir importaciones, pensar en cómo seguir fabricando un producto cada vez más genuino y que haga más fácil la vida a las personas, formó parte de los análisis en la fábrica que hoy cuenta con la producción de un ómnibus modelo Diana, la cual está registrada como marca de la Isla.

Las naves donde se acometen las distintas fases de realización de los ómnibus Diana fueron el último punto de la visita gubernamental a la fábrica. Detalle a detalle, el Jefe de Estado cubano, el Comandante de la Revolución y todos los que tomaron parte en el recorrido, apreciaron lo que se ha hecho sin dejar de tener en cuenta una idea que resultó recurrente: hay que pensar sin descanso en una producción cada vez más genuina y no por ello menos eficaz y confortable para quienes la necesitamos.

El segundo lugar de la jornada, también de mucho valor para la calidad de vida del pueblo, fue la Unidad Empresarial de Base Guanajay, perteneciente a la empresa de productos lácteos Galaxia, y que tributa a siete municipios de Artemisa.

Allí el mandatario, a la par de apreciar algunas naves del centro, reflexionó sobre la pertinencia de ser previsores en cuanto a posibles roturas, de acopiar las piezas necesarias hasta donde sea posible. Recordó, además, lo valioso de mejorar estéticamente los espacios. Y a propósito de un tema que es de alta sensibilidad dijo: «En la industria alimentaria todo para nosotros es importante; pero los lácteos y la panadería son prioridad».

El yogur y la leche de todos los días, el pan de cada día, hay que garantizarlos, enfatizó. «Debemos tener capacidad para enfrentar obstáculos, problemas, imprevistos», subrayó al referirse al propósito de garantizar, con la mayor precisión, productos como los mencionados, al punto de ver como un suceso extraordinario la ausencia de alguno de ellos.

Homenaje sentido y necesario

El Mausoleo Mártires de Artemisa, bello lugar que convida a la serenidad, a la memoria y al pensamiento, acogió a la visita gubernamental. Allí Díaz-Canel acomodó las cintas que adornaban sendas coronas florales; una en homenaje a los mártires de ese pueblo heroico, y otra como tributo a los combatientes.

Adentro, en un recinto donde pueden apreciarse imágenes del Asalto al Cuartel Moncada, y de quienes cayeron en esa gesta —casi todos asesinados—, el mandatario escribió sobre un cuaderno de espaciosas hojas blancas: «De visita con el Consejo de Ministros de Cuba, en Artemisa. Era necesario, de manera sentida, visitar este memorial y rendir tributo a quienes dieron la vida por la Patria y abrieron los caminos de la Revolución triunfante. A su memoria. Patria o Muerte. Venceremos».

Al llegar a un salón diseñado para la proyección de materiales audiovisuales, el Jefe de Estado elogió que la historia y los valores encuentren ese tipo de camino para ser transmitidos. Es bueno, reflexionó, que un lugar como el Mausoleo, recinto de la historia más sentida, donde habita la simiente de nuestras más grandes batallas, sea útil para defender la memoria.

En una pared, como para recordar que tenemos legados de los cuales sentir orgullo, una frase del joven Ciro Redondo mientras guardaba prisión, ha dejado para la posteridad un espíritu de entrega: «(…) bien vale el sacrificio cuando por algo superior a todo eso me encuentro aquí, abrazado a un ideal que es el más sublime de todos, el ideal del buen cubano».

Fue necesario el tributo a los héroes en el Mausoleo Mártires de Artemisa.

Fidel sigue dando lecciones

En la empresa de cemento Mártires de Artemisa la bienvenida a la visita gubernamental resultó emotiva y simbólica. Unas imágenes correspondientes al 16 de mayo de 1989 recordaron que el Comandante en Jefe Fidel nos dejó múltiples lecciones que parecen pensadas para hoy.

Díaz-Canel, Ramiro Valdés y todos quienes pudieron apreciar el fragmento audiovisual, vieron a un Fidel haciendo un sinfín de preguntas desde un lugar de la fábrica que este miércoles abrió sus espacios. Luego de ver a un Comandante en Jefe indagar por la existencia de viviendas para los trabajadores, o de un círculo infantil seguramente necesario, el mandatario afirmó: «esto es una clase de dirección y del pensamiento político y económico de Fidel; eso anoté mientras veía el material».

Luego se analizaron las actuales metas de la fábrica. Se habló entonces de la importancia del control para ajustar los indicadores de eficiencia, de planificar lo mejor posible, y de emprender con calidad y la mayor agilidad posibles cualquier programa inversionista. Y como en la historia el tiempo presente y el pasado se entrelazan, el Comandante Ramiro Valdés recordó que justo en esa zona donde está enclavada la fábrica de cemento, Fidel y sus compañeros de la Generación del Centenario hicieron prácticas de tiro en los días previos al Asalto.

