Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Luces de esperanza

Pese a los duros desafíos que dejó Melissa, con el esfuerzo solidario de brigadas de la Unión Eléctrica de todo el país en el oriente cubano se labora sin descanso para restablecer el servicio en el menor tiempo posible

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

UNA semana ha pasado desde que el huracán Melissa tocara tierra cubana por la región oriental. Su efecto destructivo aún no abandona esta tierra, sigue presente en el extremo de la Isla como una huella dura, difícil de borrar. Pero hay empeños que tampoco se detienen y buscan cambiar de tonalidad lo adverso, que es la misión principal de este pueblo hoy, aún entre las más complejas circunstancias. 

El camino de la recuperación lo emprende un país con voluntad de acero. Lo constató este martes el Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuando visitó varias comunidades granmenses que vieron cómo las feroces aguas sobrepasaron cualquier límite, lo acapararon todo y se llevaron tanto a su paso. 

En medio de todo comienzan a aparecer las primeras luces de esperanza en plena recuperación. Fruto del esfuerzo conjunto, en abrazo solidario de brigadas de la Unión Eléctrica, por ejemplo, ya han quedado energizados varios circuitos en Santiago de Cuba, por ejemplo, y en otras provincias vecinas.

Las imágenes de las primeras luces, iluminan también la esperanza de una población anhe-
lante, aferrada a una cotidianidad tan ruda como el embate del devastador huracán que acaban de sufrir.

Pero Cuba, que poco ostenta en lo material, apuesta siempre a lo humano, a la solidaridad. Ese es nuestro verdadero sostén. Este martes, en las zonas ya iluminadas de Santiago, no eran pocos los que abrían sus puertas para propiciar la carga de celulares, lámparas y
ventiladores, o brindaban sus neveras y refrigeradores para guardar un pomo de agua o los alimentos que requerían ser preservados por quienes aún padecen en la oscuridad.

La llegada de brigadas de linieros de Pinar del Rio, Cienfuegos, Artemisa, La Habana, Sancti Spíritus y Camagüey es recibida como una bendición en barrios y comunidades santiagueras, donde junto a los locales, desde horas después del golpe de Melissa se han concentrado esfuerzos una vez que se logra retirar la abundante cantidad de árboles y ramas caídas sobre el tendido eléctrico. 

Lo mismo en Rajayoga, Vista Alegre, Marimón y otras áreas de la cabecera provincial, que en Palma Soriano, Mayarí, Mella y Tercer Frente se labora hoy en el remplazo de los postes, la restauración de las líneas dañadas, la recuperación de redes. Muchos insumos y materiales faltan, advierten linieros y directivos empeñados por doquier, pero la solidaridad y el quehacer en equipo son el mayor recurso en estas horas de trabajo intenso y compromiso alto. 

La recuperación eléctrica está en marcha en Santiago, como en todo el oriente. Cualquier liniero u otro trabajador entrevistado es enfático: queda mucho trabajo por hacer, pues las afectaciones fueron considerables, pero aquí estamos y estaremos hasta que consigamos la paulatina recuperación al servicio en el menor tiempo posible. Las primeras luces en Santiago prenden y renuevan ese ánimo.

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