Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ciudad con vocación de Isla

Con el orgullo de la Cuba primera, Santiago, la ciudad historia: rebelde, heroica, hospitalaria, musical, celebra este 25 de julio el aniversario 510 de su fundación

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.—— En su andar de cinco siglos y 10 años deambula la pasión del mar Caribe, la tenacidad de su sol inclemente, la  poesía de sus montañas, la indocilidad de sus cimientos sísmicos y el vigoroso fervor de sus hazañas.

Tiene los mil rostros de los troncos que cimentaron su origen: la nobleza indígena, la fuerza desbordada de los esclavos africanos, el donaire y orgullo de los españoles, la exquisitez de los emigrantes franceses, la capacidad de reinventarse de los pueblos que convergieron aquí.

Poetas y pintores, autores de más de 300 canciones, han enaltecido su esencia y atributos, definiéndola como ese sitio real maravilloso que puede resumirse en una frase: «…es Santiago de Cuba, no os asombréis de nada.»

Ciudad de encuentros, hospitalidad, rebeldía y resistencia, con tantos títulos como gestas, Santiago de Cuba ha vivido cinco siglos y 10 años con vocación de isla y sus empeños y realizaciones han estado en el alma de la nación, dando rostro a sus más entrañables emblemas.

Hemos estado en todos los momentos en que la Patria nos ha necesitado, acostumbra a enfatizar la Doctora Olga Portuondo Zuñiga, la acuciosa historiadora de la urbe.

Santiago es una ciudad de altos valores históricos y patrimoniales, con una cultura viva y de amplio espectro; crisol de historias y sueños, que en plano inclinado asciende desde el mar y se adapta a su topografía: una ciudad mirador, escalonada y ondulante; interactiva entre lo urbano y lo natural. Así lo resume desde la mirada del guardián enamorado de sus tesoros, el Máster arquitecto Omar López, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC).

Para sus hijos, gente franca y dispuesta que forja revoluciones desde lo profundo del día a día, Santiago es el orgullo por su devenir, el empeño tras la historia nueva; el sudor y frenesí de una conga en pleno carnaval, el abrazo del barrio desde balcones que miran al mar, el ir y venir cuesta arriba, calle abajo, arropado por el candor de una guitarra.

Desde su entorno fundacional sostiene Santiago los emblemas de Cuba toda. Foto: Betty Beatón.

 

De Bayatiquirí a Santiago de Cuba

Todo comenzó al oeste de una protegida bahía de bolsa, entre las azules cumbres de la Sierra Maestra y la desembocadura de las aguas del río Parada, donde moraba, peregrina y pacífica, una comunidad de indios perteneciente al cacicazgo de Bayatiquirí, que nombraba Cuba a la zona en que habitaba.

Según diversas investigaciones históricas, el 18 de junio de 1515 llegó a estos predios el adelantado Diego Velázquez Cuéllar, colonizador español y luego primer Capitán General de la Isla, al frente de un grupo de ambiciosos conquistadores decididos a fundar la séptima de las villas.

Más allá de cualquier discusión entre estudiosos, su fecha de fundación, el 25 de julio de 1515, reverencia el día dedicado a las fiestas de Santiago Apóstol, santo guerrero patrón de España, en honor al cual los colonizadores nombraron Santiago al puerto que encontraron, tal vez presagiando un futuro de rebeldía.

De lo que sí no hay dudas es de que, apenas fundada, la villa pasó del lado oeste al este, y con el tiempo terminó asentándose nueve kilómetros al fondo de la bahía.

Tal vez como reacción al gesto español que exterminó a sangre y fuego a los indígenas y sobre las ruinas de sus bohíos fundó la villa; o quizá porque el andar ingenuo de la india Cuba sedujo al apóstol Santiago, la denominación aborigen persistió.

Casi desde sus orígenes, el devenir del país y del Caribe pasó por Santiago. Fue pueblo principal y lugar de residencia del gobernador hasta 1589, en que la capital se trasladó hacia La Habana; tal jerarquía propició que en fecha tan temprana como el 28 de abril de 1522, se le concediera la sede del obispado y a la vez el título de ciudad.

La posición geográfica como ventana al Caribe y la condición de ciudad puerto le asignarían un importante rol en los planes españoles de conquistar tierra firme. De su rada zarparon expediciones con tales propósitos, capitaneadas por nombres como Juan de Grijalva, Hernán Cortés, Pánfilo de Narváez y Hernando de Soto.

Los primeros 300 esclavos africanos que se introdujeron en Cuba entraron por puerto santiaguero en 1521. Los franceses que huyeron de Haití en los días de la revolución de ese país, buscaron refugio en esta parte del mundo.

Ya desde mayo de 1822, tal condición santiaguera fue reconocida con la designación de Hospitalaria de las Américas, por acoger a un gran número de inmigrantes de diferentes naciones.

De esencias e iniciaciones

Su entorno fundacional pudiera definirse como ambiente de esencias e iniciaciones de la nación cubana. Allí está la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral, la primada de Cuba, que ostenta el no deseado récord de ser la edificación de su tipo que más veces ha sido reconstruida y remodelada en la ciudad. Una obra de arte que a su vez preserva en su interior valiosos tesoros como la pintura del Santo Ecce Homo, tablilla de 330 mm de altura, considerada como la más antigua del país.

