Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juventud Rebelde: 54 años y vamos por más (+ Fotos y Videos)

El diario de la juventud cubana está de aniversario. Este 21 de octubre cumple 54 años la gran casa azul devenida en multiplataforma que cada día apuesta por más

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Juventud Rebelde

El diario de la juventud cubana está de aniversario. Este 21 de octubre cumple 54 años la gran casa azul, devenida en una multiplataforma, que cada día se transforma y apuesta por más.

Más de cinco décadas pueden decirse fácil pero no lo es. Mucho ha llovido desde aquel 21 de octubre cuando el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz anunció la aparición de este periódico ante miles de jóvenes que se reunieron en el Estadio Pedro Marrero, para clausurar los actos celebrados con motivo de otro aniversario de la integración del Movimiento Juvenil Cubano y para inaugurar los Primeros Juegos Deportivos Nacionales. 

  

Fueron los jóvenes los que propusieron el nombre del periódico y los que aprobaron en aquel acto masivo la denominación de Juventud Rebelde. Hoy, una editora que tiene varios sitios como el suplemento humorístico: Dedeté; y el Semanario económico, comercial y financiero de Cuba: Opciones.

Entonces... ¿Qué tiene Juventud Rebelde tanto en su versión digital como en el impreso qué atrae a sus lectores? 

En ese sentido cambiamos las maneras de emitir mensajes y, diversificamos los canales para ajustarnos a lo que ustedes esperan. De igual forma mantenemos diferentes secciones interactivas que impactan a nuestros seguidores entre las que se encuentran Acuse de Recibo, Así de Fácil, La mirada del Lector; o Suplementos como Sexo Sentido, Informática y nuevas tecnologías.

Publicamos contenidos más audaces para el entorno digital. En el caso de las coberturas periodísticas, nos propusimos innovar, ya no solo es el minuto a minuto de lo que acontece, sino un trabajo más completo que ofrece en un mismo sitio toda la información posible del hecho que se aborda.

Mantenemos la realización de entrevistas online y los foros, espacios de intercambio que prefieren y demandan mucho los lectores.

Una nueva forma de comunicar a través de Juventud Rebelde la experimentamos con la creación de JR Podcast Más que papel JRTVun espacio radial y la productora audiovisual, ambos libres de las estructuras tradicionales de los programas que seguro ya conoces, y que nos conectan con un público seguidor de esas plataformas. Fueron dos propuestas nacidas del equipo multimedia de JR, para abordar los temas que interesan a la adolescencia y juventud de Cuba.

No menos importante es el vínculo con la universidad y la relación con los estudiantes durante su periodo de práctica laboral. En varios momentos del año JR transforma sus redacciones en aulas y se inyecta de ese entusiasmo juvenil y nuevas ideas. 

Tal vez te preguntes ¿Cómo un periódico logra adaptarse a estos nuevos ritmos de producción? Pues con un sistema organizativo que tome en cuenta la multiplicidad de canales por los cuales se informan nuestras potenciales audiencias. Así lo hicimos en JR y demostramos que un periódico no debe resumirse solo a las páginas impresas, estamos más allá. 

¿Qué podríamos hacer para mejorar nuestro trabajo? 

Felicitaciones que llegan 

Bien tempranito el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez felicitó a nuestra Editora a través de un mensaje publicado en su cuenta oficial en Twitter.

De igual forma la Asamblea Nacional del Poder Popular se sumó a la felicitación y rememoró las palabras de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, cuando fundó el periódico.

Mi amor de juventud

De adolescente lo perseguía, lo acariciaba, lo anhelaba. Guardaba recortes de lo que más me conmovía.

Pronto esos recuerdos se me volvían amarillentos y frágiles entre las cosas que más me gustaban: una canción de Pablo, un texto de Cortázar, los versos de Silvio, alguna idea loca y cursi de muchacha romántica de 15 años... 

Después, ya con la ilusión de llegar a la Universidad en la única especialidad que me gustaba, lo hojeaba detenidamente para que se me «pegara todo lo que se pudiera», entre el placer y el temor por las pruebas de aptitud.

Así fue creciendo el amor, entre tropiezo, pausa, brinco y brinco en los camiones de Santiago a Puerto Padre o viceversa, mientras los cinco años en la Universidad se iban esfumando. Creciendo lento... y sin pausa. 

