La delegación cubana, en la voz de su Canciller, repudió en la Asamblea General de la ONU los falsos argumentos esgrimidos por el Embajador estadounidense. Autor: Tomada de PL Publicado: 28/10/2025 | 10:40 pm
La Asamblea General de Naciones Unidas inició un nuevo debate sobre la necesidad de poner fin al bloqueo de EE. UU. a Cuba que adelanta el resultado de la votación que tendrá lugar este miércoles: otra condena sonada a esa política de asfixia contra nuestro país.
Así lo dejaron ver los discursos de una veintena de representantes de naciones de un total de más de 40 inscritos para el debate, con profusión tal de solicitudes de palabras para explicar el voto que, apenas iniciada la sesión, debió cerrarse la lista de oradores.
Algunos de quienes intervinieron este martes lo hicieron en representación de grupos de países, lo que hizo más extendidas y contundentes sus posiciones, como las del Movimiento de Países No Alineados, los 77 más China, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), la Comunidad del Caribe (Caricom), el Grupo Africano y el de Amigos de la Carta de la ONU y la Organización para la Cooperación Islámica, todos convencidos de la necesidad del levantamiento incondicional e inmediato de esa política.
De ese modo, la inmensa mayoría del planeta demostró que se mantiene firme contra la injusticia y los tremendos daños humanos que el bloqueo provoca al pueblo cubano, al tiempo que viola todas las normas del Derecho Internacional en perjuicio de la soberanía de terceras naciones y del propio funcionamiento de la vida de la comunidad internacional que, como recordaron varios oradores, tiene normas y principios que es necesario respetar.
En ese contexto también se expresó el rechazo a las medidas coercitivas unilaterales como modo de imponer los designios de los poderosos, y a las satanizadoras listas elaboradas en Estados Unidos.
Mientras, del otro lado, la total falta de razones de Washington y su aislamiento, pusieron de relieve a una administración republicana vestida de cuello y corbata en el podio, pero cuyos pretendidos argumentos para rebatir la condena del mundo estaban, sin embargo, bochornosamente harapientos.
Solo la total falta de razones puede explicar que, al usar de la palabra, precedido y seguido por oradores que lo dejaban otra vez en total soledad, el representante permanente de Estados Unidos ante la Asamblea, Mike Waltz, tíldase al enjundioso encuentro que tenía lugar allí de «teatro político», y a las profundas y sinceras reflexiones de los diplomáticos que usaron y seguirán usando este miércoles de la palabra, como intervenciones para «apaciguar» al «régimen de Cuba» por la importancia que este le da a ese voto, según le habrían confesado al estadounidense algunos de esos representantes nacionales , «a puertas cerradas», dijo.
EE. UU. volvió a blandir endebles y risibles mentiras como esa junto a viejas diatribas al estilo muy usado y desmentido de que no hay bloqueo porque su país «exporta» alimentos a nuestro país; o que la Isla es la única responsable de los problemas económicos que, en verdad, el bloqueo le causa; o que Cuba, supuestamente amenazante a 90 millas de las costas de su país, «conspira y colabora con enemigos y adversarios de EE. UU. contra nuestros intereses», a lo que el estadounidense sumó embustes más peligrosos como la supuesta participación de la Isla en el mercenarismo en Ucrania, ya tajantemente desmentido por Cuba y por oradores del propio debate; o la mentira de que «trafica drogas y armas».
El mundo al revés de como verdaderamente es. Y todo para pedir que los miembros de la Asamblea General voten en contra de la Resolución cubana que demanda el fin de su política, o se abstengan.
Veinticuatro horas antes de la votación, esa casi súplica adelantó que no han tenido el éxito esperado las presiones y chantajes ejercidos este año por Washington con mayor fuerza que siempre, para torcer el voto de países convencidos de la ilegalidad, el carácter genocida y la violación a la convivencia internacional que el bloqueo significa.
Tanta palabrería fuera de lugar del Embajador de EE. UU. en la ONU fue interrumpida por la Presidenta de la Asamblea quien, a solicitud de Cuba, otorgó la palabra a nuestro canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, para interponer una cuestión de orden en atención a dos artículos del Reglamento.
