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El artemiseño que rescató a Fidel cumpliría este 9 de junio 90 años

Conozca la historia de dos hombres que le salvaron la vida al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1953

Autor:

Luis Hernández Serrano

Dos hombres le salvaron la vida al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1953. Uno de ellos es más conocido: el teniente Pedro Manuel Sarría Tartabull (Cienfuegos 1900–La Habana 1972), del ejército batistiano, quien impidió su asesinato a manos de un sicario de la dictadura poco después de que el propio Sarría sorprendiera al dirigente principal del asalto al Moncada dormido en un vara en tierra en la Gran Piedra. El mismo líder de la Revolución recordó el suceso y la frase de aquel militar pundonoroso: «Las ideas no se matan».

El otro fue un moncadista que al timón de su propio carro cuando se retiraba del cuartel, iba Fidel de pie delante de la fortaleza militar y lo rescató: Ricardo Máximo Santana Martínez. Este 9 de junio cumpliría 90 años. El Jefe de la Revolución lo narró a Ignacio Ramonet en la segunda edición de Cien horas con Fidel: «Me quedé allí en el medio de la calle, solo, frente a la entrada del cuartel. Me rescata un auto de los nuestros. No sé cómo ni por qué viene en dirección a mí, llega hasta donde estoy y me recoge, era un muchacho de Artemisa, Santana se llamaba».

En el libro El artemiseño que rescató a Fidel escrito por el oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Enrique Garcés Montero —hoy coronel en retiro— y publicado por la Editora Política en 2012, el Comandante en Jefe se reunió en el Palacio de la Revolución con los moncadistas el 20 de julio de 1983 y a cada uno le formuló una misma pregunta: «¿Qué hiciste luego del asalto?».

«—Comandante, si usted me autoriza, puedo explicarle cómo se produjo su retirada del Moncada» —le dijo Ricardo.

«—¿Tú puedes hacerlo?» —le preguntó Fidel con mucho interés.

«—¡Sí, Comandante!».

«—Pues hazlo…».

Seguidamente Ricardo le dijo: «Cuando usted iba caminando de espaldas por la calle…, tirando hacia el cuartel, un carro se dirigió hacia usted, de marcha atrás, en medio de la balacera y usted subió a él, ¿lo recuerda, Comandante?».

«—Sí, lo recuerdo, continúa».

«—¿… y recuerda que usted quería atacar el cuartel de El Caney y el chofer le dijo que eso era una locura, que allí sabían lo sucedido en el Moncada y de seguro nos iban a estar esperando y entonces usted le dijo unas cuantas palabras bien duras…?»

«—Verdad que sí… ¿y cómo tú sabes eso?».

Ricardo, señala Nelia, pensó un poquito antes de contestar y mirando fijamente al Comandante en Jefe, le respondió:

«—… Comandante, aquel chofer…, era yo…».

Santana contó mucho después que Fidel le salvó la vida a un grupo de asaltantes, pues neutralizó al tirador de una ametralladora que no vieron, en una azotea, cuando se disponía a dispararles.

Este combatiente había nacido en 1930, en Fomento, Las Villas, Sancti Spíritus. A los tres años su familia se mudó para San Diego de los Baños, y en 1948 para Artemisa. Perteneció al grupo clandestino del hoy Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez. Se exilió en México el 28 de enero de 1955.

Luego de la amnistía a Fidel y a los moncadistas, regresó a La Habana. Tras el desembarco del Granma lo apresaron entre Quivicán y La Salud; lo golpearon salvajemente, le dañaron la columna vertebral, los pulmones y los riñones, y eso le provocó neumonía y tumores en la médula espinal que lo llevaron a la muerte, el 11 de febrero de 1997.

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