Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Aquella primera victoria

Hace 64 años, en un pequeño cuartel cercano de la desembocadura del río La Plata, en la Sierra Maestra, ocurrió la primera acción ofensiva del Ejército Rebelde contra el ejército batistiano

Autor:

Monica Lezcano Lavandera

«El ataque a La Plata (…) fue un llamado de atención a todos, la demostración de que el Ejército Rebelde existía y estaba dispuesto a luchar y, para nosotros, la reafirmación de nuestras posibilidades de triunfo final». Así describió Ernesto Guevara aquel combate en la Sierra Maestra, que pasó a la historia como la primera victoria revolucionaria contra la tiranía batistiana.

Era la madrugada del 17 de enero de 1957, hace 64 años, cuando 29 guerrilleros del naciente Ejército Rebelde asaltaron el puesto militar de La Plata y derrotaron a los enemigos en solo 40 minutos. La hazaña dejó claras las intenciones de la lucha revolucionaria y despertó en el campesinado cubano oprimido el entusiasmo por alcanzar la libertad soñada.

En el enfrentamiento, los rebeldes no tuvieron que contar ninguna baja, por el contrario ocuparon nueve fusiles, una ametralladora, proyectiles y otros medios y avituallamientos, que sirvieron para fortalecer a la guerrilla, mientras que el saldo de la acción para la tiranía fue de dos muertos y cinco heridos.

Pero este combate no solo demostró que Fidel y los expedicionarios estaban vivos —derribando así la propaganda batistiana de que todos habían sido aniquilados en Alegría de Pío—, sino que sirvió de punto de partida de una de las tradiciones más humanas del Ejército Rebelde: el respeto a los prisioneros y la atención a los heridos, debido al humanismo y la ética con que fueron tratados los soldados capturados, algo que se convirtió en una práctica habitual durante el curso de la guerra.

Hoy La Plata no es un lugar olvidado de la costa suroriental, sino una pequeña pero pujante comunidad del municipio de Guamá, en la provincia de Santiago de Cuba, en la que sus habitantes cuentan con derechos para alcanzar una vida plena, como la que soñaron los asaltantes que forjaron allí la primera victoria del Ejército Rebelde.

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