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Ver la esperanza con los ojos de un niño

Con total éxito se realizó en la provincia de Holguín el cálculo de lente y la cirugía de cataratas a tres pacientes pediátricos, con la novedad de ser la primera vez acá en que ambos procederes se ejecutaron en el mismo momento quirúrgico, gracias a la experticia del equipo multidisciplinario a cargo de la misión

Autor:

Jorge Fernández Pérez

HOLGUÍN.— Hace pocos días, ocurrió en esta nororiental provincia cubana una hazaña. Una vez más se confirmó que, a pesar de las complejidades actuales, Cuba está llena de héroes anónimos. En este caso llevan bata blanca y su poder se basa en ayudar a niños enfermos a recuperar la vista.

Con total éxito se realizó el cálculo de lente y la cirugía de cataratas a tres pacientes pediátricos, con la novedad de ser la primera vez acá en que ambos procederes se ejecutaron en el mismo momento quirúrgico, gracias a la experticia del equipo multidisciplinario a cargo de la misión.

Este hecho, de júbilo para la oftalmología holguinera, ocurrió en el Hospital Pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja, con el apoyo de especialistas del Centro Oftalmológico de Holguín, adscrito al Hospital Clínico Quirúrgico Lucia Íñiguez Landín.

La doctora Yadelín Escalona Almarales, jefa del servicio de Oftalmología Pediátrica en la provincia, precisó que la cirugía de cataratas en esas edades constituye un desafío; sin embargo, la técnica utilizada trajo muchas ventajas.

«Realizamos una mínima incisión corneal de aproximadamente tres milímetros, con un autosellado autónomo. Así el riesgo de infección es prácticamente nulo y el niño puede reincorporarse a sus actividades cotidianas casi de forma inmediata», explicó.

Además, el riesgo de astigmatismo inducido también es casi nulo, y los tres niños, intervenidos sin complicación, tenían sus ojos en el posoperatorio inmediato como si no hubieran pasado por un proceso reciente.

«Es la primera vez que esto se logra acá en un mismo tiempo anestésico. Teniendo en cuenta las particularidades de la edad pediátrica, el niño no coopera para poder llevar a cabo una línea preoperatoria que ayude a definir qué lente utilizar», acotó la especialista.

Como la salud de los infantes es la máxima prioridad, se hicieron las coordinaciones pertinentes para trasladar hasta el Pediátrico el equipamiento necesario en este tipo de procedimiento, liderado por la cirujana principal Tania Fernández y el licenciado en Optometría y Óptica Miguel Alonso.

«En lo que va de 2025 hemos realizado 17 cirugías de cataratas, pero en estas edades es la primera vez. Dependemos de hospitales pediátricos de La Habana, porque la técnica que se emplea en niños menores de tres años solo se encuentra en la capital», señaló Escalona Almarales.

«Afortunadamente, los niños a operar tenían entre tres y cuatro años de edad y, teniendo en consideración las complejidades económicas de un viaje a la capital, creamos esta alternativa. A pesar de las escaseces, vimos que sí se puede», aseguró.

Un equipo multidisciplinario estuvo detrás del éxito de la intervención quirúrgica. Foto: Cortesía de Yadelín Escalona Almarales

Por la edad de los niños, hubo necesidad de emplear la anestesia para realizar el cálculo del lente intraocular, y seguidamente se llevó a cabo la cirugía.

«Dentro de las cataratas pediátricas hay muchas causas. Cuando es congénita, el niño nace padeciendo de esa opacidad en el cristalino, pero hay otras que se generan a partir de un trauma ocular y secundario intraocular, que llamamos cataratas traumáticas» argumentó la doctora.

Pude abrir los ojos con mucha fuerza

Cada paciente requiere de una atención particular y, más aún si son niños que apenas inician sus vidas. Por eso, sus sonrisas son el mejor premio para los especialistas y las familias luego del proceso operatorio. A partir de ahora, crece la ilusión por observar mejor el mundo.

Lekyam Alejandro Ladrón de Guevara Batista tiene cuatro años y vive en la ciudad de Holguín. Con un diagnóstico de cataratas bilaterales congénitas (en ambos ojos) fue puesto en manos del equipo quirúrgico en el mismo hospital en que lo hiciera su mamá varios años antes.

Adriana Batista, quien lo trajo al mundo, afirma sentirse agradecida porque su niño va a poder ver, y empezará el preescolar con todos los deseos de aprender y descubrir lo que le rodea. «¡Pude abrir los ojos con mucha fuerza!», dijo su hijo con entusiasmo.

Heily Mariam Morales Ramírez, de tres años, presentaba una catarata congénita en el ojo izquierdo. También residente en el municipio cabecera, tenía previsto operarse en la capital, pero gracias a la voluntad del equipo médico pudo hacerlo sin salir de su provincia.

El más tranquilo del grupo se llama Brayan Piña Batista y tiene tres años. Fue operado cuando tenía 11 meses tras haber sido diagnosticado con una afaquia (ausencia del cristalino y pérdida del implante secundario). Oriundo del municipio de Cacocum, tenía pendiente la segunda parte del proceso que, para alegría de su familia, fue un éxito.

Yaritza Batista explicó que su hijo comenzó a atenderse desde los seis meses, cuando le detectaron la catarata por una mancha blanca que le encontró en los ojos y eso encendió las alarmas. «Hoy estoy muy feliz. Las doctoras de aquí son especiales», aseguró.

En momentos como estos, donde las limitaciones golpean un sector tan sensible como la salud pública, nuestros profesionales demuestran su capacidad de sobreponerse y desarrollar acciones efectivas. En Cuba no se pierden los ideales y las conquistas por las que tanto se ha luchado.

Brindar soluciones oftalmológicas de alto nivel es la misión de estos profesionales. En cada sonrisa y rostro agradecido está la obra de la Revolución y la profunda voluntad política que sigue priorizando a los pilares de este sistema social. La alegría e inocencia que desprenden, evidencia la necesidad de ver la esperanza con los ojos de un niño.

«Pude abrir los ojos con mucha fuerza», aseguró el pequeño Lekyam. Foto: Cortesía de Yadelín Escalona Almarales

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