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Debate abierto para salvar la economía

Un intercambio que no se queda solo en la superficie del contenido del Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía han desarrollando los estudiantes universitarios. Ello es una demostración de la responsabilidad que asumen las nuevas generaciones con el importante documento y con su país

 

Autores:

Adianez Fernández Izquierdo
Laura Fuentes Medina
José Manuel López Blanco

 

¿Cómo hacer del Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía un debate enriquecedor que derive, desde la juventud, en propuestas concretas que fortalezcan este importante documento? Esa interrogante no quedó en una nebulosa durante la semana que terminó, sino que fue la razón que movió intercambios muy diversos, profundos y francos en centros de trabajo y estudio, especialmente en las universidades del país.

Y ello ha sido posible gracias a la expedición Mis manos por Cuba, integrada por jóvenes funcionarios de ministerios clave en la organización e implementación del Programa de Gobierno, quienes fueron los encargados de promover los análisis, pero también de explicar cada inquietud y propuesta que emergió del estudiantado.

Por supuesto que, en medio de las dificultades que atraviesa Cuba, producto en gran medida por el recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, es difícil encontrar uniformidad de criterios dentro de un plan que busca alcanzar la estabilidad económica lo antes posible.

Si algo poseen los criterios aportados en el tránsito de la expedición Mis manos por Cuba al interior de las universidades es, sin duda, las preocupaciones lógicas de los futuros profesionales sobre la implementación y control del Programa, una vez que concluya su análisis y se tenga un documento definitivo. Se debatieron asuntos como lo imperioso de recuperar el sistema electroenergético nacional, combatir con mayor rigor las ilegalidades, aplicar las investigaciones científicas que desarrollan los propios universitarios con soluciones directas al país, así como la mayor interrelación entre los sectores estatal y privado para enfrentar la situación que vivimos.

Estudiantes como José Carlos García Sánchez, que cursa el segundo año de la carrera de Derecho en la Universidad de Artemisa Julio Díaz González, catalogan de decisivo el hecho de que se tenga en cuenta el criterio de cada cubano para enriquecer este Programa. «Se trata de un texto bien pensado que debemos llevar a la práctica y gestionar de la mejor manera para que realmente surta efecto».

Asegura que en su universidad se ahondó en criterios que tocan la vida de cada cubano, como es la importancia de controles efectivos, de carácter sorpresivo, a las entidades que hoy presentan deficiencias. También, se habló de un mercado cambiario que beneficie a actores como la propia universidad, que ingresa divisas con algunos servicios académicos y luego no se ven reflejados en mejoras de las condiciones del centro, ejemplificó.

Ray Leal Ravelo, estudiante de tercer año de Ingeniería Agrónoma, abordó una preocupación latente vinculada con el incremento de la producción de alimentos por parte de los campesinos. Comentó que esta no va aparejada a la entrega de insumos suficientes para la producción, como debería ser.

«Está muy bien y resulta necesario ese incremento, pero la realidad es que los campesinos están comprando los insumos y herramientas de trabajo en el mercado ilegal, lo cual se suma a las deudas del Banco a los productores. Todo eso atenta contra ese aumento que se pide, y contra la contratación efectiva», explica.

Desde la Universidad de Ciencias Médicas en Holguín surgieron otras inquietudes y propuestas. La doctora Iliana Domínguez Céspedes, especialista en Microbiología, se refirió, por ejemplo, a un proyecto que se gesta en la filial de Ciencias Médicas y que propone una estrategia de sostenibilidad empresarial para un laboratorio de microbiología. «El propósito es que este sea un laboratorio docente para crear una conciencia sostenible en los estudiantes que estamos formando y está en función del Programa de Gobierno basado en ciencia», precisó la especialista.

 

La madre de todas las batallas

Y porque son muchos los cuestionamientos y dudas que solo son posibles aclarar en el intercambio directo, Luis Joel González Méndez, estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana, está entre los jóvenes que cuestiona la dolarización parcial de la economía. 

En cambio, el especialista de la Dirección de Estudios Económicos del Banco Central de Cuba, Michel Carmona Segui, explicó en el debate suscitado en el Alma Mater habanera que se trata de un Programa que tiene la naturaleza de un «documento de tránsito, para alcanzar la estabilidad de la economía», cuyo desempeño es revisado constantemente y será evaluado en el 9no. Congreso del Partido Comunista, en abril del próximo año.

En ese mismo espacio, Randy Arteaga Rodríguez, director jurídico del Ministerio de Finanzas y Precios, presentó la reducción del déficit fiscal como uno de los principales objetivos del Programa. «Somos conscientes de que hemos tomado medidas que pudieran ser impopulares, como el aumento de precios en la venta de combustible, pero son medidas que a la larga resultan necesarias en las condiciones actuales».

En los debates de la Universidad de La Habana, los universitarios defendieron la propuesta contenida en el Programa de pasar a subsidiar personas y no productos. Al respecto, se explicó que el país se ha ido preparando para enfrentar dicho proceso, con el empeño de estudiar cada caso vulnerable de manera particular y así garantizar los derechos de la población.

Los cubanos sabemos que este no es un documento mágico y sí muy necesario. Por eso, Jorge San Román Valdés, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien formó parte de la expedición Mis manos por Cuba, señaló que los debates no se han quedado en la superficie ni en ideas sueltas. Los jóvenes se han preparado, han leído el contenido del Programa de Gobierno, y eso permite que el intercambio sea amplio y se propongan soluciones, comenta.

«Este proceso es una tarea de impacto para nosotros como jóvenes, pues no solo se trata de analizar el contenido del Programa, sino también socializar las experiencias que tenemos aplicadas para llevarlas a todas las provincias», afirma el joven, quien añade que lograr el debate popular se traduce en acciones específicas para tributar al objetivo máximo de impulsar un desarrollo económico sostenible, ante el complejo escenario que afronta la nación.

Karla Pérez Rodríguez, especialista de la dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, una de las jóvenes que puso su conocimiento en función del intercambio colectivo en varias universidades del occidente del país, cataloga la experiencia de muy enriquecedora.

«Nos propusimos que los estudiantes no solo se sintieran parte de este proceso, sino que participaran de forma real para que, además, propongan desde sus planes de acción y líneas de investigación cómo mejorar el Programa, ya que hablamos de un documento dinámico que debe ajustarse a la realidad de cada territorio en la búsqueda de que genere el impacto deseado».

 «En el caso de la Universidad de Artemisa, tuvimos la posibilidad de intercambiar con dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria y de la Unión de Jóvenes Comunistas, que luego replicarán los análisis en sus brigadas y comités de base; y ahí hay un resultado, porque a todos nos toca implicarnos en este proceso».

Hasta el próximo 30 de diciembre se realizará la consulta de lo que se considera el hilo conductor para avanzar en la recuperación gradual de la economía. Todavía resta un camino amplio de debate, sujeto a nuevas propuestas y argumentos, donde la opinión de todos ganará protagonismo, porque esta construcción colectiva debe darle la necesaria solidez y rigor a un documento que traza nuestro rumbo socialista.

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