Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Taxis

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Lima.— Si hubiera que decir que en Lima hay mucho de algo, esos son los automóviles. Solo a la altura de 2016, el parque automotor de esta enorme urbe sudamericana era de aproximadamente 1,5 millones, lo cual en una ciudad de poco más de 8,5 millones de habitantes, da para una razón de 175,48 por cada mil de ellos.

Acostumbrados a apreciar los museos rodantes que tenemos en Cuba, país donde un auto «moderno» es cualquiera que haya sido fabricado en los últimos 25 años, llegar acá resulta un poco chocante. Es cierto que se ven algunos «artefactos» que parecen la versión del monstruo de Frankenstein con motor de combustión interna, pero la mayoría son lo que se dice «actuales».

De todo ese ejército movido por gasolina (o diésel), resaltan unos por encima de la mayoría. Aunque no destacan por su estética, de alguna forma estos vehículos se las arreglan para integrarse perfectamente con la fauna limeña, y darle a la sede de los Juegos Panamericanos un atractivo más. Por si no lo sabían, se llaman taxis.

Para desplazarse de un lugar a otro aquí, los taxis son un elemento fundamental. Tampoco es que el transporte sea un problema ni nada, pero en medio de esta interminable danza de carrocerías andantes, la menos voluminosa termina por salvar distancias con un poco menos de lentitud que su competencia.

Los hay de todas formas, tamaños, colores y empresas. Hay Uber, Satelital y Vip, y también los hay «satos», de esos a los que no hay que preguntarles para donde van, pues resulta que la lógica cubana se invierte, y son ellos quienes te lo preguntan a ti.

Pero como pasa siempre, la gente es lo que le da sentido a tanto espectáculo taxístico. Pasa que el corazón de estos autos no es el cuerpo metálico que yace bajo el capó, sino las personas que, timón en mano, te acompañan en el viaje.

Los taxistas de la capital peruana suelen ser más que un simple chofer. Tienen una suerte de superpoder que consiste en darte conversación o seguirte cualquiera que desees iniciar. ¿Quieres hablar de fútbol, Paolo Guerrero y la selección? Pues se habla. ¿Eres de Cuba? Pues venga charla de 45 minutos.

Si tuviera que describirlos, diría que son como inteligencias artificiales conectadas a un servidor común, pues no encuentro otra manera de explicar su capacidad para actuar como interlocutores. Al final de todo, puede ser que terminemos descubriendo que los taxistas son la voz de la ciudad.

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