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El humor sí se piensa

Sesiona el evento teórico ¿Piensas ya en el humor? en el marco del 23er. El Festival Nacional Aquelarre 2017

Autor:

Loraine Bosch Taquechel

Como complemento a los espectáculos que el Centro Promotor del Humor (CPH) ofrece al público dentro del 23er. Festival Nacional Aquelarre 2017, y a la vez como una muestra de cuánto apuesta dicha institución por el desarrollo de la investigación sobre el humor cubano, se realizó en la sala Villena de la Uneac, el evento teórico ¿Piensas ya en el humor?

Luis Enrique «Kike» Quiñones, director del CPH, antes de dejar inaugurado el intercambio, apuntó en declaraciones a JR que en esta edición sobresalió la participación de las nuevas generaciones, lo cual considera es el resultado de una estrategia que el Centro implementa desde el 2011.

«Vamos a las provincias, específicamente a sus universidades, para identificar aquellos jóvenes que se inclinan por esta vertiente artística. También participamos en los festivales de artistas aficionados de la FEU, realizamos diferentes intercambios teóricos y presentaciones de espectáculos, de los cuales se nutre el evento nacional.

«Muestra de ello son varias de las investigaciones que se presentaron en este año, y que en su gran mayoría vienen de los estudios que se realizaron en estos territorios. Se trata de estimular la creación en los jóvenes tanto en el ámbito escénico como investigativo», explicó.

Humor cubano: La sátira social como columna vertebral de su desarrollo (1868-2016) fue la primera investigación que se presentó en el evento. Su autor, el mismo Kike Quiñones, demostró a través de un recorrido histórico que la sátira social es una de las herramientas fundamentales del humor cubano. Para ello tomó como punto de partida los sucesos de Villanueva en 1869, que constituyen el cierre de la primera etapa del bufo cubano y la que más impacto tuvo desde el punto de vista     histórico.

Explicó que el carácter del humor está dado por una cuestión temporal, espacial y social; y que a este, a su vez, lo determina el contexto sociopolítico.

De igual forma hizo alusión a Francisco Fernández Vilarós, a los negros catedráticos, al vernáculo y los nuevos paradigmas que trajo —el negrito, el gallego y la mulata—. También se refirió al triunfo de la Revolución en 1959 y al período especial, hasta llegar a la actualidad y detalló cómo siempre estuvo presente ese humor subyacente, lo que demuestra que la sátira social es sin dudas la columna vertebral del desarrollo del humor en Cuba.

A esta exposición le continuó la ponencia Samuel Feijóo: humor, folclor y otras travesuras entre cuartetas y décimas, de Duanys Hernández Torres. Esta investigación abordó el humor costumbrista, vertiente a la que se dedica el Aquelarre este año.

El joven villaclareño compartió anécdotas de la vida y obra de Feijóo. Hizo reír a los presentes con algunas de sus décimas, cuartetas y poemas a las que las caracterizaba lo grotesco y satírico, el doble sentido y la hipérbole. Asimismo comentó la importancia y la necesidad de estudiar y reeditar sus obras, pues constituyen un genuino trabajo del campo, el folclor y la cultura cubana.

Liborio en el imaginario popular cubano, de la periodista villaclareña Gretta Espinosa Clemente, fue otra de las indagaciones expuestas, que abordó el uso de la caricatura política en la Isla; y cómo a través de ellas y algunas frases se describía el contexto social, a la vez que se criticaban los males y corrupciones de la época.

El debate en la jornada de apertura llegó a su fin con la ponencia de Laidi Fernández de Juan: Introducción al discreto humor de Jorge Mañach, cuya exposición contó con la presencia de su papá, el destacado intelectual Roberto Fernández Retamar.

La escritora y miembro de la Uneac se refirió a la personalidad controversial de Jorge Mañach, específicamente al humor que empleó en varios de sus escritos, como por ejemplo el ensayo Indagación del choteo, que lo ubicó en un lugar preferencial cuando del análisis de dicha materia se trata.

De igual forma expuso algunas muestras del ejercicio humorístico, tenue, fugaz, discreto de Mañach, del modo particular de ubicarse entre los intelectuales, que lejos de desdeñarlo llegaron a reverenciarlo.

Comentó también las preocupaciones más acuciantes de él en torno al humor y a la cubanía, y cómo a pesar de atacar el choteo también lo defendió, a la vez que estableció diferencias entre humorismo y choteo, aunque no supo dilucidar si este último era innato o condicionado por el medio.

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