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Uniformes escolares: sí o sí

¿Tendremos o no a tiempo las prendas para los alumnos antes de septiembre?, se preguntaban muchas familias, sobre todo, aquellas donde hay alumnos de nuevo ingreso. Por suerte, la respuesta ya se puede hallar en estanterías de las unidades de la red minorista, abastecidas con las prendas

Autores:

Margarita Barrios
Haydée León Moya
Yuniel Labacena Romero

DEL uniforme escolar siempre se habla en cualquier hogar de esta Isla, cuando hay un niño, adolescente o joven que debe vestir con ese obligado atuendo de la escuela cubana. Así es, sobre todo, entre el final de un curso escolar y el comienzo del otro. Vestir con ropa nueva es siempre el sueño de los muchachos y de los padres. Y es también la aspiración —y responsabilidad— del Estado que, además, procura que ninguno se quede sin su uniforme escolar.

Porque también el uniforme —sea rojo, amarillo, azul o carmelita— garantiza una igualdad estética, asegura el respeto hacia las normas de educación formal e impide la proliferación de diferencias entre estudiantes de familias de bajos ingresos y aquellos que pueden lucir las prendas más caras.

¿Tendremos o no a tiempo los uniformes para los alumnos antes de septiembre?, se preguntaban muchas familias, sobre todo, aquellas en las que hay alumnos de nuevo ingreso. Por suerte la respuesta ya se puede hallar en numerosas estanterías de las unidades de la red  de comercio minorista, abastecidas con las prendas.

Las ventas comenzaron por municipios de Artemisa, Mayabeque, Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Guantánamo y la Isla de la Juventud, según explicaron a este diario directivos del Ministerio de Comercio Interior (Mincin). Las demás provincias se incorporarán de manera gradual, con mayor énfasis en la segunda quincena de agosto.

Tradicionalmente la comercialización de los uniformes empieza en el mes de mayo; pero debido a las afectaciones ocurridas por la demora en la llegada del tejido y los accesorios para su confección, comenzó de manera escalonada a partir de la segunda quincena de este mes.

Durante la más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en diálogo con Juventud Rebelde, Francisco Silva Herrera, director general de venta de mercancía del Mincin, explicó que todo se realizará en la medida en que se vayan completando en cada territorio por tipo de enseñanza, cantidad y curvatura de tallas.

Según confirmó a este diario Ena Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, desde el pasado 1ro. de julio en todos los centros escolares se están entregando los bonos que permiten la compra de los uniformes; por tanto la familia debe acercarse a ellos para obtenerlos.

Igualmente, un tuit suyo, publicado el viernes último, aseguró que ya se ha logrado producir el 80 por ciento de los uniformes de la primera etapa, que garantizan la venta a prescolar, 5to., 7mo., 10mo., 1er. año de politécnico y las escuelas pedagógicas.

Contra la pared

A costura limpia, los talleres textiles de Guantánamo han ganado fama como los más productivos del país. Ahora mismo están obligados a demostrarlo. Porque comenzaron en junio de este año una producción que debió empezar en septiembre del anterior. Y porque ya con esa presión encima vinieron a apretarles más el cinturón las interrupciones del servicio eléctrico que por varios días afectaron al país.

Mientras a una increíble velocidad une con su ruidosa máquina de coser las piezas que conforman una saya del uniforme de preuniversitario, la jovencita Maidelis Pérez Almenares, costurera de solo 18 años de edad y graduada como obrera calificada en la especialidad de confecciones textiles, deja claro a lo que han tenido que renunciar para dejar lista antes del 10 de agosto la producción convenida.

«Estamos trabajando hasta los sábados, de 7:30 a.m. a 5:00 p.m., no tuvimos días feriados y pospusimos nuestras vacaciones, que siempre son masivas en la primera quincena de agosto, porque ahora que se estabilizó la corriente y hay tela, depende de nosotras que se cumpla el compromiso que tenemos», dice.

De ese esfuerzo hablan las más de 200 mujeres que al filo de las 4:00 p.m. del viernes 26 de julio último parecen comenzar la jornada. «Si mantenemos este paso vamos a cumplir. Siempre lo hemos hecho, porque de nosotras depende que en varias provincias se vendan en tiempo y forma los uniformes», agrega la sastre María Gámez Durand, quien se dedica a esa labor desde hace más de 20 años.

Y en efecto, según dijo a Juventud Rebelde Sandra Báez Téllez, administradora de la fábrica, que es la No. 1 de la Unidad Empresarial Confecciones Textiles Ámbar, de Guantánamo, ahora confeccionan pantalones y sayas de uniformes para estudiantes de primaria y preuniversitario, pues ya cumplieron el plan de confección de blusas y camisas para esas enseñanzas destinadas a cuatro provincias.

Por su parte, Alberto Hernández Domínguez, director de esa entidad perteneciente a la Empresa Nacional Confecciones Textiles Boga, precisa que en los siete talleres guantanameros, se trabaja a igual ritmo y que hasta la fecha se confeccionó y entregó a la Empresa Comercializadora Universal una producción elaborada desde principios de año con la materia prima existente en el almacén.

Se trata, explicó, específicamente de todas las camisas y blusas para los alumnos de la enseñanza preuniversitaria encargadas a la provincia. También se garantizó la encomienda de sayas y pantalones para alumnos de secundaria y politécnico, y un número significativo de faldas, short y bermudas para la educación primaria.

Los talleres Ámbar tributan tradicionalmente cerca de 300 000 piezas de uniformes escolares al año destinadas a las provincias de Guantánamo, La Habana, Mayabeque y Artemisa. A esa producción se agrega un amplio lote de pañoletas pioneriles, y batas blancas y azules para estudiantes de la Salud de varias localidades del territorio nacional.

Tranquilidad y confianza

Como los talleres de la tierra del Guaso otros en el país viven para cumplir su plan de entrega. Para ello, como se explicaba recientemente en una Mesa Redonda, la industria de las confecciones textiles ha dispuesto, en todo el territorio nacional, de 13 unidades empresariales de base productivas, con 64 fábricas, distribuidas en 56 municipios y más de 5 300 trabajadores.

Francisco Silva Herrera explicó que a partir de las afectaciones ocurridas por la demora en la llegada del tejido para la confección de los uniformes escolares, se organizó un plan para asumir la producción de manera acelerada.

Subrayó que, para facilitar que la familia adquiera las prendas, se amplía la red de tiendas que las comercializarán y estarán vinculadas con los centros escolares, de manera que cada cual sepa dónde debe ir a comprar. Además se activan los atelieres, para que una vez adquiridos los uniformes se puedan modificar en caso de resultar necesario.

Queremos transmitir tranquilidad y confianza. Los uniformes se están confeccionando en todo el país, y en el comercio se han adoptado un grupo de medidas para acelerar el proceso de comercialización. Para ello se organizó un programa de conjunto con la industria y el Ministerio de Educación, agregó.

Según lo explicado, no hay dudas de que todos los estudiantes lucirán nuevos uniformes en el venidero curso escolar, y  en ello se empeñan quienes laboran sin pausas en los diferentes talleres dedicados a la tarea en el Grupo Empresarial de la Industria Ligera. Es imprescindible, igualmente, que en las unidades dedicadas a su comercialización todo se asuma con orden y disciplina.

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