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¿El secreto de la eterna juventud? (+Audio)

El Tai Chi Chuan trae grandes beneficios para la salud de sus practicantes

Autor:

Osniel Velazco Hernández

Con el paso de los años, el cuerpo ya no responde igual. La llegada a la tercera edad trae consigo un sinnúmero de «achaques» propios de quienes ya han dejado unas cuantas décadas atrás. Dolores en los huesos, dificultad para caminar o problemas en la circulación, son algunos de los más frecuentes.

Sin embargo, esos padecimientos solo están en el recuerdo de los longevos alumnos de la Escuela Cubana de Wushu, quienes bajo la tutela del maestro Roberto Vargas Lee y otros profesores, han encontrado en el Tai Chi la forma de hacer más saludables y alegres sus días.

En la escuela ellos encuentran un ambiente tranquilo donde la música tradicional china adorna la mañana con su melodía. Las cañas de bambú y los faroles rojos los trasladan hasta la lejana cuna de la civilización, como si un pedazo del Gigante Asiático descansara en las calles capitalinas Manrique, entre Zanja y Dragones.

Allí, cada mañana se les ve practicar este milenario arte marcial. Mientras realizan los ejercicios al ritmo de la música, asombra la agilidad en los movimientos de muchos de los practicantes.

«Este deporte —al igual que todos— tiene gran beneficio para la salud física y mental», comenta Víctor Sanamé, quien cuenta con 17 años de labor en la institución y trabaja directamente con los adultos mayores. «Hay muchos practicantes del Tai Chi en Cuba —entre ocho y nueve mil personas— y la mayoría son de la tercera edad, pues los ejercicios resultan muy buenos para la respiración, el sistema nervioso y el equilibrio interior. Además, fortalecen huesos y músculos», añade.

«Aquí vienen diariamente entre 200 y 300 personas de todas las edades. Además, debemos agregar que en La Habana existen otros 50 grupos asociados a nuestra sede», explica. También cuentan con filiales en las restantes 14 provincias, por lo que estos beneficios no son un privilegio solo de los vecinos del Barrio Chino habanero.

Una de las asiduas practicantes es Berta Castro, quien lleva seis años viniendo a las clases y admite sentirse de maravillas. «Yo comencé con los ejercicios por un dolor en la cervical y desde el primer día noté las mejoras. En la escuela uno está como en casa, y nos hacen sentir muy bien», comenta.

Antes de conocer los beneficios del Tai Chi no podía caminar, debido a un accidente, pero ahora Clara Díaz Oviedo anda sin ningún problema y se le ve con mucha alegría ayudando en la escuela y realiza los movimientos con destreza. Tiene 86 años y lleva tres lustros acudiendo a las clases.

«Esta es mi casa, aquí hacemos actividades en conjunto y nos divertimos mucho en el grupo, todos somos una familia muy feliz. Los profesores nos tratan muy bien, los quiero como a mis hijos», me dice llena de agradecimiento.

Por su parte, Juana María Azcuy vino por primera vez hace más de diez años, porque «tenía varios dolencias y leí en el periódico acerca de una señora que había mejorado muchísimo con estos ejercicios en la escuela. Desde entonces estoy muy bien, ya no tengo dolores. A pesar de mis 90 años, me siento muy joven todavía».

Desafiando el frío matutino vino muy temprano para no perder su clase. Ella, al igual que todos los miembros del grupo, está inmensamente agradecida a los profesores, en especial al maestro Roberto Vargas Lee.

«Cuando veo a alguien que tiene problemas de salud, lo invito a que venga aquí a practicar el Tai Chi y le pongo mi propio ejemplo como garantía», confiesa con alegría.

Pero los abuelos no son los únicos que pueden encontrar mejorías en el Tai Chi. Este milenario arte marcial puede fortalecer el cuerpo y la mente a todos sus practicantes, especialmente a los niños.

Los niños disfrutan y se fortalecen con la práctica del Wushu.

«Los infantes muestran más síntomas de equilibrio mental y mejoría de la conducta, además son indiscutibles los beneficios para su sistema respiratorio, sobre todo en los casos de asma», explica el profesor Sanamé.

Ellos pueden comenzar en la escuela desde los seis o siete años porque —como argumenta el especialista— ese es el momento óptimo para iniciar su aprendizaje, pues ya han alcanzado la fuerza y la flexibilidad necesaria para esta práctica.

Sin dudas, el Tai Chi es fuente de vitalidad. Para los amantes de este milenario arte —sin importar la edad—, los beneficios en su salud son innegables. Solo resta ponerle empeño para disfrutar de una vida sana.

En audio entrevista con Víctor Sanamé.

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