Soñando de lejos. Porque una muchacha enamorada desde un lugar tan lejano a donde «se hace la magia» –creía entonces yo– no puede sospechar que un día, así, sin esperarlo, alguien te pida que te pruebes el zapato, y el zapato te sirva. 

Gracias, #JuventudRebelde, por ser mi sueño cumplido. (Por Liudmila peña Herrera)

Juventud Rebelde tiene alma

Era una tarde calurosa de octubre cuando entré por vez primera por los pasillos y a la redacción central de Juventud Rebelde. Guajiro de las sabanas camagüeyanas, que se había ido en medio de los años más agudos del período especial a Guantánamo, tenía una visión idealizada de lo que debía ser una edificación como esta. La imaginaba moderna, hermosa, deslumbrante, sofisticada…

El primer impacto visual fue demoledor. Lo que es ahora lo que llamamos «la pecera» —el núcleo de generación de contenidos del diario—, aparentaba ser una especie de Alepo tropical sobre la que se hubieran ensañado todos los imperios de este mundo. No había aire acondicionado, algunos se veían obligados a andar sin camisa, cada buró semejaba un edificio sobre el que hubiera caído uno de esos criminales cohetes teledirigidos. Todo el sufrimiento y la decadencia padecidas en aquellos años por los cubanos para salvar su sueño de un país libre, con justicia, bienestar y libertad parecían resumirse entre estas paredes en un trágico performance.

El primer flashazo que sentí de este periódico fue el descubrimiento de que aquel estado material lamentable no había destruido, sin embargo, lo más valioso, aquello que según El principito es invisible para los ojos, el alma de quienes laboraban intensas horas, que no pocas veces se extendían al amanecer.

Desde ese momento comencé a entender esa idea maravillosa, a la que nunca podríamos renunciar —porque dejaríamos de ser—, de que Juventud Rebelde tiene alma. Un alma que se conforma a la vez con la de todos. 

...

Signos que creo logré captar de esa alma de JR, y que se convierten en importantes fortalezas para salir adelante de la crisis estructural que ha padecido nuestro sistema de prensa y avanzar en su transformación:

  • En Juventud Rebelde se acentuó el concepto de que en el periodismo son más importantes los líderes creativos que los jefes ordinarios. La redacción como célula creativa. Desarrollo de un ambiente de innovación y creatividad y de trabajo en equipo.
  • Conciencia de que el periodismo y los periodistas no son simples instrumentos, o piezas de una maquinaria de propaganda. El periodismo y el periodista es un intelectual, y por tanto integramos un sistema complejo de producción y reproducción simbólica.
  • Desarrollo del concepto de que el periodista no atiende sectores sino temas, de que junto a la agenda institucional debe prevalecer la agenda del medio, que no puede ser otra que la agenda pública. No somos voceros de las instituciones. El evento no es noticia, se va a él a encontrarla.
  • Defensa de la función del periodismo como contrapeso y equilibrio de la sociedad, como parte de los mecanismos de control y soberanía populares, con el desarrollo de proyectos que sitúan al público como centro y constructor de nuestra agenda mediática.
  • Impulso del periodismo de Tesis o de investigación, con estímulo al trabajo en equipo.
  • Formas de planificación estratégica, incluyendo editorial, con debate entre los equipos y el Consejo de Dirección. El interés público como centro de esa proyección.
  • Tradición del periodismo de opinión y el columnismo. La opinión como forma de promoción del debate, de participación en la cosa pública y la construcción de consensos. La dignificación del ejercicio de la crítica.
  • Defensa de la función de entretenimiento del medio y del periodismo como espectáculo. Lo curioso y lo sorprendente como parte de la planificación editorial.
  • Tradición de un estilo narrativo que rompe con el periodismo propagandístico. Desarrollo de formas del estilo literario.
  • La existencia de un equipo de investigación para explorar cotidianamente el impacto en los diversos públicos y el lugar de las diversas plataformas en el entorno mediático —enriquecido ahora con el Observatorio del medio— como herramienta de dirección.
  • Asimilación de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías para potenciar las distintas plataformas editoriales. Creación y reconocimiento de proyectos multimediales. Crecimiento y riqueza continua de la plataforma web y expansión en las redes sociales. El Grupo de desarrollo de la informática.
  • Comprensión de que lo artístico no se decide solo en las formas narrativas, sino en la fotografía, la infografía, y otras herramientas del diseño.
  • Existencia de liderazgos profesionales sólidos, que sirven de paradigma para la transmisión de la tradición del diario a los más jóvenes.
  • La publicación como una escuela de buen periodismo. Más importante que sancionar es enseñar, hacer crecer profesionalmente.
  • Existencia de una plataforma humorística que promueve y defiende el humor de vanguardia.
  • Un proyecto como el semanario Opciones, adelantado en la búsqueda de las nuevas formas de gestión económica de los medios y referencial en lo que debe ser unos de los empeños fundamentales en lo adelante. (Por Ronquillo Bello)

