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Hacer de los barrios un mejor lugar

A 60 años de fundados por iniciativa de Fidel, los Comités de Defensa de la Revolución mantienen la máxima de defender las conquistas socialistas desde el barrio, conscientes de que deben transformarse de acuerdo a las exigencias de los tiempos actuales, sostiene en entrevista con Juventud Rebelde Gerardo Hernández Nordelo, recién electo coordinador nacional de los CDR

Autor:

Monica Lezcano Lavandera

 

CADA persona ha sentido de manera diferente la mayor organización de masas del país desde su fundación en 1960, y no falta quien la encasille en una cosa u otra sin tener en cuenta lo amplio de su trabajo durante todas estas décadas.

En pleno 2020, donde los tiempos han cambiado notablemente y ya no se siente el mismo espíritu en todos los barrios, toca a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) adaptarse al nuevo escenario. Es un reto que se asume en este cumpleaños, puesto que la defensa del país es hoy, más que nunca, una tarea de todos.

Así lo siente Gerardo Hernández Nordelo, el Héroe de la República, el papá de Gema, Ámbar y Gerardito, el esposo de Adriana. El hombre que hace pocas semanas asumió como Coordinador Nacional de los CDR, organización que aglutina a más de ocho millones de cubanos, y que no cesa en su empeño de convertirse en el espacio para que cada persona aporte al país.

Sabemos que hoy los CDR necesitan ganar en credibilidad, que la gente vea que sí se pueden lograr los propósitos. Ejemplo de ello pudiera ser indagar en cuestiones que lastiman a los barrios, afirma Gerardo. Fotos: Enrique González Pérez

—¿Al cabo de seis décadas, es necesario que exista en Cuba una organización como los CDR?

—Por supuesto. El objetivo de la organización de defender la Revolución desde las comunidades sigue siendo tan necesario como en aquellos años en que al país le enfilaron los cañones porque no concebían la idea de que una islita pequeña fuera libre e independiente.

«La situación hoy es la misma, puede que los enemigos sean otros o tengan rostros diferentes, pero siguen ahí, buscando oportunidades para calar en el pueblo y ponerlo en contra de nuestros principios. De ahí que los CDR sigan siendo relevantes, y deban renovar sus métodos para acercarse más a las necesidades reales de las personas, y así ganar en la misión que tiene».

—¿Cómo tendrían que ser —en este nuevo contexto— los Comités para cumplir con aquella encomienda que le dio Fidel?

—Sabemos que hoy los CDR necesitan ganar en credibilidad, que la gente vea que sí se pueden lograr los propósitos. Ejemplo de ello pudiera ser indagar en cuestiones que lastiman a los barrios, con el oído pegado a la tierra, cada vez más cerca de la comunidad. Pero el funcionamiento de la organización debe ser responsabilidad de todos aquellos que amen a Cuba.

«El peso de reanimarla no puede caer únicamente sobre la dirección nacional o las direcciones provinciales o municipales, pues como organización de masas nos debemos al pueblo, porque somos eso: el pueblo. Los CDR son cada cubano que aporta con su trabajo en los barrios a las tareas del país.

«Los CDR son los jóvenes que con ese ímpetu y creatividad pueden buscar nuevas alternativas para movilizar las cuadras. Son todas las acciones que por pequeñas que parezcan, ayudan al desarrollo comunitario y familiar. Lograr que los más de 138 000 Comités que tenemos en el país funcionen en correspondencia con las necesidades actuales es un reto, sobre todo en estos momentos en que han cambiado los modos de hacer, y conscientes de que todos los procesos llevan transformaciones».

—¿Cómo pueden ganar en atractivo e influencia entre las nuevas generaciones?

Foto: Enrique González Pérez

—Más de 23 000 jóvenes están hoy involucrados en los destacamentos Juveniles de los CDR, participando en actividades prioritarias como la agricultura, atención a personas vulnerables, el enfrentamiento a la COVD-19 en centros de aislamiento, entre otras. No obstante, sabemos que la organización puede parecer lejana para una parte de nuestra juventud, y debemos trabajar para que se sientan más motivados.

«Esa motivación debe partir de la concientización de que las tareas que se realizan en las comunidades son para beneficio de todos sus habitantes, para generar una participación popular en la identificación de problemas que a veces tienen solución en el mismo barrio.

«Los jóvenes son el motor impulsor de muchos procesos, y en eso los CDR no pueden quedarse atrás. Buscar tareas en las que les interese involucrarse sigue estando entre nuestras prioridades, y entre las de muchísimos jóvenes que hoy ocupan cargos en la organización en el país y están comprometidos con la defensa de nuestras conquistas.

