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Frenar la Insensibilidad

Coleros, acaparadores y revendedores se aprovechan de la crisis generada por la COVID-19 y su incidencia en el desabastecimiento de determinados productos. Medidas drásticas se analizaron y se ponen en vigor, con la anuencia de todos. Así lo comprobó este diario en un recorrido por varias tiendas de la capital el viernes y sábado últimos

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Ante las dificultades y la escasez, el oportunismo y la ambición. Unos pocos se «alivian» con la angustia de la mayoría, y dejarlo pasar, como si nada, solo agravará la situación. Ellos, quizá, no sean los culpables, pero no pueden ser la solución.

Coleros, acaparadores y revendedores se aprovechan de la crisis generada por la COVID-19 y su incidencia en el desabastecimiento de determinados productos. Medidas drásticas se analizaron y se ponen en vigor, con la anuencia de todos.

El plan aprobado en el Consejo de Ministros aboga por integrar a todos los factores de la sociedad en esta lucha. El grupo de enfrentamiento —integrado por representantes de varias instituciones y organizaciones de masas—, vigila que el orden permanezca y que todos puedan tener acceso por igual a lo que se oferta.

En un recorrido por la capital, este equipo constató el esfuerzo para garantizar la disciplina y evitar la actividad ilícita, así como le fue posible dialogar con pobladores de distintos municipios.

Margarita Conde Abreu, delegada de la circunscripción 28 del consejo popular Vedado, lleva meses apoyando en la organización de la cola de la tienda La Infancia, junto a fuerzas del Ministerio del Interior (Minint).

«Ahora el sistema favorece más el orden, porque existe una base de datos que se puede consultar en todas las tiendas, a través de la cual podemos saber si alguien ya compró en alguna en el día, y así evitamos su reiterada visita.

«Desde temprano repartimos una pegatina de la tienda que colocamos en una esquina del carné de identidad y se mantiene el orden. No hemos tenido incidencias negativas, porque la verdad es que las personas que aquí acuden son disciplinadas. Hemos señalizado en la acera los puntos para esperar, ya sabe, manteniendo la distancia entre todos, y eso también se respeta.

«Los martes, jueves y sábados llega el suministro de los productos cárnicos, y desde horas de la mañana repartimos las pegatinas, porque se prioriza esa venta, aunque en días pasados la venta de productos de aseo y de culeros desechables también ha tenido una alta demanda.

«Lo que nos corresponde es estar siempre atentos y mirar los rostros. A veces algunas personas se cambian el peinado, se maquillan más, y es para enmascararse. Algunos no quieren dar el carné, y si se niegan, no los dejamos pasar», precisa.

En el mercado Delicatessen, del consejo popular Nuevo Vedado-Colón, la estudiante de Derecho de la Universidad de La Habana, Yadira Portela Sánchez, comentó que la mayor indisciplina es a la hora de cerrar la tienda. «Es comprensible que las personas deseen comprar, pero existe un horario.

«Por otra parte, no hemos tenido muchas experiencias negativas con revendedores y acaparadores, pero los miembros del Minint tienen el escáner en sus teléfonos celulares, y con eso se controla todo».

Adrian Ariel Palacios, profesor de Educación Física en el municipio de Plaza de la Revolución, colabora con los miembros del Minint en la organización y control higiénico de las colas de la tienda especializada Lo auténtico, también del consejo popular Nuevo Vedado-Colón.

«No solo estamos para respetar las medidas de higiene, exigir el uso del hipoclorito o alcohol antes de entrar a la tienda y respetar la distancia. Debemos velar, además, porque no repitan en la cola las mismas personas… la detención de los que se dedican a revender los productos es ya una tarea de primer orden… Nosotros debemos apoyarla».

Que se arrecien las medidas

Si esencial es conversar con quienes trabajan diariamente para asegurar el orden y la disciplina en las colas para acceder a las instalaciones de venta, así como evitar las ilegalidades relacionadas con la compra de productos que escasean y que son de primera necesidad para la población, es imprescindible dialogar con los que, del otro lado, en la cola que hacemos usted y yo, desean opinar.

«Contenta estoy con que se arrecien las medidas contra los coleros, y que además las colas estén más organizadas. A mí lo que me preocupa es que nunca dejaremos de hacer cola porque faltan productos que necesitamos, y siempre viene mucha gente y la fila crece. Los revendedores que vienen con cuatro o seis más complican el panorama… Creo que los podremos eliminar poco a poco», expresó Migdalia Castillo, de 43 años.

Por su parte Leonardo Alonso, de 52 años, preocupado por el poco abastecimiento que conocemos, refiere que si acude a una tienda para comprar mantequilla, por ejemplo, y en otro establecimiento están vendiendo picadillo o pollo, ¿cómo no van a permitirle entrar?

«En una misma tienda no podemos, lamentablemente, resolver todas las necesidades. No soy revendedor ni acaparador, pero en un día se puede acudir a diferentes tiendas porque el suministro de artículos no es parejo. ¿Cómo se solucionará eso? ¿Cómo distinguirán entre un revendedor y uno que no lo es?», dijo preocupado.

Pablo Domínguez, de 35 años, refiere que tampoco podemos cegarnos. «He visto a ancianos, incluso a personas con cierta discapacidad, que se aprovechan de su condición y compran lo que hay en la tienda y, a la vuelta de la esquina, se lo vendían al revendedor. Son situaciones que se generan en medio de un escenario tan complejo como este. Las medidas que se están tomando frenarán a los coleros, pero habría que ver cuánto durarán».

Y Frank Sánchez, de 44 años, insistió en que los coleros, acaparadores y revendedores se aprovechan de la situación del país, «y de que existen muchos trabajadores que a veces no tenemos tiempo para dedicarlo a hacer colas, y entonces no nos queda otro remedio que pagar lo que necesitamos al doble o más, porque si te fijas ellos siempre tienen de todo. El problema es más profundo. Ojalá estas medidas frenen el negocio y ayuden a la solución de lo que le pasa a la mayoría».

En un obligatorio recorrido para adquirir algunas cosas para su hogar, Paula Cruz, de 57 años, se percató de que había menos personas en las entradas de las tiendas. Así lo contó a estos reporteros, y añadió: «Incluso en las de MLC, en las que días anteriores las colas eran imposibles como en las de CUC.

«Ayer decidí entrar en Mi casita de 16, en Playa, donde había una cola pequeña y la tablilla anunciaba picadillo de res, hamburguesas y alitas de pollo. Fui la número 18 y en menos de 30 minutos salí con todos los productos que decía la tablilla, racionados igual, pero en 30 minutos, lo que quiere decir que con estas medidas podemos demorarnos menos en las compras.

«Escuché decir que con el sistema de escaneo, para ir otra vez a las tiendas debemos esperar cinco o diez días, y eso es un problema porque si en una hay aceite y en otra puré de tomate ¿cómo hacemos para cocinar? El oficial del Minint que organizaba la cola explicó que el programa dice qué has adquirido, cuánto has comprado… No son insensibles y claro que permitirían comprar lo que razonablemente necesitamos», afirmó.

El grupo de enfrentamiento está integrado por representantes de varias instituciones y organizaciones de masas. Foto: Roberto Suárez

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