Leer más aquí. 

Mi Juventud Rebelde

Esa mañana de 1986 que pacté con Juventud Rebelde, entre olores a plomo de linotipos, el insustituible impulsor de aquella nerviosa redacción, Ricardo Sáenz, el Gallego, presagiaba sin saber mi destino en el periódico.

El más periodista de los periodistas me encomendó conversar con unas personas que fueron al diario a denunciar el dramático desenlace de un remolcador, que las aguas iban cubriendo sin rescate alguno desde el día anterior, a los ojos de todos, incluidas las autoridades del puerto de La Habana.

Con su cigarrito admonitorio, el Gallego me envió al rescate de esa información, junto al fotorreportero Luis M. Batista. Y horas después, aparecía el hundimiento de la responsabilidad y el respeto en la primera plana de aquella solitaria edición que atardecía en la capital.

Ese fue mi estreno, con «muraleja positiva», una suerte de premio moral visible en el mural, que el Consejo de Redacción otorgaba en cada edición a los mejores trabajos de sus periodistas, con fundamentación del lauro y todo.

Desde entonces, en JR he gozado y he sufrido, con todos los motivos y géneros periodísticos. En los grandes salones y los rincones  solitarios y humildes del país, tomándole el pulso a la realidad con estos ojos míos, sin pedir tanto permiso. Enviado especial por algunos rincones del mundo muchos años atrás, y «quedado especial» con el tiempo. Disciplinado hacedor de trabajos por encargo, que también se negaba a secundar tesis que no compartía, aunque vinieran de arriba, y a escribir de lo que no estaba convencido.

Reconozco que las sucesivas direcciones de Juventud Rebelde, desde Jacinto hasta Marina, me han respetado profesionalmente y han permitido que escriba con voz propia muchas veces, como que también me han censurado de tajo en otras, y hasta me han mutilado parcialmente en palabras muy elocuentes. A tiempo también comprendí que hay que hacerse respetar, en la escritura y en la vida, para que lo respeten a uno. Ni más ni menos en esta redacción siempre se han debatido y dirimido los dilemas y problemas de la prensa cubana, sus logros y cortedades, sus altos vuelos y alas mutiladas.

En Juventud Rebelde he hecho y he perdido amigos. He aprendido del talento ajeno y de los chascos. He recibido lecciones de humanidad, y de rencores y reservas, como en cualquier sitio. Pero han primado la natural convivencia y el desenfado, la sinceridad y la transparencia.

Aquí he escrito mis géneros preferidos, la crónica y el comentario. He aventurado juicios, me he buscado mil problemas por no ser complaciente y también he defendido con argumentos lo que se merece defender por principio, cuando uno define  de qué lado de la cerca hay que estar, sin concesiones.

Pero nada ha sido más apasionante que el Acuse de Recibo, esa expedición con la gente, esa devoción ciudadana de la cual no he podido ni podré zafarme, gracias a su gestor, aquel adelantado que se puso los pantalones ante las molestias de más de un funcionario «arañado» en su pintura: el entonces director de Juventud Rebelde Rogelio Polanco (se lo digo ahora que no está aquí, porque siempre he detestado la adulación).

Con sus luces y sombras, con sus arrestos y poquedades, con sus voces y silencios imperdonables, Juventud Rebelde ha marcado mi profesión y mi vida.

Tanto, que transito constantemente del berrinche a la alegría, de la decepción a la esperanza. Ya no estaré allí algún día, pero me conformo con que en el futuro, algún joven periodista se haga la misma pregunta termómetro, pregunta dilema, que este veterano: ¿Juventud, y Rebelde? Leer más aquí

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