Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuba, Colombia y la construcción de un relato común

JR conversa con Patricia Ariza, ministra de Cultura del país sudamericano invitado de honor de la 31ra. Feria Internacional del Libro

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Ha llovido mucho desde la primera vez que Patricia Ariza visitó la Mayor de las Antillas, en la década de los sesenta. La dramaturga, poetisa, artista de la plástica y actualmente ministra de Cultura de Colombia mantiene con Cuba una relación histórica, entrañable, curtida por el amor a las artes con una marcada vocación social y política, así como por su cercanía a gran parte de la intelectualidad cubana, entre la cual tiene muchos amigos.

Por estos días, mientras la 31ra. Feria Internacional del Libro de La Habana desarrolla un extenso programa artístico-literario con Colombia como país invitado de honor, ha sido posible encontrar a Ariza transitando de un lado a otro junto al público asistente a la cita en el Morro-Cabaña, o entre conferencias, presentaciones literarias e intercambios con autores de distintas nacionalidades.

Casi al final de su estancia en el archipiélago cubano, JR acude a su encuentro en el pabellón del país invitado de honor. Conversamos en medio del entrar y salir de lectores y rodeados de una muestra diversa de la literatura de la tierra de Gabriel García Márquez, de la que podremos disfrutar hasta el 19 de febrero.

«Estar en Cuba siempre ha sido muy reconfortante para mí, y me siento muy orgullosa de que Colombia sea invitada de honor a esta celebración», asegura Ariza, quien no disimula su satisfacción con el desarrollo de la actual fiesta literaria, en la cual su país ha desplegado un abarcador programa de actividades con escritores y artistas de otras manifestaciones para mostrar gran parte de la diversidad cultural colombiana.

La reconocida dramaturga, Doctora Honoris Causa por la Universidad de las Artes de Cuba y fundadora junto a su esposo Santiago García (1928-2020) de Teatro La Candelaria y otros proyectos teatrales, participó en este viaje en varios coloquios que abordaron aspectos esenciales de la cosmovisión cultural de esa nación latinoamericana y sus vínculos con la Mayor de las Antillas.

Desde el arte como herramienta de construcción de paz y restauración del tejido social, la igualdad vista desde la cultura y la educación, así como los vínculos de Gabriel García Márquez con Cuba, estos coloquios, acontecidos durante las primeras jornadas de esta edición 31 de la FIL Cuba, han mostrado los propósitos del Gobierno que encabezan Gustavo Petro y Francia Márquez,  y cómo el trabajo desde la cultura es esencial para sus empeños de cambio hacia la paz total y la superación de los conflictos en Colombia.

«Hemos traído libros que cuentan cómo somos como nación, y una gran parte será donada a instituciones cubanas, como la Biblioteca Nacional José Martí. Estamos participando también en los foros y debates que se producen durante la feria sobre temas que nos obsesionan, entre ellas las referidas a conseguir la paz total de Colombia y del mundo, y la lucha para erradicar la crisis climática, causas en las que nos podemos unir todos y todas», explica.

La obra de autores como Flor Romero de Nohra, Maruja Vieira, Laura Restrepo, Silvia Galvis, Helena Araújo, Santiago Infante, Efraín Villanueva, César Mckenzie, Gloria Cecilia Díaz, las obras completas de Teatro La Candelaria, literatura infantil, ensayos, textos de las culturas indígenas y, por supuesto, parte de la literatura del Gabo, acuden a este encuentro cubano con el convencimiento de que, como asegura Ariza, «el arte crea una verdad que nos ayuda a entender la vida. Construye otra verdad, y nos ayuda a interpretar el mundo: nos amplía la sensibilidad para comprender».

—¿Cómo Colombia cuenta su verdad hoy a través del arte?

—Esa es una de las grandes tareas que estamos emprendiendo. Han sido muchos años de guerra y violencia. Contar eso es largo. Hubo una Comisión de la Verdad para esclarecer lo sucedido durante el conflicto armado, pero Colombia no es solo eso. Mi país también es la resistencia, el arte, los saberes. Yo estoy empeñada en ayudar a ampliar ese relato de nación.

«Queremos que relaten los que históricamente han sido relatados, pero no han podido ser relatores de sus propias realidades. Es vital que los jóvenes hagan sus propias historias; las mujeres y todos esos colectivos afectados por la violencia.

«El año antepasado hubo una movilización gigantesca de jóvenes y eso nos dejó muchas enseñanzas. Primero, ellos entraron al relato de nación del que estaban excluidos, y después, dinamizaron las formas de protesta con propuestas muy originales, interesantes, culturales: se llenó el país de grafitis, monumentos, canciones. Estamos aprendiendo de ellos también para recorrer juntos el camino».

—En ese empeño cultural, el libro es fundamental…

—Escribir un libro es una virtud humana muy elevada. Cuando la gente, más allá de pensar, se atreve a hacerlo para los demás y registrarlo en un libro, eso es un suceso grandioso y bello. También existen muchas formas de leer, por eso es muy importante leer a escritores y escritoras de todas las expresiones y procedencias, para comprender el conjunto. En este momento, más que nunca, estamos obligados a leer la realidad del mundo, de la época que vivimos.

—¿Cómo es su relación con el libro?

—Yo leo mucha poesía. En particular tengo mis autoras preferidas, que leo con especial cariño como Clarice Lispector, Sylvia Plath, Laura Restrepo.

«En el caso de Cuba, desde el punto de vista literario también es esencial en mi vida. Este país tiene grandes escritores y publicaciones. Mirando las propuestas de la feria, hay publicaciones que no se conseguirían en Colombia jamás, por su singularidad, pero también por su universalidad. Debo confesar que he comprado muchos libros en este viaje, sobre todo libros de décimas, que me ayudan para algunos trabajos escriturales que disfruto mucho realizar.

«Cuba es un país muy lector, y eso es admirable. Aquí la gente lee y está muy informada sobre política internacional y otros temas. Si pudiera, les recomendaría que escriban más, tal vez. Escribir es muy importante, un acto liberador, y en América Latina tenemos hoy la obligación de hacer un relato para el mundo, para iluminar zonas como Europa y Estados Unidos, que están encerrados en su propio relato».

—Cuba y Colombia están construyendo un relato común a partir de esta feria...

—Ciertamente. Firmamos un memorando de entendimiento y acaba de concluir una visita oficial de Francia Márquez, nuestra vicepresidenta, un paso positivo en ese camino. Queremos hacer un convenio con Cuba, porque mantener vivas las relaciones entre ambos países es primordial.

«Durante el Gobierno anterior en Colombia, Cuba fue muy proscrita, estigmatizada. Nosotros estamos tratando de remediar eso y queremos, desde el ministerio de Cultura, hacer un programa intenso para ganar el tiempo perdido».

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