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Fidel con la prensa fue siempre un caballero

A propósito de la celebración este lunes del Día Internacional del Periodista, sirva como homenaje al gremio el testimonio del colega espirituano Rafael Daniel, quien entrevistó al Comandante en Jefe en cuatro ocasiones

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Desde una de las esquinas del salón todo transcurría normal. Los atletas de boliche tomaban concentración. Miraban fijamente los bolos y apuntaban a derribarlos. Mientras tanto el espirituano José Rafael Hernández Castellanos —o mejor Rafael Daniel como lo conocía medio mundo— esperaba para construir la noticia.

«Eso fue en los 12mo. Juegos Panamericanos, La Habana, 1991 —me confesó una tarde en su casa, café por medio. Era la final y todo apuntaba a que los lauros se quedaban entre México, Estados Unidos y Venezuela».

Se había ganado a fuerza de constancia, y con un aval que no necesitó jamás del respaldo de un título de licenciado en Periodismo, su presencia allí como enviado especial de la Televisión Cubana. Para ese entonces, este espirituano se había dado a conocer en Radio Sancti Spíritus, CMHW de Villa Clara, el periódico Escambray —uno de sus fundadores—, y Radio Rebelde. 

«Por esos días se había gestado una campaña contra Fidel, de las tantas de las que fue víctima porque llevaba tiempo sin salir en medios y escenarios públicos. Entonces, apareció en aquella final, cuando nadie lo esperaba».

Oficio en ristre y con un olfato innato para saber dónde estaba el hecho de interés público, Rafael Daniel, con su eterno desenfado, se le acercó sin grandes protocolos.

«Le dije al camarógrafo que me acompañaba, Juan Villot, cuando diga “permiso, Comandante”, ¡ponchas!».

Bastaron unos segundos para dar la orden y ya estaba con el brazo estirado para inmortalizar algunas de las impresiones que ofreciera el hombre vestido de verde olivo y grandes espejuelos. Jamás imaginó que el «atrevimiento» se convertiría en alrededor de 20 minutos de una animada conversación.

—Permiso, Comandante.

—Sí, respondió Fidel con su mirada fija en el delgaducho reportero.

—Quiero conversar con usted.

—¿Cuál es su órgano?, preguntó, quizá sorprendido por el «asalto».

—La Televisión Cubana.

«El tema fundamental fue la salud del deporte en América Latina. Sin tocar el asunto de la campaña negativa hacia él, desmentimos todos los argumentos. Prácticamente, la entrevista ni se revisó. Tampoco se editó. Salió al aire con la misma espontaneidad con la que se hizo».

Lo que no imaginó Rafa, como se le nombra aún, es que ese trabajo engordaba su mérito más preciado: ser el único reportero espirituano que consiguió entrevistar cuatro veces al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Si bien no es un récord, sí resulta un buen average para cualquier profesional, sobre todo, cuando se reside fuera de la capital del país.

En el lomerío

Todavía en Fomento se habla del 5 de mayo de 1989 con nitidez. Hasta ese municipio montañoso llegó el Líder Histórico de la Revolución Cubana para auscultar el incipiente Programa del Médico de la Familia y otros centros del sector de la salud. 

«A la entrada de la clínica estomatológica lo abordamos. Hablamos sobre la importancia de dicho programa y de lo que significaba, precisamente, que ese territorio entre montañas fuera uno de sus pioneros en el país. Tampoco esa fue muy corta. Fue una entrevista de entre diez o 15 minutos. Con él era imposible no dialogar bastante».

Los titulares y fotos de la memoria histórica del periódico Escambray lo confirman. Siguen minuto a minuto su paso durante horas por varios de los municipios espirituanos. El 8 de mayo de 1989, otra vez Rafael Daniel se encontró de frente con Fidel. Al regreso del Comandante de Ciego de Ávila hizo una parada para constatar las propiedades de las aguas termales de San José del Lago, en Mayajigua, Yaguajay. 

«Nos llevaron con el amanecer para allá y no fue hasta pasadas las dos de la tarde que él puso los pies en el atractivo sitio. Se dio cuenta evidentemente que esperábamos desde temprano porque nos lo preguntó. Cuestionó por qué había ocurrido eso, si él anunció su visita luego del mediodía.

«También se interesó por si habíamos comido algo, y al conocer que no preguntó si no podíamos unirnos a lo que le tenían preparado a él. Además de la entrevista que nos confirió, puedo decir que tuve el alto honor de almorzar de frente a Fidel porque, cuando nos ubicaron, quedé en ese lugar.

