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Identifican restos de miliciano caído en Girón

El combatiente del batallón 339, de Cienfuegos, Ramón Jaureguí Díaz, de 20 años de edad, fue identificado como el miliciano desaparecido y enterrado en Girón, luego de un exhaustivo proceso investigativo

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— El 28 de agosto de 2019 la aparición fortuita de restos óseos humanos, junto a documentos y objetos de corte militar, estremecieron la tranquilidad de Playa Girón.

Precisamente, frente a la cabaña No.7, del hotel Girón, donde operó el puesto de mando de la brigada mercenaria 2506, fueron encontrados los huesos envueltos en un nailon de color verde. Enseguida las voces apuntaron al presumible entierro de un miliciano, durante los combates de 1961. Los trabajadores de la cooperativa no agropecuaria Triple C fueron quienes dieron la alerta mientras realizaban labores constructivas.

Apenas a 55 centímetros de profundidad, en un suelo arenoso, aparecieron los restos y pertenencias. Al poco tiempo un equipo de trabajo de especialistas de Antropología Forense del Servicio de Medicina Legal provincial de Matanzas recuperó 112 huesos, para el 54 por ciento del total del esqueleto, con un índice de conservación del 57 por ciento.

La data de la muerte fue estimada en 50 años, lo que se pudo determinar por el nivel de fragmentación y mineralización de los huesos, además del contexto de la tafonomía, ciencia forense que permite la interpretación del lugar del hallazgo como los análisis del suelo, el agua, la fauna y todos los elementos que actuaron sobre la descomposición del cadáver. Los análisis preliminares determinaron que era masculino y un joven de menos de 21 años de edad.

Algunos fragmentos óseos presentan huellas oscuras que deja la  metralla cuando impacta. Se encontraron varios botones, un fragmento textil, un pedazo de cuero muy deteriorado, y una hebilla bien conservada, al parecer vinculada con el ajuar militar, varios ojales de los cordones de las botas. Las monedas y chapas que aparecieron están fuera de contexto, posterior a 1961, lo que demuestra que por encima del cadáver hubo alteración de sedimento. Igualmente, se rescató un porta documentos bien preservado, una tarjeta de armamento y una capa con cierto deterioro.

«Los mercenarios traían chapillas de identificación colocadas al cuello, pero nuestros combatientes no las llevaban y todo eso dificultaba la identificación», nos dijo el licenciado Yoel Monzón González, especialista en Biología y Antropología forense y jefe del equipo de trabajo de Antropología forense del servicio provincial de Medicina Legal.

El equipo de investigadores, que durante dos días realizó excavaciones en el sitio, estuvo integrado por Norge Estupiñán Rodríguez, médico legista; Ailed Ramírez García, perito criminalista especialista en identificación de personas y el subteniente Miguel Leyva Soria, instructor penal del caso. Igualmente colaboran Leoncio Gómez Castillo, Lucía Córdova Soriano, Jorge Manuel Alberti Rodríguez, Carlos Joan García Chávez e Isis González.

Confirmación absoluta

«De forma absoluta confirmamos que son los restos de Ramón Jaureguí Díaz, a partir de la investigación tanto en Playa Girón como en el laboratorio, donde aplicamos las técnicas de la arqueología forense con el objetivo de recopilar toda la información acerca de los restos óseos», sostiene Monzón González.

«Todo indicaba, a partir del hallazgo de los restos óseos, que se trataba de un individuo de menos de 25 años de edad, sexo masculino, de estatura baja y de ancestría europoide (raza)», aclara Monzón, quien agrega que por una tarjeta de entrega de armamento con el nombre y apellidos de Ramón Jaureguí Díaz se dirigió la investigación por caminos más certeros.

«Al aparecer fragmentos de esquirlas en los huesos, nos remontamos a los hechos históricos de enfrentamiento de las milicias contra los mercenarios», recuerda Monzón, presidente de la Cátedra Manuel Rivero de la Calle, de Antropología física, de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas.

Por el grado de deterioro de los huesos, que era del 84 por ciento, se acudió a técnicas específicas para obtener la mayor cantidad de información de los fragmentos óseos y piezas dentales.

«Trabajar en el caso de un mártir caído en la batalla de Girón, que estaba desaparecido, y demostrar que son sus restos, es algo muy positivo porque cumplimos con la labor humanitaria con su familia y con el pueblo cubano», argumenta Monzón.

