Asociación Cultural para un Príncipe Enano, dirigida por Olga Lidia Priel. Autor: Tomada de Twitter Publicado: 11/06/2025 | 09:06 am
«La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor». Así escribió José Martí, quien nos legó la más humana de las obras, una que convoca al encuentro constante con el cariño. A 130 años de su caída en combate, personas de todas partes del mundo asisten a su reencuentro, gracias a labores de tan desinteresada calide que constituyen una oda a su figura.
Es el caso de Olga Lidia Priel Herrera, presidenta de la Asociación Intercultural sin fines de lucro Para un príncipe enano, cubana residente en Italia hace 30 años, quien en exclusiva para Juventud Rebelde comparte detalles de su historia. «Desde pequeña mi familia me enseñó la obra martiana. Uno de mis mejores recuerdos es un cumpleaños en que mi padre me regaló las Obras Completas de José Martí y yo atesoré ese regalo como algo muy especial».
Este momento marcó todo un proceso de formación como mujer cubana, que la llena de orgullo. «Milité en la Unión de Jóvenes Comunistas, en el Partido, me gradué como licenciada en Educación en 1983 y trabajé en Círculos Infantiles durante 15 años».
Por aquella época se especializó en música y danza con el objetivo de aprender a transmitir de manera divertida la enseñanza en el Círculo Infantil Toki de la capital, y más adelante a nivel municipal, con resultados muy favorables para el desarrollo del talento artístico; hasta el año 1995 cuando migró hacia Italia.
«En un abrir y cerrar de ojos me encontré en un país diferente. Desde la arquitectura, cultura, lenguaje, la comunicación, el modo de las personas comportarse, hablar entre sí. Los estilos de vida son diferentes y la enseñanza también lo era».
Además encontró marcadas diferencias en cuanto a los planes educativos. En Cuba había mayor profundización en torno a la importancia de fomentar la formación de valores de los educandos y sus relaciones interpersonales, explicó.
«Uno de los aspectos más extraños para mí fue que el ideario martiano se desconocía, a pesar de ser universal. Ellos tienen a Antonio Gramsci, político y filósofo, fundador del Partido Comunista Italiano en 1921, y su poeta nacional, con un alineamiento ideológico similar al de Martí, pero nacido mucho después. También hay una pedagoga italiana, María Montessori, conocida internacionalmente por su método educativo, con el mismo alineamiento».
Así, buscando nexos entre culturas, fue capaz de hallar una relación profunda de respeto hacia Cuba. Este fue el punto de partida para que Olga Lidia decidiera comenzar a comunicar y difundir la cultura cubana en su nuevo hogar.
Con el afán de integrarse en la sociedad de la que empezaba a formar parte, y teniendo en cuenta los conocimientos adquiridos, organizó una escuela de baile trabajando con niños.
«Con el tiempo encontré a muchas cubanas que, como yo, fueron a vivir en Italia y tuvieron hijos. Nuestros hijos tenían dos culturas en una sola persona, y surgió la necesidad de incentivar esta identidad cubana en ellos para que atesoraran sus raíces y cuando visitaran nuestra isla, la sintieran como suya. Con ese afán empecé a impartir conferencias y llamé a la iniciativa, Proyecto Cultural Reflejos de la Cultura Cubana».
«Con el tiempo el proyecto creció y fue necesario formalizar una asociación para compendiar distintas actividades a favor de la cultura y el pueblo cubanos. En el 2012 fue fundada la asociación con el nombre Para un Príncipe Enano».
El nombre vino a ella mientras revisaba la obra del maestro de maestros, José Martí. En homenaje a él, la asociación realizó una propuesta al Instituto Comprensivo GC Beltrami de Filottrano y en el Instituto Federico II de Jesi, para estudiar algunas de sus obras, como parte del proyecto «Cultivo una rosa blanca».
«Gracias a él muchos niños llegaron a conocer de Pilar y sus zapaticos de rosa, supieron que el valor de los regalos no está en su precio sino en el amor que inspiran, y por eso la descuidada Leonor era la más querida de las muñecas. Incluso, entendieron que tendrían más que el leopardo, si a lo largo de su vida atesoraban las amistades por encima de las pertenencias».
La iniciativa incluyó a escuelas y alcaldes de diferentes municipios, para que entre todos conocieran y compartieran con los niños. Estos últimos recitaron poesía, y fueron convocados a un concurso de dibujo para incentivar su creatividad.
Detalló que otro momento importante para la asociación fue la exposición Cinco Artistas por Cuba. En ella participaron artistas italianos y cada uno donó cinco obras para ilustrar diferentes interpretaciones de la cultura cubana. De manera simultánea a la exposición, se realizaron talleres de apreciación musical, danza y culinaria. «El programa inicial establecía un recorrido por dos municipios, pero acabamos yendo a 13. Y en ese recorrido realicé conferencias para explicar que en Estados Unidos teníamos cinco cubanos presos, condenados injustamente por terrorismo, y que esto no se contaba en los medios televisivos ni periódicos italianos».
Aroma a cubanía
En la actualidad, «Para un Príncipe Enano» colabora con la Embajada y el Consulado de Cuba en Italia en lo relativo a trámites migratorios, pasaportes, permisos, traducciones, legalizaciones; y este servicio lo ofrece a ciudadanos cubanos para facilitar sus gestiones. Además, extiende su colaboración a 23 Asociaciones Culturales de Solidaridad con Cuba y otras Asociaciones Por la Paz.
A lo largo de los años, la organización ha creado instrumentos para fomentar el turismo responsable hacia Cuba. Un ejemplo de esto fue la escritura por Olga Lidia del manual para italianos Destino a Cuba, con todo lo que debe saber una persona que quiera visitar la Mayor de las Antillas.
Más reciente, en los meses de octubre, noviembre y diciembre pasados, varios miembros de la asociación visitaron la isla con el propósito de investigar para sus tesis de grado; o con propósitos comerciales, para participar en la Feria Internacional de la Habana. Asimismo, en su sede se organizan conciertos, peñas culturales con música, degustaciones de platos típicos y se imparten talleres sobre técnicas cubanísimas como el cultivo de tabaco.
«No es el amor ridículo a la tierra…»
Olga Lidia es madre de dos hijos, cada uno con su propia historia de logros. Lilianne, su hija cubana, es apasionada del decatlón en Italia. Este deporte abarca diez disciplinas y la ha llevado a obtener importantes reconocimientos.
«Siempre elige vestir los colores y la bandera cubana. Esta declaración profunda de amor a sus raíces llena mi corazón de orgullo», declaró su madre con los ojos anegados en lágrimas.
«Y Lorenzo, mi hijo italiano, en su primer viaje a Cuba vivió un momento revelador. Observó la libertad y alegría con la que los niños acostumbran a jugar aquí». Recordó sonriente cuando un infante le expresó su confusión al ver la diferencia entre la felicidad de los niños cubanos y la realidad más contenida que conocía en Italia.
Aquel viaje no solo le dejó una impresión emocional, sino que también lo llevó a colaborar activamente en la asociación, codo a codo con su progenitora; cuya influencia se extiende más allá de sus hijos, también se refleja en sus nietos.
La visión de Olga Lidia, martiana hasta la raíz, es que su asociación sirva como puente para la integración cultural y la solidaridad entre comunidades diversas. Su vida es testimonio del poder del amor y la cultura para unir a las personas y fomentar un sentido de pertenencia. En cada paso que dan Lilianne, Lorenzo, sus nietos y sus otros hijos, los miembros de la asociación; Olga Lidia ve la realización de su sueño, uno que se resume en la palabra «amor».