«Desde los CDR apoyamos las nuevas iniciativas, las ganas de trabajar, la ruptura de algunos esquemas y de maneras de hacer que ya no son funcionales. Por eso invitamos a las nuevas generaciones a participar y crear nuevos caminos propios de estos tiempos en los que imperan las nuevas tecnologías y el uso de las redes sociales. Ahí también tienen que estar los CDR, y ser reflejo de nuestra Cuba».

¿Qué actividades realizan los CDR para adaptarse a los nuevos tiempos?

Cultiva tu pedacito es el eslogan que nos acompaña por estos días, promovido desde los CDR. Foto: MAykel Espinosa Rodríguez

—Los CDR hacen mucho más de lo que la gente piensa. Este año —marcado por la pandemia del coronavirus— nos ha ratificado la importancia de contar en las comunidades con la presencia de una organización en cada cuadra, realidad que no comparten otros países. Ello ha permitido un trabajo diferenciado con personas vulnerables, el apoyo en las pesquisas sanitarias, el control de colas, el trabajo en centros de aislamiento, entre otras actividades.

«Pero también nos hemos visto involucrados en el apoyo al trabajo de las Tropas Guardafronteras con los Destacamentos Mirando al mar, en el enfrentamiento a los recalos de drogas, salidas o penetraciones ilegales al país, y en las donaciones de sangre que en 2019 permitieron la realización de más de 1 millón 200 mil cirugías. Además, trabajamos para  prevenir la prostitución y enfrentar el tráfico de drogas, las indisciplinas sociales y perfeccionar el vínculo escuela, familia y comunidad.

«De conjunto con la Federación de Mujeres Cubanas, incidimos en la atención a las violencias de género y embarazos en la adolescencia, entre muchas otras. No obstante, sabemos que debemos hacer énfasis en lograr estos procesos en todos los barrios, pues existen lugares en Cuba donde el trabajo de los CDR no ha sido suficiente.

«Una de los principales llamados de los CDR, a partir de la convocatoria de la dirección del país a producir alimentos, y que ha recibido tanto seguidores como algunos detractores a nivel internacional —muchos impulsados por la industria del odio—, es la contribución a la agricultura urbana, suburbana y familiar.

«“Cultiva tu pedacito” no es más que aprovechar los espacios ociosos y hacerlos productivos, en beneficio de los pobladores de la comunidad, y para el abastecimiento de círculos infantiles, hogares maternos u otras instituciones que se encuentren en el barrio y requieran de estos insumos.

«Si bien un patio o una parcela no será la solución a la situación actual con los abastecimientos, puede contribuir al menos a aliviar la carga de aquellas familias que tengan oportunidad de sembrar sus propios alimentos o criar animales para su consumo. No es una iniciativa impuesta, y sabemos que debe adaptarse a las condiciones específicas de cada comunidad, pero ya existen varios ejemplos de funcionamiento que demuestran su importancia.

«El ahorro ofrece a todas las personas por igual la posibilidad de contribuir con su país sin necesidad de salir de su casa, y esta una idea en la que los CDR continuamos creando conciencia. Si en cada hogar se utiliza solo la energía necesaria, sin derroches, podemos disminuir la carga energética. Tenemos que pensar como país, como nos invitó nuestro Presidente».

Un enfoque social más activo y eficiente, poniendo énfasis en la atención a familias y barrios con situaciones de vulnerabilidad está en el centro del trabajo por venir. Foto: Enrique González Pérez

—Seis décadas después, ¿cómo se proyecta el trabajo de los CDR?

—El reto de perfeccionarnos lo tenemos claro, así como el de parecernos más a la Cuba de hoy. Por ello nos planteamos orientar nuestra labor hacia un enfoque social más activo y eficiente, poniendo énfasis en la atención a familias y barrios con situaciones de vulnerabilidad, en aspectos como los hábitos nocivos para la salud, el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias, además de situaciones diversas que afectan a la comunidad, para participar en sus posibles soluciones. También nos involucramos en promover la cultura medioambiental del pueblo, el reciclaje, la lucha por el respeto animal para que estos no sean víctimas de acciones violentas o desagradables.

«Llegar a los 60 años es un logro colectivo, y así lo será la continuidad de la mayor organización de masas del país y su deseo de defender la Revolución. El compromiso y la participación activa de las personas en la construcción de su comunidad y en su transformación, alejado de la apatía por lo que sucede a nuestros alrededores, asegurarán que este sea un país con todos y para el para el bien de todos, como lo soñó Martí. Hacer de los barrios un lugar mejor será siempre nuestro mayor empeño».

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