Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Compromiso radiactivo para la juventud

A 35 años de creado, en el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear coexisten retos con el potencial humano necesario para continuar aportando al crecimiento científico y tecnológico del país

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Durante 35 años, el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (Ceaden) ha contribuido al perfeccionamiento científico del país con proyectos que han beneficiado a los sectores de la salud, la economía, la cultura, la industria y la agricultura, entre otros.

«Este es un complejo científico-técnico a ciclo completo que se dedica a actividades de investigación e innovación tecnológica, la producción y la prestación de servicios científicos especializados, y que ha mantenido sus logros gracias a la persistencia, sistematicidad y seriedad del trabajo realizado», afirma su director, el Doctor en Ciencias Físicas Iván Padrón Díaz.

Fundado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el entonces director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el sueco Hans Blix; el Ceaden ha aportado en la construcción, mantenimiento y validación de las instalaciones de la industria nacional biotecnológica y farmacéutica, además de brindar servicios de caracterización, diagnóstico e integridad de materiales y componentes metálicos, al igual que los de reparación electrónica y calibración de equipos de uso.

El 28 de octubre último cuando el centro celebró sus 35 años de fundado, Juventud Rebelde conversó con tres de los 34 jóvenes que integran la nómina de 140 trabajadores de esta institución, adscrita a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, y, por consiguiente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Pocas preguntas guían el diálogo, pero son contundentes las respuestas de la ingeniera química Rosalía Cobo (R.C.), la licenciada en Bioquímica y Biología Molecular Mailyn Maxwell (M.M.) y la licenciada en Química Ismara Cruzata (I.C.).

—¿Por qué trabajan aquí y han decidido permanecer luego de su servicio social en esta institución?

—R.C.: Es un centro que posee personal altamente calificado y con buenos sentimientos. Desean transmitir lo que saben a los más jóvenes y eso propicia un clima agradable de confluencia intergeneracional. Llevo seis años acá y me han permitido superarme como lo he deseado, he aprendido de la actividad de todas las áreas de trabajo y me han permitido sentirme útil.

M.M.: Hice mi tesis de Bioquímica enfocada en la Química Analítica, relacionada con la espectrometría de masas, y es en este centro donde puedo desarrollarme en esa área que me interesa. Tengo muchas expectativas, ahora que recibimos la donación del OIEA de un equipo de Cromatografía Líquida de alta Eficiencia (HPLC, por sus siglas en inglés) que permite analizar muestras de todo tipo, sobre todo para hacer análisis de calidad de productos que podemos exportar. Si superamos algunas dificultades, podremos ampliar con creces nuestros servicios.

I.C.: Ciertamente existen otros centros científicos que permiten la superación de sus trabajadores y que, incluso, pueden remunerar mejor, pero una se enamora de lo que hace y eso me ha sucedido aquí. Trabajo en el laboratorio de análisis químico y he podido sumarme a varios proyectos, entre ellos, uno adscrito al Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (Arcal), en el que he avanzado mucho en mi preparación y experiencia, y gracias al cual he cursado posgrados en el país y en el exterior.

—¿Qué le aportas al Ceaden?

R.C.: Soy, junto a otros jóvenes, la continuidad. He crecido como profesional. Trabajo ahora en el departamento de Calidad, por lo que me conozco todas las áreas y contribuyo a que todos los procesos y servicios funcionen. Ese es mi aporte al centro: validar que todo funcione de manera eficaz.

M.M.: Le aporto juventud y ganas de hacer. La mayoría de los trabajadores del centro tienen más de 50 años. Cuando se jubilen, ¿quiénes quedarán? Vivimos tiempos difíciles en nuestro actual contexto económico y los jóvenes no siempre se superan tanto como desean. Pienso que debería ser una prioridad conservar a los jóvenes que trabajan en la institución. Se les otorgan todas las oportunidades posibles, pero hay que diseñar e implementar políticas para incentivarlos, para que todo lo aprendido deseen ponerlo en práctica aquí.

I.C.: Siento que puedo aportar en la búsqueda de alternativas para solucionar problemas que aquejan al país; en el desarrollo de proyectos que den beneficios a la sociedad; en la creación de nuevos servicios y el mantenimiento de los existentes. Me siento comprometida con recibir todos los conocimientos que los más viejos aquí pueden compartir conmigo para seguir avanzando. Puedo liderar proyectos y lograr que sean rentables: eso también es importante».

—¿Cuáles son sus ambiciones?

R.C.: Seguir ampliando mi currículo, seguir aprendiendo, crecer en conocimientos. Quiero llegar a ser una profesional reconocida en mi país, ser orgullo para mis padres y mis hijos. Esa es mi meta.

—M.M.: Ser cada día mejor en lo que hago. Cursar una maestría y lograr un doctorado. Tendré entonces más preparación y capacidad para seguir aportándole al Ceaden.

I.C.: Superarme ahora lo más que pueda, porque a las mujeres nos resulta difícil emprender y terminar ese camino. Orgullosa estoy de lo que he logrado, pero debo seguir creciéndome.

—Si fueran decisores de alto nivel en el país, ¿qué harían por el Ceaden?

M.M.: Lo primero es eliminar su condición de centro presupuestado y armarlo de un equipo legal sólido. Es necesario, además, que recibamos ingresos por nuestros servicios de acuerdo con el contexto económico actual, la disponibilidad de insumos y nuestra capacidad productiva, a partir de que ofrezcamos lo que pocos poseen.

«Pondría empeño en tratar de utilizar todo el conocimiento acumulado en nuestros trabajadores para mejorar el país, y una vez que dispongamos de una mejor economía, podríamos invertir en la infraestructura tecnológica vital que necesitamos. Así no solo respetamos más nuestro trabajo, sino que podremos ofrecer servicios nuevos y con elevada calidad».

I.C.: Cerebros tenemos, capacidades y ganas de hacer sobran: eso es lo que ha sustentado este centro en sus 35 años de existencia. Persisten problemas en infraestructura, padecemos la escasez de radioactivos e incluso de accesorios y materiales para nuestra protección en entornos de riesgo.

«Sin embargo, hay trabajadores que han pasado toda su vida laboral aquí. El sentido de pertenencia es primordial, y desde ese rol, le prestaría especial cuidado y atención a esos que tanto han hecho por el desarrollo científico y tecnológico en el país».

Mailyn Maxwell, licenciada en Bioquímica y Biología Molecular.

Ismara Cruzata, licenciada en Química. Fotos: Pablo Massip

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