Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El amor después del amor

Las respuestas se hallan, indudablemente, en el pueblo, ese que siempre tiene la capacidad de sorprendernos con sus enormes cuotas de dignidad y resistencia

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

Canta Fito como si quisiera dejarse el pulmón en el escenario: «Nadie puede y nadie debe / vivir, vivir sin amor». Estos versos no pueden ser otra cosa que un grito coherente y emancipador, audaz y estremecedor. Marcho por la plaza el 1ro. de Mayo y tarareo en mi mente aquellas líneas, una y otra vez.

«¿Cómo la gente pudo salir a las calles?, ¿por qué se repletó la explanada “si tan mal vamos”?», aún se preguntan los que apostaron a la apatía y a la desidia, a que más de una circunstancia dragara el desfile.

Las respuestas se hallan, indudablemente, en el pueblo, ese que siempre tiene la capacidad de sorprendernos con sus enormes cuotas de dignidad y resistencia. No lo calculan, no están sabiendo interpretarlo, me dice un respetable profesor en una breve conversación por WhatsApp.

Fidel, quien siempre creyó en la inteligencia, la valentía, la generosidad, la firmeza y la unidad de los cubanos ante ingentes desafíos —y así lo inculcó a sus compañeros—, decía que « (…) Los pueblos no se mueven detrás del capricho ni de las ambiciones de nadie. Los pueblos solo se mueven en pos de grandes aspiraciones de justicia (…)».

Y ese sentido de búsqueda permanente de la ética y la justicia puede explicar por qué poco después de las dos de la mañana La Habana rompe la quietud de la madrugada para fundirse en el calor de mucha gente que añora volver a expresar su compromiso.

La mascarilla —ese apéndice que nos recuerda que somos sobrevivientes de una guerra devastadora, de la cual salimos con cicatrices visibles— no impide reflejar la alegría en los rostros. La alegría so pena de  bloqueos, carencias, burocratismos, odios, falacias, personas que se van y abren una herida… La alegría como arma poderosa para seguir abrazados a la utopía.

«Era la misma gente que con frecuencia pasa dificultades para trabajar, que protesta en las paradas porque el transporte está muy malo, que no soporta las colas, que hace malabares para estirar el salario o la pensión desinflados por la inflación. Y ahí estaban», escribió en redes sociales el periodista y bloguero Francisco Rodríguez Cruz, refiriéndose a quienes sin ponernos de espaldas a la compleja realidad que nos atenaza, sabemos estar del lado de los que aman y fundan, y refundan.

Niños con carteles y pañuelos rojos en los hombros de sus padres, los frascos de las vacunas soberanas que nos salvaron, los científicos y el heroísmo cotidiano de los profesionales de Salud Pública; un corazón rosado de la agrupación Code Pink, en el que se lee (en inglés) ¡Abajo el bloqueo!

Una pancarta de los trabajadores del hospital Luis Díaz Soto en la que aparece: «Presentes, hoy y siempre», como en los momentos más duros de la pandemia; las enseñas de la whiphala, de las comunidades originarias, y las del arcoíris, símbolo del orgullo gay, ondeando entre la multitud; las brigadas de solidaridad caminando por nuestras calles; las juventudes con las banderas de la continuidad… la felicidad que se percibe en las imágenes tomadas por los lentes de la prensa y nos revelan que no hay milagro, sino un país que lucha por su derecho a la vida y a la soberanía.

Mientras medios internacionales se apresuran a leer el 1ro. de Mayo como un «nuevo baño de masas del Gobierno» o como un intento desesperado por buscar aquiescencia, prefiero entenderlo como un acto fértil de amor a la Revolución, como la retribución por la entrega, el optimismo y la firmeza en tiempos tan difíciles. Esta fecha es solo un aliciente para seguir, sin complacencias ni dilaciones, escuchando y encontrando soluciones a los problemas, junto al pueblo.

¿Qué vendrá después de ese apoteósico desfile? Nada se arreglará mágicamente, aunque se renovaron nuestras fuerzas de seguir adelante, resistiendo y creando. «El amor después del amor, tal vez / se parezca a este rayo de sol», canta Fito Páez.

El pueblo siempre tiene la capacidad de sorprendernos con sus enormes cuotas de dignidad y resistencia.Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

Fidel se multiplicó también este 1ro. de Mayo. Foto: Roberto Suárez

Los niños también desfilaron por Cuba.Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.