El Representante permanente de Estados Unidos no solo miente, desviándose sustantivamente del tema, dijo el Ministro cubano del Exterior, sino que se expresa de manera grosera y prepotente contra su presidencia, la dignidad de esta Asamblea y de los Estados miembros.
Y agregó que lo hacía con «una incultura, rudeza y grosería» que no se admiten en aquel magno y democrático recinto, para luego dirigirse al diplomático: «Señor Waltz: Esta es la Asamblea General de Naciones Unidas. No es un grupo de Signal ni es la Cámara de Representantes».
Guerra económica
El entuerto ininteligible y burdo del Representante de Estados Unidos tuvo contesta en las intervenciones que, al explicar la forma en que sus países votarán este miércoles, pusieron especial énfasis en los daños humanos que más de 60 años de política de cercenamiento de toda la capacidad del Estado para atender a las necesidades de la población cubana, han provocado, mediante la imposición de prohibiciones a las operaciones financieras y comerciales de la Isla, que también erigen obstáculos ilegales al resto de las naciones.
Es lamentable que el bloqueo contra Cuba siga en vigor tras seis décadas y a pesar de los efectos adversos de esas medidas en el bienestar del pueblo cubano, dijo la representante de Türkiye, a nombre de la Organización de Cooperación Islámica.
También lo hicieron naciones como Venezuela, que denunció las profundas pérdidas, los sufrimientos en las áreas de salud y educación que causa la acumulación de la asfixia impuesta a Cuba, equivalente a una guerra.
El bloqueo es una guerra económica. Esta es la verdad que se quiere ocultar cuando llaman a este crimen una simple medida política, advirtió el diplomático de la nación bolivariana, quien recordó que también esa tierra es objeto de una guerra similar, y «estamos a punto de recibir ataques militares», apuntó en alusión a las amenazas y provocaciones del despliegue militar yanqui en el Caribe.
Como otros oradores, también refutó las campañas de descrédito echadas a rodar desde Estados Unidos para manchar la cooperación médica cubana que ha salvado miles de vidas en el mundo, dijo, y que fue recordada y agradecida en la sesión, especialmente, por las intervenciones de los diplomáticos del Caribe y de África, a nombre de todas las naciones de esas regiones amenazadas desde Washington, además, por recibir esa colaboración cubana, recordó Venezuela.
«Gracias por la cooperación de larga data y altruista de Cuba a muchos países en educación, salud y otros servicios vitales», dijo a su turno Uganda en representación del MNOAL, sumándose como muchos otros a los planteamientos venezolanos.
«Hemos reconocido la contribución de Cuba a la eliminación del neocolonialismo en el continente y al adelanto de sectores claves como la salud y la educación», afirmó.
El antagonismo entre esa actitud y la de EE. UU. había sido señalada por el diplomático venezolano. «Mientras unos envían guerras, Cuba envía médicos», apuntó.
También se rechazó en la sesión el embuste estadounidense reciente, fabricado para justificar otras presiones, que intenta vincular a la Mayor de las Antillas con mercenarios en Ucrania, y la espuria inclusión de Cuba en la unilateral lista estadounidense de países supuestamente patrocinadores del terrorismo, que identificaron como otra excusa para hacer el bloqueo más férreo.
También Rusia y China rechazaron la política de Estados Unidos, y ratificaron su solidaridad y mantenida cooperación con Cuba, en tanto la Colombia presidida por Gustavo Petro, a nombre de la Celac, apuntaba la ilegalidad de las medidas aplicadas contra la Isla.
Emocionante entre tantas intervenciones que al defender a Cuba reflexionaron y condenaron las políticas ilegales de EE. UU. contra el mundo, fue el discurso del Embajador de Bolivia ante la ONU, quien afirmó que, por medio del bloqueo, sucesivos Gobiernos estadounidenses han intentado socavar el proyecto histórico de la Revolución Cubana, pero, aseveró, «eso es imposible».
Cuba no es solo una Revolución, es un proceso vivo que mantiene encendida la esperanza de que un mundo digno y justo no solo es necesario, sino posible.
Y aseveró más adelante: La Revolución Cubana ha puesto a Cuba en el lugar correcto de la historia, y a esa Isla de gran corazón en defensora de las causas justas de toda la humanidad.
Votar con Cuba es votar por la cultura de la vida y contra la industria de la muerte, exhortó.
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