«Fidel con la prensa fue siempre un caballero, alguien insospechado. En cada encuentro lo demostró».

El nacimiento de la televisión

Rafael Daniel, en sus 70 años de vida, jamás se vanaglorió de esas experiencias. Las contaba con orgullo, pero como obra natural de una profesión que dignificó. Quizá lo achacaba a aquella frase que nos repetía a los novatos en los extensos recorridos que compartimos tantas veces: «El periodista tiene que estar en constante superación, conocer de todo.  Lo que te permite improvisar es el conocimiento que tengas sobre los distintos temas. El periodismo necesita de picardía, soltura». 

Para noviembre de 1996, Sancti Spíritus se visibilizaba por el Noticiero de la Televisión Cubana con sistematicidad bajo la firma de Rafael Daniel. Una voz ronca con un discurso despojado de adornos innecesarios, lo mismo mostraba la presa Zaza, que a una personalidad del territorio.

«Nos convocan para la Empresa de Cultivos Varios Banao. Junto al jeep donde viajaba intento sacarle las primeras palabras al Comandante y la cámara no encendió. Al percatarme, le di unos golpes y aquello sorprendió a mi entrevistado.

—¿Están muy malos los equipos?, me lanzó como una recta.

—Sí, es que tienen muchos años de uso, Comandante.

«Supo, además, que íbamos al telecentro de Santa Clara para enviar a La Habana. Sacó cuentas del gasto por esos viajes. En ese momento los telecentros existían en muy pocos territorios. Entonces, se viró hacia la dirección del Partido en la provincia y preguntó cuánto podía costar tener una televisión en Sancti Spíritus. Se le respondió que unos cerca de 15 000 dólares. A lo que él añadió que se documentara bien, pues suponía que era una cifra mayor».

Concluyó el diálogo y, posteriormente, desde la provincia se le presentaron varias propuestas para hacer más viable el trabajo de la televisión aquí. Hasta que solo una fue aprobada por el Comandante en Jefe: hacer un telecentro. Y fue así como este territorio se convirtió en la primera provincia nueva que lo tuvo.

«La situación económica del país era bien compleja y a eso súmale los fuertes daños del ciclón Lily en Sancti Spíritus. Pensamos que no podría materializarse. Pero, otra vez, Fidel alertó, en ese momento desde La Habana que el telecentro iba». 

El 13 de agosto de 1998 nació Centrovisión Yayabo —hoy solo Centrovisión—. Y Rafael Daniel, sin imaginarlo, es uno de los eslabones decisivos de su gestación.

«Su fecha de inauguración no podía ser otra porque hoy Sancti Spíritus tiene televisión, gracias a Fidel», insistió, en más de una ocasión, entre el profe de todos los jóvenes periodista y yo, aun mucho más inexperta que hoy, en aquella última larga conversación sostenida en una tarde-noche en la casa familiar, ubicada en Agramonte, un fragmento viejo de la urbe del Yayabo.

La entrevista que pudo ser

Cuando ya parecía que la historia de Fidel y Rafael Daniel había tenido fin, otra vez el reportero espirituano lo puso frente al eterno Caguairán. «Había concluido la gran tribuna abierta realizada en el área de los Olivos, en mayo de 2002. Lo veo conversando con unas personas y me le acerco. Mando al camarógrafo a encender la cámara y estiro el brazo. Cuando él se da cuenta de aquello se calla y me mira:

—¿Qué tú vas hacer con lo que has grabado?

—Bueno, puede generar un trabajo periodístico.

—Pero, no se percató que esto es una conversación privada.

 «Ofrecí disculpas y bajé enseguida el micrófono».

—¿Qué pasa si lo mando a coger preso porque ha cometido una gran indiscreción?

—Comandante, he cumplido muchas de sus órdenes, no sería diferente. Lo acataré sin problemas.

«Entonces, su rostro cambió y me dijo que era una broma, que no me pusiera bravo, pero aún no era el momento de hablar sobre ese tema. Luego, supe que ahí estaban varios de los familiares de los Cinco Héroes. Por supuesto que ese hecho fue una total imprudencia de mi parte. Aunque pudo ser mi quinta entrevista a Fidel. Ni en sucesos así dejó de ser jovial y agradable con nosotros los periodistas», añadió.

Lo contó muchas veces porque guardó con recelo hasta su último aliento —el 29 de junio de 2018— esa anécdota. Y quienes lo conocimos sabemos que no lo hizo para darse brillo en el ombligo, ni anotarse una buena «pata», sino porque el Rafa fue de esos periodistas que jamás perdió tiempo frente a una noticia.

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