Igualmente la catedral de Santiago es el lugar donde el 8 de marzo de 1523, el obispo de Cuba, Juan de Wite, desde España, incluyó entre las dignidades de su diósecis, una maestrescolía o scholatría, que puede ser considerada como escuela cubana inicial: una institución de nivel medio donde se enseñaba gramática latina y en la que luego ejercería como el iniciador del magisterio cubano Miguel de Velázquez.

Es asimismo la basílica santiaguera el entorno donde se desempeñó como Maestro de Capilla, y gestó sus creaciones, Esteban Salas,reconocido como el pionero de la música cubana.

En el anillo fundacional de la antigua villa, se conservan además tesoros históricos como la casa donde residió el adelantando Diego Velázquez, la más antigua de América; y se enclava también el Ayuntamiento, desde cuyo balcón central, el 1ro. de enero de 1959, Fidel anunció al mundo el triunfo de la Revolución.

Santiago es ciudad historia. Por aquí comenzó la organización de la colonización y aquí concluiría la dominación española cuando era vencida la vetusta armada del almirante Cervera  por la joven flota norteamericana que intervino en la guerra para imponer su dominación sobre el archipiélago.

Aquí nacieron 29 generales de las guerras independentistas del siglo XIX, entre ellos el mayor General Antonio Maceo; en su cementerio de Santa Ifigenia reposan los restos del Héroe Nacional cubano, José Martí, y muchos otros héroes; en sus calles, el 26 de julio de 1953, Fidel, al frente de un grupo de jóvenes, atacó el cuartel Moncada e inició la lucha que llevaría al triunfo de 1959, y hoy desde un monolito con forma de grano de maíz, devenido altar de la patria, sigue convocando al mundo.

En 1947, investigadores de todo el país reunidos aquí, entre ellos Emilio Roig de Leuchsenring, declararon a Santiago como ciudad de la historia, apelativo que años después refrendó Fidel cuando en 1984, en ocasión del XXV aniversario del triunfo revolucionario, la condecoró como la única urbe cubana que tiene en su haber el Título Honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo.

En su gente alegre, dispuesta y emprendedora tiene Santiago su mayor orgullo. Foto FB MJM.

 

Mestizaje y confluencias

Crisol de culturas, suma de encuentros y desencuentros, el mestizaje es aquí más abierto y las influencias se reconocen en su andar actual. De los catalanes les viene su tradición coral, y de España las comidas muy condimentadas y la lengua, que acusa variantes léxicas únicas.

Caminar sus calles es abrirse a sus esencias, verse arropado por la música que es savia e identidad a cada paso. La trova, el son, el bolero, géneros tradicionales que le son afines, te abrazan en cada esquina invocando lo mismo al Trío Matamoros, Compay Segundo, el Septeto Santiaguero, que al ritmo inconfundible de una corneta china guiando la conga, arrasadora e imparable. Justo esa jerarquía musical mantenida en el tiempo fue reconocida por la Unesco en noviembre del 2020, cuando le  incluyó en su lista de Ciudades Creativas en la Música.

Si de significar su huella se trata, es Santiago ese entorno patrimonial, que como pocas ciudades puede exhibir tres componentes del patrimonio mundial aprobados por la Unesco: el Castillo del Morro, los cafetales franco-haitianos, y la tumba francesa la Caridad de Oriente, joya de la cultura inmaterial universal.

La Capital del Caribe, la tierra caliente, es además la cuna del ron ligero; del aroma y dulzor inigualables de las frutas del Caney; de las minas a cielo abierto más antiguas de América, y del Santuario Nacional a la Virgen de la Caridad de El Cobre, entorno de devoción y cubanía, sublevaciones y cimarronaje esclavo.

Del contacto perenne con incendios, terremotos, huracanes que han asolado su geografía desde el comienzo; de los frecuentes asedios de corsarios y piratas que muchas veces destruyeron la ciudad, tal vez le venga esa resistencia a toda prueba.

Santiago es más Santiago en sus hombres y mujeres espontáneos, alegres, naturales; en el pregón que recorre sus calles, en la voz única del Benny santiaguero, en ese buchito de café que el vecino te brinda a plena mañana o al atardecer, aunque la economía apriete; en la generosidad de quien te ayuda, aún sin conocerte; en esa preocupación, rayana con la intromisión, con que se cuidan unos a otros…

El santiaguero, jovial y abierto, vive hacia fuera y con toda intensidad; ríe con toda su risa y se entrega plenamente a lo que hace. Un ser noble, jaranero, colaborador, de espíritu emprendedor, con una ocurrencia y un chiste en los labios hasta en tiempos de adversidad y necesidades.

A Santiago le son naturales la voluntad y el trabajo. Es acuarela, vitral desde el que ríe y danza la cubanidad. Esa es la urbe que a cinco siglos y 10 años de fundada, promete seguir engrandeciéndose, con el orgullo de la Cuba primera.

 

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