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Gigante

Kenys Lindsay Reyes es actor, es payaso, es promotor cultural, es voluntario de la Cruz Roja, es activista por la no violencia contra las mujeres, es líder sindical, es un as del universo digital. Es Licenciado en Estudios Socioculturales por la Universidad de Oriente en 2012. Es

 

Autor:

Reinaldo Cedeño Pineda

Todas las mañanas atraviesa el combinado deportivo Antonio Maceo, sigue hasta las inmediaciones de la ciudad escolar 26 de Julio, toma la acera de la antigua Escuela Normal para Maestros de Oriente y desemboca en Enramadas…  Vendrá luego el descenso hasta llegar al teatro Trocha.

Pasos cortos para atravesar una ciudad. Es el ritual del camino.

Cuando empuja la puerta, el día se alumbra. La compañía Variedades Santiago, donde trabaja hace 26 años, lo recibe. Y comienza a prender sus colores, a dibujar el próximo espectáculo, a imaginar, en «el laboratorio de los sueños», como él dice.

Kenys Lindsay Reyes es actor, es payaso, es promotor cultural, es voluntario de la Cruz Roja, es activista por la no violencia contra las mujeres, es líder sindical, es un as del universo digital. Es Licenciado en Estudios Socioculturales por la Universidad de Oriente en 2012. Es.

Aprendió de la academia y aprendió por su cuenta. Todo se lo toma muy en serio, incluso cuando se pinta una bocaza enorme, cuando esboza una sonrisa.

Pregúntesele si no a Ana María y Heriberto, sus padres; al mago Manuel Romero Gascó, premio nacional de Circo 2022; a María Luisa Soria Montero, Chuchi, la dama incansable del mar, la creadora del proyecto sociocultural Sueños y Fantasías, por la niñez y el cuidado medioambiental. 

Búsquesele en el complejo cultural Rogelio Meneses, en la casa Dranguet, en las giras por festivales y comunidades, por los sitios grandes y por los pequeños. Y, sin dudarlo, en la casa de la cultura Aurora Ochoa Romaguera de Cayo Granma, gramo de tierra, ínsula encantada en medio de la bahía. Menciónesele a la poeta Gertrudis Labaceno Sánchez, que le ha hecho una presentación musical para la historia.

Él es, definitivamente, «Chocolatín».

Kenys tiene el don de la comunicación. Los niños secundan sus ideas, juegan sus juegos. Tiene una habilidad especial para hacerse dueño de la escena, de un parque, de una peña. Y si salta, todos saltan con él.

Un día me lo llevé al café teatro Macubá, a Piel Adentro, un espacio contra todas las discriminaciones que compartía con mi colega Katiuska Ramos, con la cobija de la maestra Fátima Patterson y su equipo. Confesó que se ha hecho muchas preguntas en su vida, pero no le inquietaron las respuestas. Nunca tuvo a menos pedir ayuda, mas buscó ingeniárselas. Y contó de los callados recelos, de las historias de aquellos que confunden la falta de talla, con la falta de talento.

Nos hizo pensar, nos hizo llorar. Y, claro, nos hizo reír, cuando afirmó, para los curiosos, que a él... no le falta nada.

Kenys es un resorte, una saeta, un pedernal. Tal vez algunos no hayan advertido la chispa, no hayan divisado el arco; pero él siempre arde, él siempre apunta al blanco.

Un día, invitado a la revista cultural Imagen de la emisora CMKC, el reconocido locutor Gerardo Houdayer tuvo un bautizo feliz para su entrevistado. Lo presentó como «El gigante de las tablas», y así quedó, de una vez y para siempre. Es su carta de presentación. No hay paradoja, ninguna palabra le hace más justicia. Sus 133 centímetros son apenas el comienzo para crecer.

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