Antes de partir hacia la fábrica de fibrocemento de Artemisa Mario Echavarría López, el mandatario cubano recorrió algunas áreas e intercambió con los trabajadores, a quienes hizo preguntas sobre el salario promedio y el paso, ágil o demorado, de los procesos productivos.

Ya en la otra fábrica se suscitaron diversos análisis, muchos de ellos alusivos a hacer las piezas que necesita una vivienda con el mayor gusto posible. Pensar, sumar ideas, ser creativos, ponerle belleza a cuanto se haga… De esos conceptos se habló en la fábrica de fibrocemento, allí donde también el Jefe de Estado recorrió las naves donde se producen varios tipos de piezas para construir viviendas.

En la escuela, y en el hospital

Diversas interrogantes hizo Miguel Díaz-Canel a estudiantes del centro mixto Manuel Ascunce en Artemisa. El centro es de formación pedagógica y artística. En un aula de Computación el Presidente indagó con los adolescentes sobre si ellos saben navegar en internet, si son asiduos de las redes sociales y de cuáles…

¿Cuántos pedirán carreras universitarias?, ¿Cuántos practican deportes en la escuela? ¿Qué hace falta para mejorar el centro?, quiso saber el Jefe de Estado. Los alumnos, sinceros desde su juventud, hablaron de una nevera que lleva tiempo rota, y de un camino maltrecho, que se llena de agua cuando llueve y es el que lleva a la escuela.

Diálogo similar se produjo en otra aula. En los dos encuentros Díaz-Canel habló a los adolescentes sobre la batalla que Cuba da contra el bloqueo y que por estos días se intensifica. Los exhortó a que estén atentos a las noticias, a que aprovechen todas las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones para estar al tanto de lo que sucede en la Isla y en el mundo.

Otros intercambios cercanos se produjeron en el hospital general docente Comandante Ciro Redondo, inaugurado en 1987. Díaz-Canel recorrió sus salas. Médicos, otros trabajadores de la salud, pacientes y sus familiares pudieron conversar con el Presidente, que mostró interés por temas diversos, entre ellos, el referido a la natalidad.

El pueblo y su presidente en el bulevar

La masa humana fue creciendo, se fue encrespando, se compactaba cada vez más. El pueblo iba agigantándose como una ola que provocó el asombro y el estremecimiento de esta reportera. Entre abrazos, gente humilde y entusiasta que pedía hacerse una foto con él y el deseo le era concedido. Entre frases de apoyo y reafirmación, se iba abriendo paso Díaz-Canel en el bulevar de Artemisa. «Todos somos Fidel y Raúl», emergía la expresión de entre la muchedumbre. Era difícil ver frontera humana alguna. El pueblo se acercaba audaz y lleno de energía, de colores, de frases y todo tipo de gesto acompañante.

En medio de la multitud, escoltado por ella, Díaz-Canel hablaba bajo un sol amarillo de la tarde sobre la necesidad de no cerrar los lugares que allí están destinados a brindar servicios. Pedía a los pobladores que ayuden a mantener lo recién hecho. En medio de esas sugerencias una mujer, damnificada por uno de los ciclones que nos han golpeado, pedía ayuda; y el Presidente entonces le explicaba lo que se ha hecho y seguirá haciéndose al respecto. De pronto un joven mexicano se le ponía delante para hacerse una foto con él.

Así, apoteósicamente, acontecía la visita al bulevar, la llegada hasta el cine-teatro de Artemisa, que todavía no está listo pero sí va muy bien en su remodelación capital, según pudo apreciar el Presidente desde adentro de la instalación. Y a la salida de ese futuro centro cultural, otra vez el encuentro con el pueblo, al cual le dijo: «Esta es una visita del Consejo de Ministros a Artemisa (…) es una visita para ayudar a destrabar problemas, para ayudar a que las cosas puedan funcionar mejor».

La impresión que se lleva el mandatario, y así lo hizo saber a la multitud, es que a esta provincia le están naciendo proyectos nuevos,  y de que va en busca permanente de su identidad; por eso le pidió al pueblo que esté atento para que, cuando algo deje de funcionar bien, se le comunique a las autoridades a fin de evitar esa tendencia tan mala entre cubanos de que «escobita nueva barre bien».

Partió el Presidente hacia el Comité Municipal del Partido de Artemisa, para realizar allí la reunión resumen de la visita gubernamental. Y el pueblo, el de siempre, el enardecido, el resistente, el de Fidel y de Raúl, se despidió lleno de energía, hecho un mar de Patria, fiero y alegre, seguro de lo que puede hacer desde sí mismo.

El encuentro de Díaz-Canel y el pueblo en el bulevar fue apoteósico.

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