Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Las misiones del amor

Unos realizan entregas a domicilio a las personas más vulnerables,otros se movilizan hacia a la producción de alimentos y están quienes voluntariamente extienden su brazo para salvar vidas. Son esas algunas de las tareas que asumen los jóvenes en tiempos de la COVID-19

Autores:

Yuniel Labacena Romero
Monica Lezcano Lavandera

«Cuando todo esto pase, ven a visitarme sin el nasobuco, me gustaría conocerte bien», dice una amable señora desde su balcón capitalino, mientras recoge con una cesta y una soga los alimentos del día. Dagneris Cuervo, la joven que se los trae, responde: «seguro», y sonríe como quien sabe que ya tiene una nueva amiga.

Unas casas más adelante Julio Caraballo se apresura a entregarle la comida y las medicinas a otra anciana que vive sola. No le importa el sol ni el calor, tampoco repara en el cansancio acumulado en esta labor imprescindible. «Ellos me necesitan, el país me necesita… aquí está mi aporte», afirma el estudiante del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García.

Como ellos, decenas de jóvenes se encargan de atender de manera diferenciada a personas vulnerables. Por ejemplo, lo hicieron en el consejo popular Vedado, del municipio de Plaza de la Revolución, en particular las 15 cuadras comprendidas desde calle 17 hasta 23, y desde calle D hasta G, que tuvo un evento de transmisión local.

Ahora muchos integran la tarea Vida y desde bien temprano se les ve pasar por las calles del Vedado. Con mucha disciplina y cumpliendo las medidas sanitarias, han quebrado el silencio de una zona que tradicionalmente tiene un constante ajetreo. Con sus rostros —casi escondidos detrás de las mascarillas—, recorren las cuadras para auxiliar a quien más lo necesita.

Donar sangre es un gesto muy altruista. Fotos: Abel Rojas Barallobre

«No ha sido fácil, pues hemos tenido que aprender a tratar con diferentes situaciones de personas mayores que están solas o que no se pueden valer por sí mismas. Eso es un reto, pero lo hacemos con el respeto que se merecen. Muchos nos agradecen que estemos dedicando nuestro tiempo a servir, y eso nos enorgullece», apunta Mariana Mora, estudiante de la Universidad de La Habana.

Y nos recuerda que en el preuniversitario Tomás David Royo Valdés se reunían en tiempos del evento de transmisión local junto a autoridades de diferentes organismos y organizaciones de la zona, para contribuir con la pesquisa activa y la atención a los más necesitados. «Esta es una experiencia que puede quedarse de forma permanente», afirma.

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Mientras unos realizan las entregas a domicilio o se suman al Sistema de Atención a la Familia, acercando almuerzo y comida a adultos mayores que viven solos, otros se movilizan hacia la producción de alimentos, y están quienes voluntariamente extienden su brazo en un gesto altruista que salva vidas.

Son esas algunas de las misiones que asumen los jóvenes en esta hora difícil que vivimos ante el nuevo coronavirus. Lo hacen no solo en la capital, sino en todo el país, según necesidades de los consejos de Defensa provinciales y municipales. La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) los ha convocado y ya en más de 305 contingentes le ponen su responsabilidad, energías y creatividad a cada tarea.

En medio de la pandemia, las nuevas generaciones escriben otra nueva página de heroísmo.Fotos: Abel Rojas Barallobre

Yorlenis Melo Reguiferos, especialista de Medio Ambiente en el Ministerio de Transporte, recuerda el día en que se sumó a donar sangre. «Es importante porque sé que salvo una vida y como revolucionario de este tiempo siento que es mi manera de apoyar a la Patria, de servirle por lo que me ha brindado sin pedir nada a cambio».

Él es un veterano en estas lides. Ya suman 11 las veces que ha donado con el propósito de asegurar el plasma que demanda la atención médica y la fabricación de medicamentos. Por eso, allí, en el Banco Provincial de Sangre de La Habana, se le vio muy seguro.

Hasta ese sitio cada semana van decenas de jóvenes —de diferentes sectores— como valientes a donar su sangre, y se sienten agradecidos porque «ante el envejecimiento de los donantes tradicionales y las medidas de aislamiento físico no se puede perder un programa fundado por Fidel».

Para Yorliet Adela Díaz Suárez, sumarse a la siembra y recolección de cultivos de ciclo corto en el organopónico Plaza fue gratificante, pues La Habana también produce alimentos. «Con nosotros pueden contar, ahora y siempre. Somos muy conscientes de hacer las cosas con amor y compromiso».

Las personas vulnerables agradecen mucho la ayuda de los jóvenes.Fotos:Maykel Espinosa Rodríguez

Asegura que sumarse a la producción de alimentos es muy urgente por el impacto directo que tiene en el bienestar del pueblo, principalmente en este escenario complejo en el que  enfrentamos a la COVID-19. «Nos reconforta que los vegetales y las hortalizas que hemos recolectado aquí lleguen a los vecinos de la zona y también al hogar materno del municipio».

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Lejos de cruzarse de brazos y temor alguno, los jóvenes se han ido a los centros de aislamiento donde se atienen contactos o casos sospechosos, o instituciones que se acondicionan para ello; también a zonas declaradas en cuarentena donde contribuyen con su higienización o el acercamiento de los productos a sus moradores.

Su entrega se cuenta, además, como se explicó este martes en el   programa Mesa Redonda, en la producción y llenado de frascos de hipoclorito de sodio para hacerlos llegar a la farmacia, en organizar las colas en centros de comercio en alianza con la Policía Nacional Revolucionaria, y en los estudiantes de Matemática que trabajan con sus profesores en el monitoreo de los datos de la pandemia; también en el caso de los geógrafos con el diseño de los mapas de la enfermedad.

«Aquí estamos respondiendo a un llamado del país y de nuestra conciencia, pues estos tiempos de pandemia han fortalecido nuestros valores. Siempre estaremos en las tareas de mayor envergadura, en las que más urgen de nuestras energías», afirmó Lisara Corona Oliveros, primera secretaria del Comité Municipal de la UJC en Plaza de la Revolución.

Afincados en sus saberes, en sus virtudes y méritos, las nuevas generaciones van de un lado a otro de la ciudad. Y es que, como expresó recientemente el Presidente cubano, «hay miles de maneras creativas de aprovechar a todo el mundo» en esta inevitable batalla por la vida. La que protagonizan los jóvenes es una de ellas y también dará el golpe final a la pandemia.

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