«Mediante un reportaje televisivo sobre el suceso, la familia de Ramón en Cienfuegos se comunicó con nosotros y desde entonces siempre mantuvimos una estrecha comunicación, que facilitó el trabajo, incluso fuimos a su casa para tomarles las muestras a los sobrinos de Ramón, las cuales dieron positivas al hacerles el cotejo del ADN», enfatiza Monzón.

Precisión investigativa

El proceso de identificación pasa por varias fases, la primera de ellas es tener un registro de datos de antecedentes, después viene el estudio de laboratorio, que incluye antropología ósea y dental, además de los objetos como documentos, objetos y pertrechos, con lo que determinamos la identidad relativa.

«Llegamos a la conclusión de que estuvo enterrado más de 50 años por el grado tan alto de desmineralización de las piezas óseas, por el nivel de enraizamiento de las plantas más cercanas en la osamenta, el ajuar militar que incluía hebillas, ojales, cartuchos sin detonar, y todo eso envuelto en un nailon de color verde. Por los estudios históricos se supo que lo enterraron en el área de la cabaña No. 7, que ocupaba el puesto de mando de la brigada mercenaria. Ramón pertenecía al batallón 339, de Caunao, provincia de Cienfuegos», concluye Monzón.

Caso de connotación histórica

El doctor Juan Carlos Morales Valdés, jefe del grupo y del servicio provincial de Medicina Legal de Matanzas, especialista en segundo grado en Medicina Legal y Máster en Ciencias, afirma que en Medicina Legal todos los casos son importantes; sin embargo, los de connotación histórica como este dan la posibilidad de demostrar conocimiento y sentido de pertenencia.

«Muchas veces hay dificultades materiales o con las herramientas que tenemos, pero llegamos a la conclusión de que otros expertos del mundo igualmente llegarían. Cumplimos con las normas éticas y todos los protocolos establecidos, y siempre trabajamos en equipo», reitera Morales Valdés.

La doctora Geidy Martínez Pérez, estomatóloga y profesora instructora de la Facultad de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas, confirma que fueron rescatadas un total de 23 piezas dentales, y que, de ellas, 22 estaban completas.

«Confeccionamos la ficha dental post morten, porque una de las técnicas especiales para la identificación absoluta es el cotejo de la ficha dental, pero por no contar con la ficha dental ante morten no la pudimos realizar», precisa la joven de 26 años de edad.

«Sí realizamos la identificación odontológica post morten, que incluyó varias determinaciones como analizar las hipoplasias, del esmalte que se hallaron en las piezas dentales y que son manchas blanquecinas que comienzan a aparecer en el proceso de formación de piezas dentales y que son causadas por enfermedades o falta de nutrición que tuvo el individuo durante sus etapas importantes de crecimiento y desarrollo», ahonda Martínez Pérez.

La estomatóloga subraya que se constataron también desgastes en las piezas dentarias, provocados por hábitos deformantes al apretar y rechinar los dientes, además de manchas de color pardo relacionadas con el tabaquismo y la ingestión de café. «Tuvimos que efectuar una reconstrucción de los maxilares, puesto que solo se encontraron dos pequeños fragmentos de la mandíbula», añade.

El doctor Norge Estupiñán Rodríguez, especialista en Medicina Legal, presidente del capítulo científico de la Sociedad de Medicina Legal de Matanzas, menciona que al principio nadie sabía que era algo relacionado con la historia, sino con un hallazgo de restos esqueletizados.

«Fue encontrado muy cerca de la orilla del mar y, por suerte, los constructores se percataron rápidamente de que eran restos óseos humanos», rememora Estupiñán Rodríguez, quien considera que fue una labor muy compleja, al encontrarse los huesos fragmentados, a los cuales hubo que realizarles técnicas reconstructivas para montar la estructura anatómica.

El antropólogo forense Yoel Monzón González, especialista en biología y en antropología forense, y el doctor Juan Carlos Morales Valdés, jefe del grupo y del Servicio provincial de Medicina Legal de Matanzas, ofrecieron los detalles del hallazgo y las posteriores investigaciones que demostraron que los restos humanos encontrados junto a pertrechos militares y objetos personales en áreas del Hotel Girón pertenecen al miliciano Ramón Jaureguí Díaz, del batallón 339, de Caunao, de Cienfuegos. Foto:Hugo García

Se hizo un inventario de todas las piezas osteológicas y se dictaminó que era un caso histórico y no criminal reciente, y ya desde ese momento la instrucción penal se retiró de la investigación, resume Estupiñán Rodríguez.

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